Desde mediados de año, el dólar viene con una gran volatilidad. Se ha movido en rangos que alcanzan techos de 4.300 pesos, hasta pisos que la han situado en valores cercanos a los 4.000.
“Estamos hablando de una volatilidad que en algún momento ha superado el 10 por ciento, en muy pocos días. Es algo bien inusual”, dice Daniel Velandia, economista jefe de Credicorp Capital.
¿Qué explica esta montaña rusa del dólar? Como advierte la mayoría de analistas, la mayor responsabilidad, pero no la única, viene del exterior.
Por una parte, la decisión de la Reserva Federal (FED) de los Estados Unidos de reducir en 50 puntos básicos la tasa, cuando el mercado esperaba 25 puntos. Esta decisión se toma, después de 14 meses sin cambios, lo que, como señala César Pabón, director de Estudios Económicos de Corficolombiana, “ha generado incertidumbre en los mercados. Esto ha intensificado la volatilidad, especialmente ante la falta de claridad sobre la magnitud de futuros recortes”. Y agrega: “Se esperaría un debilitamiento del dólar, pero dependerá de cómo el mercado interprete los mensajes de la FED y los futuros datos económicos de Estados Unidos”.
Por otra parte, para Velandia, en el contexto internacional también pesa la situación de México tras el triunfo en el Congreso del Partido Morena, que ha golpeado las monedas de la región. “Los inversionistas meten a Latinoamérica en una misma bolsa para tomar ciertas posiciones y lo de México ha incrementado la aversión al riesgo, ante la incertidumbre regulatoria de ese país”, señala.
El otro frente es lo que se conoce como el carry trade, una forma de arbitraje financiero en la compraventa de divisas. Asegura Velandia que se ha reflejado con la subida de tasas de interés del Banco Central de Japón, que ha llevado al mercado a considerar que en el futuro puede seguirse presentando volatilidad en mercados emergentes. “En los últimos 20 años, muchos inversionistas se han financiado pidiendo prestado en Japón para luego ir a invertir en activos que ofrecen alto retorno, como es el caso incluso de Colombia. Pero al subir las tasas en Japón se presionan las monedas”, añade.
El otro frente es el interno. Para Camilo Pérez, jefe de Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá, un determinante es el flujo de dólares en Colombia, que hasta el segundo trimestre soportaba el buen comportamiento del dólar. “Para el tercer trimestre hemos evidenciado un deterioro de esos flujos, es decir, están entrando menos dólares al país en neto, y eso de alguna manera está explicando en parte la tendencia al alza de la tasa de cambio”.
El otro factor local que pesa en el comportamiento del dólar al alza es la incertidumbre sociopolítica y, especialmente, el tema fiscal. “Declaraciones desafortunadas de algunos miembros del Gobierno en materia, por ejemplo, de deuda, de manejo de la regla fiscal, de la reforma tributaria o de la ley de financiamiento generan nerviosismo y no ayudan a la tasa de cambio. Pero más allá de eso, la situación fiscal sí sigue estando en un punto crítico”, dice Pérez.
Por su parte, Pabón advierte que, en Colombia, los problemas estructurales, como los fiscales, se han acentuado, lo que también influye en el comportamiento del dólar. “Los asuntos fiscales son especialmente sensibles en esta coyuntura. Cambiar la regla fiscal, como propone el Gobierno con fines verdes, sería particularmente perjudicial, ya que altera las reglas del juego y debilita el muro de contención, poniendo en riesgo la estabilidad macroeconómica”, asegura.
A su vez, Velandia destaca que el hecho de que el Banco de la República posiblemente acelere en algún momento el recorte de tasas “también le pondrá piso al dólar, porque el diferencial de tasas se va reduciendo con Estados Unidos”.
Ya para final de año se espera otro hecho que pudiera golpear el precio del dólar: el pronunciamiento de las calificadoras sobre Colombia y la posibilidad de que bajen su nota del país. Sin embargo, aunque no se descarta una presión sobre la divisa, para los analistas, gran parte de ese efecto ya estaría descontado y se refleja en el riesgo país, compatible ya con otros que tienen menores calificaciones.
Para el cierre del año, en Credicorp Capital mantienen su proyección en 4.150 pesos, con un rango de negociación entre 3.900 y 4.300. En Corficolombiana estiman que tendrá una leve depreciación hacia un rango de 4.200 a 4.300 pesos, en línea con lo esperado a inicios de año. “Sin embargo, anticipamos una gran volatilidad por las decisiones de la FED, las elecciones en Estados Unidos, los conflictos geopolíticos y factores internos. El último trimestre será particularmente volátil”, asegura Pabón. Por ahora, el dólar sigue en su montaña rusa.