El precio del dólar volvió a espantar a los colombianos esta semana al marcar máximos históricos y acercarse a los 3.500 pesos. La guerra comercial y la mayor evidencia de una desaceleración global impulsaron la tendencia al alza de la divisa, lo que debilita el valor de las monedas como el peso. Hoy el dólar depende más de lo que pasa afuera que de lo que ocurre en el país. Esta semana por ejemplo algunos cabecillas de las Farc anunciaron que volverán a las armas, pero eso no impactó al dólar, lo que confirma que el peso se mueve más al ritmo del Twitter de Trump que de los temas locales. Incluso ante riesgos externos como el brexit, la recesión en Europa y la devaluación del yuan no se descarta que la tasa de cambio pueda superar los 3.500 pesos y llegar a 3.800 o 3.900 en unos meses. La incertidumbre y la volatilidad seguirán mandando la parada y los efectos de un dólar caro se sentirán sin duda. Le puede interesar: Dólar de vértigo El Banco de la República y el Gobierno han dicho que la devaluación no tendrá efectos inflacionarios o en el crecimiento. Pero los altos niveles de la tasa de cambio ya preocupan. En el último año el peso se devaluó 16,5 por ciento al pasar de 3.000 a los 3.464 por dólar al cierre del jueves. Esto se notará en la inflación, el consumo, y hasta en el débil crecimiento de la economía. Quizás habrá una temporada de fin de año más costosa, por eso resulta importante evaluar el impacto.
El presidente de Analdex, Javier Díaz, dice que un dólar muy alto no favorece a todos los exportadores. Jaime Alberto Cabal, de Fenalco, cree que su impacto por ahora no se siente en los precios. Hasta ahora el dólar caro no afecta los precios porque, como dice el presidente de Fenalco, Jaime Alberto Cabal, la mayoría de comerciantes maneja inventarios entre uno y tres meses. Pero si continúa el alza, impactaría las próximas importaciones. Eso significa un ajuste de márgenes, como sacrificio del negocio de los comerciantes y un incremento de los precios justo en temporada de fin de año. Carlos Mario Giraldo, presidente del Grupo Éxito, coincide en que el efecto sobre los precios ha sido marginal, en buena medida porque su compañía tiene un porcentaje bajo de importados. Asegura que una tasa de cambio competitiva favorece a la industria nacional, pero advierte que al igual que otros sectores ha sentido el impacto en el ritmo del crecimiento económico y en la inflación de algunos productos. En la canasta familiar los importados participan solo con cerca del 15 por ciento, pero en alimentos tienen un peso alto: una tercera parte de lo consumido hoy en el país viene del extranjero. Además, un dólar alto encarece los insumos agrícolas. Lea también: Así cerró la semana el dólar Para Santiago Piedrahita, presidente del Grupo Bios, la firma de alimentos balanceados y proteína animal más grande del país, la preocupación crece pues este importa el 70 por ciento de insumos como el maíz y la soya. “A estos niveles de dólar sí es muy posible que comience a manifestarse sobre el precio de proteínas como el pollo y el cerdo”, dice. En sus cuentas, por cada 100 pesos que aumente el precio del dólar, el costo del alimento balanceado puede subir el 2 por ciento. Y esto es muy alto en la proteína. Ante la volatilidad de la tasa de cambio, los empresarios han evitado subir los precios y trasladar el aumento del dólar al consumidor. Pero esta estrategia podría estar llegando a su límite. Este año, por ejemplo, la industria automotriz no ha subido el promedio de los precios, explica Ernesto Ortiz, presidente de General Motors Sudamérica Oeste. Sin embargo, admite que hay una gran presión para realizar ajustes y alzas de precio en el cortísimo plazo. “La depreciación ha deteriorado la rentabilidad tanto de los vehículos importados como producidos localmente”, reconoce. De seguir así habría que hacer un aumento general de precios. Tampoco las aerolíneas se escapan a esta realidad. Santiago Álvarez Matamoros, presidente de Latam, afirma que en esta industria es muy difícil transferir el mayor costo a los pasajeros, muy sensibles al precio. Por eso trabajan en lograr mayores eficiencias. Sin embargo, una industria como la aérea enfrenta un escenario complejo, pues debe asumir el 60 por ciento de los costos en dólares mientras recibe ingresos principalmente en pesos. También sienten un gran impacto quienes tienen deuda en el exterior, como el Gobierno y las empresas. Según el Banco de la República, la deuda externa del sector público alcanzó 71.944 millones de dólares a mayo, mientras la deuda del sector privado llegó a 61.448 millones de dólares a esa fecha. Sin duda esto pondrá más presión en los balances empresariales y el presupuesto del Gobierno, hecho con una perspectiva de crecimiento del 4 por ciento y un dólar a 3.129 pesos. Le sugerimos: ¿Qué oportunidades genera la guerra comercial entre Estados Unidos y China? El dólar caro también le pasa factura a quienes planean viajar al exterior por estudio, trabajo o vacaciones. En el primer semestre salieron 2,2 millones de colombianos, 5,4 por ciento más que el año anterior. Sin embargo, la inestabilidad de la divisa genera incertidumbre y podría afectar los flujos de viajeros al exterior en la semana de receso y la temporada de fin de año, afirma Paula Cortés, presidente de Anato.
