Hace casi 20 años fue la génesis del Grupo Trinity. Es más, tiene fecha exacta y casi que un número cabalístico: el 05-05-05. El 5 de mayo de 2005, Omar González, fundador y chairman del Grupo Trinity, compró Almacenar, la compañía que presidía y que en ese momento pertenecía al Grupo Bancolombia. Luego de tres años la vendió al Grupo Santo Domingo, y generó así un primer evento de liquidez para compras y desinversiones, en el sector productivo.
Hoy, Trinity es un grupo empresarial colombiano, con 12 compañías y bajo una estructura de verticales. La primera es Acerías Paz del Río, la compañía líder del sector siderúrgico en Colombia, con 76 años de historia. En la segunda vertical, tiene a Coquecol, empresa líder de exportación de carbón metalúrgico y coque, que hoy lleva sus commodities a más de 15 países en el mundo. Estas dos empresas están ubicadas en el corazón de Boyacá.
También en su portafolio se incluye el negocio de restaurantes, junto con un equipo de socios, a través del Grupo Smile, que tiene marcas como La Pinta, Ideal, Tercer piso y el recién abierto Verano. Tiene presencia en el Grupo Heroica, en el que participa en el Centro de Convenciones de Cartagena de Indias, el Centro de Convenciones del Pacífico en Cali y el Centro de Convenciones de San José en Costa Rica. Además, cuenta con otras inversiones en logística y empaque con compañías como Superpack y LogyPack.
Su más reciente movida convirtió al Grupo Trinity, según su CEO, Iván Trujillo, en el mayor inversionista colombiano en España. Se quedó con la estructura de control de Clarel, cadena de retail líder del segmento de belleza, cuidado personal y hogar en ese mercado. Tiene mil tiendas en toda España, 3.500 colaboradores, 94 por ciento de ellos mujeres, de 34 nacionalidades. Se trató de una operación cercana a los 50 millones de euros. En 2023, las tiendas Clarel registraron ventas por 263,3 millones de euros, cerca de 1,2 billones de pesos. Y Clarel puede convertirse en la punta de lanza de productos colombianos: ya anunció el inicio de la comercialización de la marca colombiana Masglo, especializada en el cuidado de las uñas.
Además, Grupo Trinity también se asoció con la cadena de hamburguesas Home Burger para abrir 50 puntos de venta en territorio español.
Como grupo empresarial, Trinity, al consolidar los ingresos de las compañías de su portafolio, suma cerca de 1.100 millones de dólares, es decir, más de 4 billones de pesos. “Eso naturalmente, lo pone en un estadio como un grupo relevante desde el punto de vista de números, pero nuestra mayor responsabilidad son los 14.500 colaboradores con los que hoy trabajamos, con los cuales estamos construyendo este grupo empresarial”, dice Trujillo.
Tiempos volátiles e inciertos
El CEO de Grupo Trinity describe los tiempos en el panorama global utilizando un acrónimo creado en el ejército de los Estados Unidos, VICA: volátiles, inciertos, complejos y ambiguos. “Hoy los estamos viviendo con las guerras, Rusia y Ucrania, Israel en Gaza, ahora con un nuevo actor que es Irán. Otra guerra, que no es menor, es la guerra comercial entre China y Estados Unidos; crisis migratoria, volatilidad en los mercados financieros. Y si por allá llueve, por Colombia no escapa”, señala, al advertir el estancamiento económico, muy bajo crecimiento y alto desempleo, donde el mayor problema es la profunda tasa de informalidad.
Asegura que los pronósticos de crecimiento del país para este año, de entre 1,5 y 1,8 por ciento, son muy precarios. “Con esos crecimientos no vamos a poder financiar las agendas sociales ni las transformaciones. Vemos cómo se deterioran los datos de confianza del consumidor, así que es un panorama muy retador que pone a la industria o a cualquier sector de la actividad productiva y económica frente a unos desafíos muy importantes”, dice Trujillo.
Y pone el ejemplo de los sectores en los que se mueven dos de las más importantes empresas del grupo: el siderúrgico y el minero. Explica que tienen un ejercicio sensible a las variaciones de precios internacionales. “Hemos visto en el caso del carbón metalúrgico y el coque, cómo el precio en lo corrido del año ha venido deteriorándose con mucha velocidad y fuerza”, agrega y, en el caso del acero, destaca el fenómeno de las importaciones masivas de acero chino que están llegando, dice, a precios predatorios al territorio colombiano.
Además, frente a los mensajes del Gobierno estigmatizando los sectores extractivistas, como el petróleo, el gas y el carbón, Trujillo considera que generan una “altísima incertidumbre” que, naturalmente, afecta el clima de inversión.
“Esas no son señales buenas, no son señales positivas. Creo que el Gobierno tiene que reconocer que, al final del día, el sector minero-energético es vital para la economía colombiana. Solo el aporte fiscal del sector minero en años pasados ha sido de 15 a 16 billones de pesos. En materia de generación de empleo, es una actividad que genera cerca de un millón de puestos de trabajo y son sectores que han avanzado en sus prácticas de sostenibilidad”, insiste Trujillo.
Para él hay cuatro retos que ha denominado las cuatro íes: inversión, pública y privada, que está de “capa caída”; inflación, que, si bien se ha venido corrigiendo, aún está lejos de la meta del Banco de la República; informalidad, cercana al 60 por ciento, en medio del crecimiento de las tasas de desempleo e inseguridad, con aumentos en las tasas de delitos, sumados a la pérdida del control territorial. “Y para evaluar el clima de inversión, no solo se necesitan mensajes, sino también seguridad física y jurídica”, agrega. Sin embargo, cree que hay “mangos bajitos” que podrían impulsar la reactivación de la economía: “El sector de vivienda e infraestructura puede ser ese gran dinamizador de empleo y poner la economía a reactivarse rápidamente. Por cada peso que se invierte en infraestructura se irrigan 3,5 pesos a la economía colombiana”, dice.
Destaca la fortaleza y estabilidad institucional en Colombia y cree que el país puede aprovechar la tendencia del nearshoring, como lo ha hecho México.