Por muchos argumentos que se expongan, no deja de preocupar a los ciudadanos el hecho de abrir la llave de un servicio vital como el agua, y encontrarse con un líquido de un color turbio, que de inmediato remite a dudar de su potabilidad.
En Bogotá, el agua que llega a los hogares está saliendo amarilla (y desde hace rato). Y pese a que la Empresa de Acueducto y Alcantarillado (EAAB) salió a dar la cara, ante los reclamos de los capitalinos, y dijo que la situación obedecía a trabajos que se han estado realizando en sus dos plantas, a la Superintendencia de Servicios Públicos le quedó sonando.
Las labores que adelanta la empresa se localizan en las plantas Tibitoc y Wiesner, en donde los movimientos en el flujo de agua “pueden generar coloración debido al cambio de velocidad del agua que transita por las tuberías”, argumentó la EAAB.
Pero la Superintendencia, luego de esperar un tiempo para ver si se corregía la situación, anunció este 2 de febrero que pondrá la lupa con mayor detenimiento.
Eso implica que inicia la tarea de evaluar las explicaciones entregadas por la Empresa de Acueducto, que ha enfatizado en que el cambio en la coloración del agua solo incide en su aspecto, pero no tiene nada que ver con su potabilidad, por lo tanto, es apta para consumo humano.
Entre tanto, para la SuperServicios, una de las cosas que más llama la atención es la persistencia en la coloración del agua que se suministra en algunos sectores de la capital y algunos municipios cercanos.
Según la SuperServicios, el pasado 23 de enero le habían solicitado a la empresa que informara la razón de la continuidad del color amarillo en el agua, teniendo en cuenta que el hecho fue reportado por primera vez, por la comunidad, desde febrero de 2023, es decir, ya casi va a completar un año.
La entidad de vigilancia se pregunta si hay alguna relación entre el fenómeno de El Niño y la situación que se presenta en los sistemas de abastecimiento de agua en la capital del país.
James Copete, director técnico de Gestión de Acueducto y Alcantarillado, afirmó que además de los requerimientos de información, se han adelantado mesas de trabajo con la empresa y con la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), “para evaluar las acciones realizadas ante los problemas registrados en el subsistema agregado Norte – Tibitoc y sus fuentes de abastecimiento, así como los procedimientos que se realizan en la planta para el control del manganeso y de la carga microbiana”, señaló.
Otro requerimiento
La SuperServicios confirmó que, en medio de la misión de develar lo que en realidad está sucediendo, también solicitó a la Secretaria Distrital de Salud informar los resultados de las muestras de vigilancia de calidad de agua tomadas en la red de distribución de Bogotá, y reportar si se han identificado microorganismos patógenos y metales pesados en este sistema.
Podrían venir acciones de control
El ente de vigilancia de los servicios públicos agregó que, con el análisis de la respuesta entregada por la EAAB, el pasado 29 de enero, y la evaluación de los resultados de las contramuestras de calidad del agua presentadas por la empresa, la Superservicios determinará las acciones de control que correspondan.