Con el paso del tiempo se ha vuelto cada vez más difícil para las marcas conseguir una clara diferenciación en el mercado, pues no es tarea fácil destacarse y, por supuesto, crear una impronta y perdurar en la mente de los consumidores. De hecho, con la actual saturación de opciones y la competencia feroz, hacerse notar entre tanta diversidad se convierte en un objetivo importante para cualquier marca que quiera transcender a lo largo del tiempo.
En este sentido, una de las estrategias más poderosas para lograr este posicionamiento en el mercado es el indicador TOM, o nivel de conocimiento espontáneo; este se puede convertir en una herramienta efectiva para impulsar el éxito de una marca a largo plazo de manera rentable y sostenible.
Si bien crear una impronta en la mente de los consumidores toma tiempo y debe ir acompañada de paciencia (no obstante, hay ejemplos excepcionales de crecimientos vertiginosos), los beneficios a largo plazo son importantes. Algunos de ellos se mencionan a continuación.
La diferenciación y reconocimiento de una marca trabaja sobre la idea de familiaridad que genera en los consumidores. Una marca conocida puede llegar a tener mayor probabilidad de ser elegida y, en este caso, consumida, lo cual, a su vez, se traduce en una ventaja competitiva.
Aunado a lo anterior, una marca con alto nivel de conocimiento es familiar y confiable, fomentando la fidelidad del cliente y generando un vínculo emocional cada vez más difícil de romper. Por tal motivo, el TOM ayuda a construir una base sólida de clientes que no solo recomienda el producto a otros, sino que también aporta en el crecimiento y estabilidad. Asimismo, la lealtad y confianza de los clientes hace que una marca sea más resistente ante las crisis.
Por otra parte, una marca sólida en términos de conocimiento y base de clientes puede generar mayor retorno de inversión (ROI) en las campañas de marketing, logrando mayor eficiencia; esto, teniendo en cuenta que se ahorran recursos destinados a dar a conocer la marca, lo cual también permite invertir el dinero en otros objetivos.
Como ya se dijo, una marca conocida es más confiable ante los ojos del consumidor, lo que, a su vez, lleva a que estos la perciban como sinónimo de calidad y valor, considerándola líder en el mercado. De igual forma, focalizar esfuerzos para identificar el “conocimiento de la marca y también de la categoría” permite identificar qué está haciendo la competencia con el fin de anticiparse y tomar acciones para incrementar ingresos y mejorar la rentabilidad.
Otro de los beneficios del top of mind se materializa cuando, a través de la solidez obtenida, las empresas tienen la posibilidad de innovar con nuevos productos y de expandirse a mercados antes no explorados; además, la confianza y buena reputación que recae sobre la marca puede llegar a propiciar alianzas y colaboraciones estratégicas.
Finalmente, el estudio TOM 2024 cobra especial relevancia en lo referente a los resultados del segmento de jóvenes, ya que en gran medida pueden explicar el comportamiento a futuro. Este grupo etario es un indicador temprano de nuevas tendencias y cambios en las preferencias o patrones de consumo, dando a las empresas la posibilidad de ver hacia dónde van las marcas; asimismo, estos datos sirven como fuente de inspiración para la innovación de nuevos productos.
En resumen, en un escenario cada vez más competido, se hace necesario trabajar en términos de conocimiento de marcas para que las empresas puedan tener un crecimiento a largo plazo (rentable y sostenible) que, además, garantice diferenciación, reconocimiento, fidelización, estabilidad, retorno de la inversión (ROI), resistencia en las crisis y eficiencia en marketing, entre otros.