La economía colombiana crece poco, muy por debajo de su potencial, y es algo que debe ponerse en alto relieve, porque de ello depende que la gente salga de la pobreza, fenómeno que se disparó aun más en la pandemia y sigue azotando a la población.

El Banco Mundial hizo la primera evaluación pospandémica y halló una realidad impresionante.

“El objetivo global de poner fin a la pobreza extrema –definida como 2,15 dólares por persona por día– está fuera de alcance para 2030″, estima el organismo internacional. Es más, “podrían ser necesarios tres decenios o más para eliminar la pobreza en este umbral, que es relevante principalmente para los países de bajos ingresos”, según el informe presentado este martes 15 de octubre por el Banco Mundial.

Implica que hay casi 700 millones de personas (el 8,5 % de la población mundial) que viven con ese bajo nivel de ingreso que no permite ni contar con lo mínimo para comer.

Lo que viene no es bueno

Peor aún, el Banco Mundial prevé que el 7,3 por ciento de la población vivirá en pobreza extrema en 2030.

La pobreza extrema que es aún más peligrosa, porque ahí si que la persona tiene menos opción de alimentarse, sigue concentrada en países con un crecimiento económico históricamente bajo y fragilidad para salir adelante. La mayor parte de dichas naciones se encuentran en África Subsahariana, pero no faltan riesgos sobre América Latina.

“Después de décadas de progreso, el mundo está experimentando serios reveses en la lucha contra la pobreza global, como resultado de desafíos interrelacionados que incluyen el lento crecimiento económico, la pandemia, la elevada deuda, los conflictos y la fragilidad, y los shocks climáticos”, dijo Axel van Trotsenburg, Director Gerente Senior del Banco Mundial.

El experto agregó que “En medio de estas crisis superpuestas, un enfoque de seguir como siempre ya no funcionará. Necesitamos un manual de desarrollo fundamentalmente nuevo si realmente queremos mejorar las vidas y los medios de subsistencia de las personas y proteger nuestro planeta”.

Las alertas son para actuar

Según Indermit Gill, economista jefe del Grupo del Banco Mundial y vicepresidente senior de Economía del Desarrollo, las señales que se obtienen con los pronósticos deben ser para actuar. Así, el experto señala el camino urgente y es que “las inversiones sostenidas en educación y salud son las que proporcionan mayores beneficios relacionados con la pobreza y la prosperidad en los países en desarrollo, no los programas de asistencia social financiados con impuestos”.

Ojo con el campo

Para el vocero del Banco Mundial, “las iniciativas gubernamentales bien ejecutadas para aumentar la capacidad de los agricultores para adoptar nuevas tecnologías climáticamente inteligentes pueden reducir la pobreza, difundir la prosperidad y preservar el planeta”.

Subsidios si, pero no para toda la vida. | Foto: Externos COLPRENSA ©

Se estancó la reducción de la brecha de prosperidad

Los avances en la reducción de la brecha de prosperidad global, la nueva medida de prosperidad compartida del Banco Mundial, se han estancado desde la pandemia de COVID-19, lo que pone de relieve una desaceleración del crecimiento inclusivo del ingreso durante este período.

En promedio, los ingresos en todo el mundo tendrían que quintuplicarse hoy para alcanzar el nivel de 25 dólares por persona por día, el estándar mínimo de prosperidad para los países de altos ingresos.