En las 16.000 veredas colombianas donde se cultiva café no se detuvo el barullo que se forma alrededor de la siembra y la cosecha del primer producto agrícola de exportación en Colombia.
Los cafetales siguieron llenos de la algarabía que caracteriza a la actividad rural y, más aún en esta oportunidad, en la que con el café sucedió lo contrario que con el cultivo de la papa: buen precio, más consumo del producto por el confinamiento y otras razones, y lo mejor, casi nulos los contagios con Covid-19 en los cafetales.
Esas son algunas de las temáticas que serán inevitables en el 88º Congreso Nacional de Cafeteros que se inicia este martes 1 de diciembre, de manera virtual, y que se extenderá hasta el 4 de diciembre, con participación de autoridades nacionales, incluido el presidente Iván Duque, y panelistas internacionales expertos en el tema.
El gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, Roberto Vélez Vallejo, habló con SEMANA, y de su conversación se desprende que las proyecciones para el 2021 son aún más alentadoras.
SEMANA. Bueno, parece que el café sería un buen candidato a personaje del año. ¿Qué pasó con este cultivo? ¿Por qué no lo ha tocado la crisis?
ROBERTO VÉLEZ. Ojalá se le pudiera hacer reconocimiento al café. Lo que ha pasado en el mundo del café es impresionante. En Colombia se tienen 603 municipios productores. Y mientras que en el mundo hubo dos pandemias, la de la enfermedad y la de la ruptura de la economía mundial, a la caficultura no la tocó la primera, y la segunda, muy poco.
SEMANA. Por qué dice que la pandemia de Covid no tocó a la caficultura. ¿Cuáles son las cifras?
R.V. Tenemos el país cafetero dividido en 16.000 veredas. Solo en el 3 por ciento se ha presentado uno que otro caso de coronavirus. Es ese país rural que vio crecer su ingreso en un 20 %, en un año complejo para todo el mundo. En medio de las dificultades generales, el bienestar económico que se respira en los pueblos cafeteros se nota, pues sabemos lo que pasa en Colombia cuando se bajan los precios del café, un producto que significa el sustento 555.692 familias cafeteras que cultivan 931.746 hectáreas en café.
SEMANA. Por qué tuvieron un mejor ingreso con una cosecha similar a la de otros años.
R.V. El valor de la cosecha cafetera fue de 8,5 billones de pesos y la anterior había sido de 7,2 billones. Eso es un incremento monstruoso. Es como si a todos nos subieran el sueldo en un 20 %, lo que de inmediato dinamiza la economía. En este caso, hay un efecto económico agregado para las zonas cafeteras.
Cuando nos llamaron a todos a quedarnos en la casa, y no había buses intermunicipales, no se podía salir, los cafeteros tenían su cosecha para recoger. ¿Qué hicimos? Montamos las famosas bolsas de empleo locales, con los alcaldes. La gente iba, se inscribía. Así, dimos ingreso no solo al cafetero. También a las comunidades que se quedaron sin trabajo, a la señora que vendía empanadas, al que vendía minutos de celulares, al que tenía un negocito de mototaxismo. Muchos de ellos fueron a recoger café.
Eso no lo hemos medido aún, pero lo sucedido alrededor del café ha sido un espectáculo.
SEMANA. Es como una minibonanza.
R.V. No podemos hablar de bonanza cafetera, es solo es un mejor ingreso.
SEMANA. Pero, por qué hemos escuchado desde el comienzo del año que la producción de café estaba cayendo. Es decir, teníamos buenos precios pero no tanto producto para vender.
R.V. La producción está bien. El año pasado cerró en 14,8 millones de sacos, lo que es un ‘monstruo’ de producción. Entonces, cuando la comparamos con la del año pasado, la del 2020 se ve más pequeña. Pero el buen momento es innegable. El año pasado había buenos precios y salió una cantidad de café que había represado, que las cooperativas tenían guardado.
En el 2020 vamos a producir entre 13,5 y 14 millones de sacos. De todas maneras, hay que darle una mirada a las estadísticas de producción de hace una década, cuando eran 11,5 o 12 millones de sacos.
Subimos a un escalón más alto, que es el de 14 millones de sacos. Este volumen ha contado con un mejor precio, que ha estado, en promedio, en un 30 % por encima del de años anteriores.
SEMANA. Para completar, el dólar también ha estado caro y ha jugado a favor del caficultor. ¿Por qué, si la mayor parte del café se vende afuera?
R.V. Con la devaluación del peso, la importación de café para consumo nacional se hizo más costosa. De esa manera, ya el café internamente estaba a precio competitivo, entonces los industriales compraron más café colombiano para sus mezclas y para su mercado local.
