La fuga de cerebros o talentos es una realidad con la que tienen que vivir los países hoy en día, puesto que cada vez son más las personas que emigran en busca de nuevas oportunidades, ya sea laborales, académicas o simplemente por darle nuevos aires al desarrollo como individuos.
Colombia no es ajena a esta realidad, puesto que solo en 2021, según el informe “Migración pospandemia: los desafíos de la cohesión social”, se fueron del país 3.024.273 ciudadanos, mientras que entraron 1.905.393 de personas extranjeras.
Según Juan Manuel Chávez, uno de los autores de este informe, la crisis económica de 2020 y 2021 generó múltiples restricciones en movilidad que agravó la situación financiera y social de cientos de familias, especialmente en países del tercer mundo. Esta situación motivó a los ciudadanos a considerar un cambio de residencia, en búsqueda de nuevas y mejores oportunidades. Tan solo en Colombia, el año pasado, el 6 % de la población decidió partir, mientras que, se registraron casi 4 % de nuevos residentes.
“Una de las razones que consideran los colombianos para emigrar es la falta de empleo y la inseguridad, pues durante el primer mes de 2022, el Dane registró un aumento del 3,6 % en la tasa de desempleo nacional y, por otro lado, el reloj de la criminalidad de la Corporación de Excelencia en la Justicia (CEJ), manifestó un aumento de la inseguridad en las ciudades del país. Durante 2021, se registraron aproximadamente 687 hurtos diarios a nivel nacional”, explicó Chávez.
El estudio también señala que estas y otras razones son alicientes para que los colombianos decidan emigrar, sin embargo, no es un fenómeno exclusivamente nacional, pues según el informe “Migración pospandemia: los desafíos de la cohesión social”, de OBS Business School, el 20 % de la población mundial vive con miedo a morir en conflictos violentos, por lo cual, deciden considerar la migración como un método de supervivencia.
Sin embargo, aunque migrar a países más seguros parece la solución, hoy en día este fenómeno de pospandemia podría representar un problema en el futuro para la humanidad, incluso, según el Reporte de riesgos mundiales de 2022, realizado por el World Economic Forum, la erosión de la cohesión social es el cuarto riesgo principal para la sociedad. Por tanto, es probable que en algunos años se presente una crisis de desarraigo y desinterés de las comunidades.
“La erosión de la cohesión social afecta los consensos a los que habían llegado las personas y el sentido de pertenencia que fueron alcanzando en un barrio, en un distrito, en una ciudad, en un país; si lo humano es un tejido, este se va haciendo hilachas poco a poco. En consecuencia, aumentan las discrepancias y crece la crispación; asimismo, habrá quienes sufran la marginación o el desarraigo”, agregó Juan Manuel Chávez.
Aunque la migración de ciudadanos alrededor del mundo podría representar un problema para el futuro, desde otro punto de vista puede ser algo muy positivo, ya que los migrantes representan el 3 % de la población mundial, pero contribuyen al 9 % de su PIB y crean algunos de los flujos de capital de mayor volumen y liquidez del mundo. Envían alrededor de 600.000 millones de dólares en remesas cada año.
“En conclusión, teniendo en cuenta los dos puntos de vista, es un hecho que estamos pasando por una época en la que las cifras de migración son históricas”, advirtió el colaborador de OBS Business School, que agregó que “ni los efectos del cambio climático, ni la meteorología extrema, ni la pérdida de la biodiversidad, se han recrudecido tanto en los últimos dos años como el resquebrajamiento de la integración entre las personas”.
Teniendo en cuenta esto, y debido al número de ciudadanos que han migrado a diferentes territorios en los últimos años, finalmente, Chávez considera que “es importante tener este tema en la agenda y monitorearlo tanto como sea posible. Deliberar sobre la migración en el fondo del debate público, mediático y de las políticas sociales ha de evitar la reducción de las personas a cantidades que se miden y comparan”.