Aunque al parecer la economía está cambiando su tendencia y empezó a mostrar signos de un mayor crecimiento, su dinámica no es homogénea y está soportada por algunos sectores específicos, mientras otros siguen en dificultades.
Según el Dane, en el segundo trimestre de este año, el PIB en su serie original crece 2,1 %, respecto al mismo período de 2023. Y comparado con el primer trimestre de 2024, el PIB aumenta 0,1 %, en su serie ajustada por efecto estacional y calendario.
Las actividades económicas que más contribuyen a la dinámica del valor agregado son Agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca que tuvo en ese segundo trimestre un aumento del 10,2 % y contribuyó con 1 punto porcentual a la variación anual. También ha tenido un papel destacado lo que la entidad de estadística describe como la administración pública y defensa, planes de seguridad social de afiliación obligatoria, educación, actividades de atención de la salud humana y de servicios sociales, que creció 4,8 % y participó con 0,8 puntos porcentuales a la variación anual.
Actividades artísticas, de entretenimiento y recreación y otras actividades de servicios; actividades de los hogares individuales en calidad de empleadores; actividades no diferenciadas de los hogares individuales como productores de bienes y servicios para uso propio crece 11,1 % (contribuye 0,4 puntos porcentuales a la variación anual).
Contrastan estas cifras con, por ejemplo, la producción industrial que, aunque en julio tuvo un repunte del 2 % frente al mismo período del año anterior, su tendencia en 2024 sigue siendo negativa, con una contracción del 2,9 % en los primeros siete meses del año, según Anif.
Pero, sin duda, después de haber soportado la crisis de la pandemia y las dificultades que le generó, hoy por hoy el entretenimiento es uno de los grandes protagonistas del crecimiento de la economía, en especial si se tiene en cuenta que en pandemia fue uno de los primeros que cerró presencialmente –la esencia de su negocio– y uno de los últimos en entrar a operar plenamente luego de la crisis.
En julio de 2024, el subsector de entretenimiento y otros servicios experimentó una variación anual real del 9,8 % de los ingresos, impulsada principalmente por la creciente demanda de conciertos y festivales.
El entretenimiento se ha convertido en uno de los motores de la economía, en un escenario en el que brilla con el agro y con la administración pública.
Un informe de Anif resalta que, en los últimos cuatro años, el entretenimiento en Colombia se ha consolidado como un motor clave para el crecimiento económico. Sin embargo, su historia a principios de esta década no fue fácil.
Como recuerda el análisis, en Colombia, desde marzo de 2020, la agenda de conciertos y otros eventos musicales se vio postergada. Las medidas de confinamiento por la pandemia de covid-19 obligaron a cancelar eventos masivos, incluidos conciertos que antes congregaban a miles de personas.
“Pero, tras la reapertura y el fin de las restricciones, el sector ha demostrado una capacidad de resiliencia notable. El deseo de las personas por retomar actividades recreativas después del confinamiento impulsó una explosión en la oferta de entretenimiento, destacándose los conciertos como un fenómeno cultural y económico”, dice el análisis de este centro de pensamiento.
Un análisis de la Universidad de Antioquia advirtió que la industria del entretenimiento fue una de las más afectadas por la pandemia, desde despidos masivos hasta cierre de empresas. Por ejemplo, señala el informe de ese centro universitario, solo en marzo de 2020 –cuando la cuarentena apenas empezaba en la mayoría del mundo– se perdieron 120.000 empleos en esta industria en Estados Unidos. El sindicato del gremio del entretenimiento en Estados Unidos, IATSE (siglas en inglés de Alianza Internacional de Empleados de la Escena) estimaba que cerca del 80 % de los afiliados al sindicato fueron afectados en su trabajo.
Para la consultora EY, la crisis ocasionada por la pandemia tuvo un impacto sobre las finanzas del 90 % de los colombianos, según la encuesta “Hábitos de Entretenimiento en Colombia” realizada por la firma; esto produjo un efecto significativo en los hábitos de consumo y de entretenimiento de las personas, sobre todo en las actividades que se llevan a cabo fuera de casa.
“Antes de la crisis, el entretenimiento formaba parte de la cotidianidad de los colombianos, tanto fuera, como dentro de casa, siendo este en una pieza fundamental para la economía del país, ya que generaba empleo para más de 850.000 personas y se convertía en la principal fuente de ingresos de muchos hogares en Colombia”, dice el análisis y agrega que al menos una vez al mes, el 78 % de los colombianos encuestados iban a restaurantes y cafeterías, el 72 % acudían a centros comerciales, el 43 % frecuentaban bares y discotecas y el 40 % asistían a cine.
Con la pandemia se generó un impacto sin precedentes en las finanzas de los colombianos: nueve de cada diez hogares presentó una reducción en sus ingresos y cinco de cada diez dejó de recibir hasta un 60 % de sus entradas, afectando en un 88 % a las ciudades metropolitanas y en un 96 % a las ciudades pequeñas o zonas rurales, según Libardo Bueno, socio líder de las industrias de Bienes Raíces, Hospitalidad y Construcción en EY Latinoamérica Norte, al explicar el informe.
De acuerdo con la investigación, a las tiendas y lugares de ocio asistieron un 60 % menos de personas, los parques redujeron sus visitas en un 53 % y a los supermercados les disminuyó la presencia de clientes en un 39 %, cifras que se registraron en medio de la ‘nueva normalidad’ de ese momento.
Sin embargo, tras superar la crisis de la pandemia, la industria del entretenimiento, aún con sus heridas y cicatrices, se reactivó y, por ejemplo, en 2023, Bogotá fue el epicentro de más de 80 conciertos, reflejando una demanda en ascenso que no se ha detenido en 2024.