Hay ganadores El dólar fuerte tiene otra cara, la del turismo receptivo, que se favorece y atrae más viajeros del exterior. Colombia se vuelve un destino barato y competitivo. También las remesas se benefician. Estas registraron un incremento del 10,4 por ciento a julio y alcanzaron los 3.815 millones de dólares según el Banco de la República. Con esto, los giros de colombianos desde el exterior totalizaron en el último año alrededor de los 6.683 millones de dólares, lo que significa más de 21 billones de pesos de recursos que ingresan a la economía nacional. Además, así como la devaluación afecta a quienes tienen deudas en dólares, también beneficia a quienes tienen ahorros en el exterior. En ese sentido, los fondos de pensiones podrían considerarse ganadores de esta coyuntura. Como casi una tercera parte de los portafolios de los fondos de pensiones están en activos en el exterior, estos se han valorizado por el aumento de la tasa de cambio y eso explica los buenos resultados de este semestre. Vea también: ¿Cuánto va a durar esta nueva guerra comercial entre Estados Unidos y China? La mayor tasa de cambio también ha significado un respiro a la caficultura colombiana en medio de un escenario complicado de precios internacionales. A pesar de que el precio en la bolsa de Nueva York sigue por debajo de un dólar por libra, el precio interno está alrededor de 800.000 por carga. “No es un superprecio pero nos permite no perder plata y subsistir”, dice Roberto Vélez, gerente de la Federación Nacional de Cafeteros. Ecopetrol también gana con el dólar caro. La empresa registró utilidades netas por 6,2 billones de pesos hasta junio, las más altas desde 2013 para un primer semestre. Parte de estos buenos resultados provienen de mayor eficiencia y el mantenimiento de la producción. Pero casi una tercera parte de las utilidades se debe al efecto de la tasa de cambio. Esto ocurre pese a que el precio del petróleo de referencia Brent cayó alrededor de 7 por ciento en este periodo. Las ventas al exterior de productos tradicionales como el café y el petróleo se han visto claramente favorecidas, pero no otro tipo de exportaciones. Esto se debe a que para exportar hay que importar materias primas, bienes intermedios y maquinaria y equipo, lo cual se encarece, dice Javier Díaz, presidente de Analdex. Además, como todas las monedas se están devaluando al final no hay una ganancia neta de competitividad, en un escenario global más complicado y de menor demanda. “Un dólar alrededor de 3.400 está bien, pero arriba de 3.500 ya comienza a generar problemas”, afirma Díaz. Agrega que a los exportadores no les sirve la incertidumbre. Sin duda, el comportamiento de la divisa preocupa y no le conviene a la mayor parte del país. Además, esta crisis aparece en medio de una situación delicada de la balanza de pagos, con un déficit fiscal y de cuenta corriente que sumados, son muy peligrosos. Como si fuera poco, en el corto plazo no se ven correctivos ni que el país se esté preparando para enfrentar un panorama internacional cada vez más adverso.