Aun con las secuelas de una pandemia que ocurrió hace casi cuatro años, la economía global sigue frágil y vulnerable. Diferentes pronósticos indican que el PIB del planeta avanzaría este año más lento que el pasado.
Firmas como FocusEconomics calculan que el año pasado el mundo creció 2,8 por ciento y que este año lo hará en 2,4, mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ve unas cifras un poco menos pesimistas, con un crecimiento global de 3 por ciento en 2023 y de 2,9 por ciento en 2024.
Detrás de estos pronósticos está la idea de que la inflación seguirá siendo la piedra en el zapato de la economía mundial, aunque probablemente fluctuará entre países y regiones según sus condiciones económicas y contextos políticos.
El FMI proyecta un costo de vida global de 5,8 por ciento en 2024 y no espera que regrese a niveles objetivo de alrededor de 2 por ciento hasta 2025. Sin embargo, este promedio global es engañoso, pues al desagregar por regiones se pronostica una inflación de menos del 3 por ciento en 2024 en las economías desarrolladas y de 7,8 por ciento en las emergentes. En este último grupo, países como Argentina, Turquía y Egipto experimentan tasas de inflación de dos y hasta tres dígitos, pues son los que libran la batalla más dura contra ese flagelo.
Otro factor preocupante para la economía global en el año que acaba de comenzar es la desaceleración de China, la segunda locomotora mundial y principal socio comercial de muchos países. El gigante asiático lleva cuatro décadas creciendo a un ritmo de envidia para muchas naciones, pero un informe de Reuters indica que el modelo de crecimiento chino, que depende en gran medida de la inversión, las exportaciones y la deuda, podría haber alcanzado sus límites.
“Ahora el país enfrenta múltiples vientos en contra, como el envejecimiento de la población, el alto desempleo entre los trabajadores más jóvenes, la disminución de la productividad y crisis ambientales y del sector inmobiliario”, indica el reporte.
En FocusEconomics calculan que China pasará de crecer 5,1 a 4,5 por ciento entre 2023 y 2024. Estados Unidos también crecería menos este año que el pasado, pero parece estar en una mejor posición, gracias a un mayor optimismo entre sus líderes empresariales y un mercado laboral históricamente fuerte. Diversas estimaciones calculan que Estados Unidos habría crecido 2,3 por ciento en 2023 y este año lo haría en 1,2 por ciento.
El riesgo geopolítico y las guerras en Ucrania y el Medio Oriente también podrían contribuir a empeorar las perspectivas económicas del presente año.
Linda Yueh, académica del London Business School, citada en una publicación de dicha institución, señala que siempre existe la esperanza de que pueda haber algún grado de desescalamiento de ambos conflictos. “Sin embargo, con más de la mitad de la población mundial yendo a las urnas en 2024, debido a las elecciones en India, Reino Unido, Taiwán y Estados Unidos, podríamos presenciar un cambio de rumbo en términos de política económica y en las cadenas de suministro, lo que generaría mayor incertidumbre. Esto, debido a que la comunidad global se alinea alrededor de polos de poder contrastantes”, precisa.
Este contexto de guerra y de polarización política hará que en 2024 se mantenga una creciente incertidumbre económica, la cual suele obstaculizar procesos de toma de decisiones para los Gobiernos, retrasar las decisiones de inversión y detener el gasto de hogares y empresas.
Justamente, esa incertidumbre política hará que América Latina crezca menos que el promedio mundial (1,6 por ciento, según FocusEconomics). A eso se sumará una falta general de competitividad económica de la región en comparación con otros mercados emergentes. Empieza un año repleto de desafíos económicos.