Hace pocas semanas el Festival Cordillera se robó la atención como uno de los eventos más destacados, reuniendo a artistas como Juan Luis Guerra, Los Fabulosos Cadillacs, Hombres G y Fonseca. Estos eventos tienen un especial protagonismo en la dinamización económica de las ciudades que los albergan, dice Anif.
Los conciertos no solo representan una fuente de entretenimiento para los ciudadanos, sino que también son un motor económico relevante. El gasto en entradas, merchandising, hospedaje, transporte y alimentación asociado a estos eventos, junto con los miles de empleos que movilizan en logística y producción, tiene un impacto directo en el producto interno bruto (PIB).
De acuerdo con cifras del Dane, el sector del entretenimiento, en el cual se incluyen los conciertos, tuvo una recuperación impresionante tras la pandemia, afirma el análisis de Anif. Mientras que el PIB nacional cayó un 6,8 % en 2020, el sector del entretenimiento disminuyó un 11,7 %. No obstante, para 2021, este rubro registró un crecimiento del 33 %, que derivó en un crecimiento notable, superando el crecimiento del PIB nacional. “Esto posicionó al entretenimiento como una de las áreas con mayor recuperación en la economía”, agregó Anif.
Por ello no es una sorpresa los anuncios que se han hecho en ciudades, como, por ejemplo, Bogotá. Por una parte, la firma mexicana Ocesa, que hoy está bajo el control de una poderosa multinacional del sector de entretenimiento (Live Nation), anunció la construcción de Distrito Verde, en una zona rural, en pleno centro de Bogotá, en un área de 24,4 hectáreas, que se ubica sobre la Avenida El Dorado, en camino hacia el aeropuerto, y que limita al norte con la calle 53, se abre espacio uno de los nuevos escenarios para eventos en la capital.
El proyecto tiene una inversión superior a los 22 millones de dólares y responde, como explica Luz Ángela Castro, presidenta de Ocesa Colombia, a la necesidad de crecer la industria del entretenimiento en el país, pero esta dinámica está marcada por el aumento o el desarrollo de infraestructura.
En una entrevista reciente a SEMANA, Castro explicó: “Nosotros compramos hace un poco más de un año el 51 % de páramo, ya en esa composición Live Nation-Ocesa, con el fin de crecer el estanque. Necesitamos crecer la pecera porque hay que poner los pies en la tierra y entender que siempre serás grande o pequeño de acuerdo con lo que se compare. Y si nosotros nos comparamos con el mercado mexicano, ¿sabe cuánto pesamos? El 2 %”, advirtió en su momento Castro.
Según ella, es una apuesta para lograr el desarrollo de nuevos espacios para la cultura. Asegura que el público está ávido de tener buenas experiencias, no solo de ver un buen artista, sino de todo lo que representa ese proceso desde la compra de la boleta hasta el sitio de parqueo o de acceso.
Por otra parte, avanza la transformación de uno de los espacios más icónicos de Bogotá: el nuevo estadio El Campín y toda su área cercana, con excepción del Movistar Arena. Se trata de un proyecto que tendrá una inversión cercana a los 2,4 billones de pesos y que debe estar listo en menos de 5 años. El estadio tendrá capacidad para 50.000 espectadores y será casi el doble del tamaño que tiene hoy. La iniciativa incluye la sede para la Orquesta Filarmónica.
“El sector del entretenimiento afortunadamente es jalonador de la economía, pero no solamente en Colombia, sino en el mundo entero. Cuando vemos que se disminuyen las inversiones en algunos sectores, como la construcción, o incluso otros proyectos de infraestructura, este es un proyecto de infraestructura que adicionalmente está relacionado con el sector que está impulsando la economía. Eso nos ayuda a tener ese atractivo para los inversionistas”, dijo en una entrevista reciente para SEMANA Jaime Luque, CEO de Sencia, que está liderando esta iniciativa.
Por su parte, Édgar Miguel Cardona, director del proyecto explicó que se busca que esa área se convierta en el hub turístico de la ciudad y que desde ahí se desprenda para cada una de las actividades culturales que haya en la capital. Frente al incremento de oferta, aseguró: “Seguramente habrá cama para tanta gente porque el mercado del entretenimiento hoy sigue siendo muy sólido y Colombia se ha vuelto un corredor bastante interesante. Nosotros estamos desarrollando cuatro o cinco veces más actividades culturales que en 2019″, dijo a SEMANA en su momento.
Esta dinámica, interés y potencial se reflejó en el Índice de Seguimiento a la Economía de julio de este año, en el que el subsector de ‘otros servicios de entretenimiento y otros servicios’ registró un aumento significativo en ingresos, con una variación anual real del 9,8 % en comparación con julio de 2023, impulsado principalmente por eventos masivos como los conciertos y competiciones deportivas.
Además, durante el segundo trimestre de 2024, las actividades artísticas, de entretenimiento y recreación, junto con otros servicios y actividades de los hogares individuales, crecieron 11,1 %, contribuyendo con 0,4 puntos porcentuales a la variación anual del valor agregado.
“Estos resultados subrayan una vez más la resiliencia del sector frente a otros segmentos de la economía que continúan enfrentando desafíos. A pesar del duro momento que atraviesan algunas actividades, el sector del entretenimiento ha mantenido su impulso en Colombia. Esta actividad genera empleo, promueve el turismo y fomenta el consumo en sectores colaterales. La asistencia continua a estos eventos, a pesar de las fluctuaciones económicas, indica que los patrones de consumo de los hogares se volcaron a servicios de ocio luego de la pandemia”, concluye el análisis de Anif.