SEMANA. Entonces el consumo aumentó. Estamos tomando más café en esta coyuntura de teletrabajo y restricción de salidas a la calle.
R.V. Con la encerrona se pierde un 30 por ciento del consumo total que es el que se hace por fuera de la casa: en cafeterías, hoteles restaurantes, oficinas. Dos terceras partes del consumo de café se hace en casa. Aun no está medido cuánto se está consumiendo, pero si hay un incremento de ventas del café en las grandes superficies, que son las que van directo al consumo de la casa. Si antes tomaba dos, ahora tomamos tres tazas de café.
Otro fenómeno que está sucediendo es que los colombianos ahora compran un mejor café.
Esto mismo puede estar sucediendo en el mundo, pero aún es un gran interrogante, cuya respuesta vamos a tener el otro año: ¿que pasó y que pasará con el consumo del café?
SEMANA. Con ese buen momento de la caficultura quiere decir que la plata que les dio el Gobierno para subsidiar el precio está intacta.
R.V. Esta plata, que fueron 210.000 millones de pesos, están como capital semilla para el Fondo de Estabilización de Precios del Café. Es más, este año, los caficultores pusieron otros 30.000 millones de pesos. El fondo sigue creciendo para apoyar en las caídas de precio cuando el mercado se devuelva o los precios se bajan.
SEMANA. Ya se superó la fricción que había con la industria, cuando los productores la señalaban por quedarse con la mayor parte de la plata que genera la cadena de valor del café.
R.V. No. Es una ‘pelea’ eterna que vamos a mantener. Es un pedido nuestro para que haya una mejor distribución de valor de la cadena. Sigue vigente. Por ahora, le apuntamos a que haya corresponsabilidad, que nos apoyemos los unos con los otros. Antes decíamos ‘que nos paguen un precio justo’. Ahora necesitamos entre todos ver como somos capaces de reconstruir el consumo del café para que mundialmente siga subiendo.
SEMANA. Cuál es la expectativa para el próximo año, frente a Brasil que siempre ha sido el que mueve el tema del café y, de esa manera, afecta o beneficia a Colombia.
R.V. Brasil tuvo este año la cosecha más grande de su historia. 70 millones de sacos. Eso no lo habíamos visto nunca. Con esa producción, el precio internacional en la Bolsa de Nueva York sigue postrado, en un dólar, o 1,10 dólares, pues Brasil venía exportando unos volúmenes de café grandes. Sin embargo, las producciones en otros países (Centroamérica) no han sido tan grandes y el consumo sigue creciendo.
Ahora, estamos en una situación interesante, en Brasil no llovió este año, o llovió mucho menos de los normal. Lo que podemos pensar es que el 2021 puede ser un año de precios iguales o mejores que en este año.
SEMANA. Y Colombia se preparó para eso. Tenemos meta de producción ya.
R.V. No. Nosotros tenemos un parque cafetero que produce 14 o 14,5 millones de sacos. El número final depende del cuidado que le pongan los cafeteros a su producción, de la fertilización, de la renovación. También influye el clima, algo que nadie puede predecir. Para nosotros, el clima no ha sido favorable, ha habido mucha lluvia en los dos últimos dos meses que es una época de floración del café. Pero en todas partes no ha sido igual.
Por eso, en la Federación no hablamos con base en la floración, sino en el conteo de frutas. Las contamos en enero, en febrero tenemos la meta del primer semestre. Después, en agosto, la del segundo. Pero 14 o 15 millones de sacos es el promedio. Tenemos toda la capacidad para producirlos en unas condiciones normales.
Los precios van a estar conducidos por el fenómeno Brasil, al que se le agrega el hecho de que Centroamérica ha estado apaleada por los dos últimos huracanes: Iota y ETA, de manera que en Honduras, Nicaragua y Guatemala, la caficultura tiene afectación, les va a subir la roya... Este año no va a ser fácil en materia de café para la industria.
SEMANA. El hecho de que este haya sido un mejor año ha atraído a nuevos productores a las filas del café.
R.V. No es tan fácil. Montar una hectárea de café vale mucha plata. Lo que veo es que ha invitado al productor de café a tener mejores cuidados con sus cultivos, han podido pagar sus deudas. Veníamos de años muy enredados para el productor, aún estamos sobreaguando y sacando la cabeza.
Espero que el 2021 sea igual o mejor que el 2020 porque dos años de buenos precios ya dejan a la caficultura colombiana mejor parada, más saneada, más tranquila.