La cervecera brasileña InBev que absorberá a la británica SABMiller después de haberse fusionado con la belga Anheuser-Busch en AB InBev, nació con una estrategia de expansión marcada por el hombre más rico de Brasil. Un quinto del capital de InBev pertenece al fondo de inversiones brasileño 3G Capital, en el que reina el multimillonario Jorge Paulo Lemann. La gigantesca corporación es dueña también de Burger King, Heinz y Kraft en sociedad con el magnate estadounidense Warren Buffett. El imparable crecimiento Lemann en el mundo de la espuma comenzó a finales de los años 80 con la compra de Brahma, una popular marca brasileña. Diplomado en Harvard e hijo de suizos, había comenzado su carrera en la banca helvética en los años 70. "Esa fue su primera empresa de cerveza. En aquella época él y sus socios, los tres banqueros, lanzaron su sociedad de participación. Brahma había perdido el liderazgo y, al contrario de la moda de la época, no vendió activos ni redujo su personal", recuerda el economista Gilberto Braga, que trabajaba en la época para uno de los jefes de 3G. "Ellos mejoraron la gestión, reconquistaron el primer lugar y terminaron comprando Antártica, la principal rival" de Brahma, añadió Braga. Tras esa primera victoria en 1999, nació Ambev, que pronto conquistó casi el 70 % de América del Sur. Las autoridades brasileñas de vigilancia de la competencia en el mercado se inquietaron, pero no impidieron ese matrimonio. "La tendencia era crear campeones nacionales. El consejo de competencia le pidió simplemente renunciar a algunas marcas pequeñas", recuerda un experto en derecho de competencia. Con su posición ultradominante, una administración adecuada y una implacable política de reducción de costos, el gigante brasileño buscó salir de sus fronteras. En el 2004, cuando era el quinto grupo cervecero mundial, absorbió a la belga Belge Interbrew para convertirse en InBev y alcanzar liderazgo mundial. Reafirma su hegemonía al aliarse en el 2004 con la belga Anheuser Busch. Además de las marcas Hoegaarden y Budweiser, el grupo posee en Brasil las populares cervezas Skol, Brahma y Antártica, que patrocinan eventos populares emblemáticos como el carnaval de Rio de Janeiro. Los puntos fuertes de estos inversores son el marketing y la racionalización de los procesos de producción, sostiene Gilberto Braga. "Aplican en todo el planeta el mismo modo de fabricar cerveza", dice. El grupo crece en forma orgánica con sus marcas que se van devorando porciones de los mercados, pero también emprende adquisiciones externas. Con la fusión anunciada este martes el grupo belgo-brasileño da un nuevo paso hacia la hegemonía mundial. "Estamos muy entusiasmados con la idea de hacer grandes inversiones en África, un continente que pensamos que tiene formidables perspectivas de crecimiento", dijo el presidente del grupo al anunciar la megaoperación. "En mi opinión los inversores de InBev no se van a detener -augura Gilberto Braga-. Imagino que echarán mano de marcas más pequeñas para dominar los mercados locales en los próximos dos o tres años", augura. El mercado de las cervezas artesanales parece ser uno de los objetivos. A finales de setiembre, Ambev, el brazo brasileño de AB InBev, compró Golden Road, la mayor cervecera artesanal de Los Angeles.