En una esperada decisión, la junta directiva del Banco de la República subió la tasa de interés de intervención, con la cual guía las demás tasas de interés de la economía, busca controlar la inflación y ayudar en el crecimiento del PIB.
Esta tasa de intervención llevaba un año en 1,75 por ciento y cinco años en descenso. La duda de los mercados no era si iba a subir, sino qué tanto, pues el Emisor era uno de los pocos bancos centrales que no había elevado sus tasas, en medio de una creciente inflación y economías con claras señales de recuperación.
Si bien los siete miembros de la junta del Emisor coincidían en que ya había que subir, el desacuerdo estaba en cuánto. Cuatro dijeron que un cuarto de punto porcentual (25 puntos básicos), pero tres votaron por subir medio punto porcentual (50 puntos básicos).
Al imponerse la mayoría, la tasa de intervención subió a 2 por ciento, y se envía el mensaje de que el proceso será gradual, en una estrategia de lento pero seguro. Esto, pese a que la economía está creciendo más de lo previsto (el mismo Banco aumentó su estimación de 7,5 a 8,6 por ciento para este año), la inflación ya va por encima de 4 por ciento (frente a una meta de 3 por ciento) y el déficit de cuenta corriente terminaría este año en 5 por ciento, cuando antes se esperaba 4,5.
En JP Morgan consideran que el ritmo de crecimiento, la inflación y el déficit de cuenta corriente les darían la razón a los codirectores que votaron por subir 50 puntos básicos, pues se necesitaría enviar un mensaje de urgencia para evitar los riesgos de un desborde mayor de dichos indicadores.
“Esos tres miembros están viendo un crecimiento más sostenido, lo cual es una buena noticia para la economía, pero también una inflación que se podría demorar mucho más en normalizarse”, opina Sergio Olarte, economista principal de Colpatria.
Sin embargo, en la rueda de prensa después de la junta, el gerente del Banco, Leonardo Villar, reiteró que comenzaron un ciclo gradual de alzas que durará un periodo considerable. Por ahora, el 2 por ciento implica una tasa de política que sigue siendo expansiva, como enfatizó el ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, pero que intentará mitigar los riesgos en torno a las expectativas de inflación y los desequilibrios externos sin perturbar la recuperación económica.
Ahora lo que vendrá en octubre es analizar el impacto de estas medidas en la ciudadanía. En Fenalco, el gremio de los comerciantes, por ejemplo, ya advirtieron que, si la tasa de interés sigue subiendo, puede convertirse en un problema para la reactivación.
“Durante un tiempo considerable, pensábamos que la junta intentaría pausar el ciclo de ajuste durante el periodo electoral de marzo a junio de 2022; pero ahora no vemos espacio para tal pausa en ausencia de subidas más agresivas, así como por los riesgos inflacionarios. Ahora prevemos aumentos de 25 puntos básicos por reunión de votación hasta el próximo año, llevando la tasa de política a 2,5 por ciento para fines de 2021 y a 4,5 por ciento para fines de 2022”, vaticinan en JP Morgan.