Atrás quedaron los meses en que el dólar alcanzó a ubicarse por debajo de los 3.800 pesos. En junio, la divisa rompió su tendencia y empezó a fortalecerse frente al peso colombiano, para el último día hábil de este mes se ubicó por encima de los 4.100 pesos.
Después de haber alcanzado los 5.000 pesos en el segundo semestre de 2022, el dólar empezó a corregir y perdió un poco más de mil pesos en 2023, para situarse alrededor de los 4.000. Durante los primeros cinco meses de este año, estuvo en un rango entre los 3.740 y los 3.990 pesos desde finales de 2023 hasta los últimos días de mayo.
Pero en junio picó hacia arriba, registrando una marcada tendencia al alza y dejando atrás el escenario de estabilidad y muy baja volatilidad que traía.
Según un análisis de Corficolombiana, al cierre de la tercera semana de junio, el dólar se ubicó en 4.150 pesos, cercano a su máximo de los últimos siete meses, acumulando una depreciación de 7 % en las últimas tres semanas, una de las más altas entre países emergentes.
¿Qué explica este comportamiento? “Consideramos que la depreciación reciente del tipo de cambio está incorporando los riesgos tanto externos como locales que sí desde hace varios meses estaban capturando las tasas de los títulos de deuda pública (TES) y la prima de riesgo país”, advierte el análisis del área de Estudios Económicos de la Corficolombiana, que dirige César Pabón.
De acuerdo con el informe, la relativa calma y estabilidad, así como la baja volatilidad que traía el dólar se venía dando en un contexto que incluía varios factores: uno, el amplio diferencial de tasas de interés entre Colombia y Estados Unidos; dos, la reducción del déficit en cuenta corriente impulsada por la caída de las importaciones, ante la debilidad de la demanda interna; tres, la entrada estacional de divisas para el pago de impuestos y los flujos generados por las ofertas públicas de adquisición (OPA) de Nutresa; y cuarto, por las condiciones externas favorables, debido al aterrizaje suave de la economía global y los precios altos de las materias primas, por ejemplo, con un barril de petróleo de referencia Brent superior a 80 dólares, en medio del conflicto geopolítico en Oriente Medio.
Durante los primeros cinco meses de 2024 el peso colombiano contrastó con el desempeño tanto del mercado de deuda pública como de la prima de riesgo país. Lo anterior se reflejó en el divorcio entre el precio del dólar en Colombia y los Credit Default Swaps (CDS), que mide la prima de riesgo país a 5 años, los cuales vienen incorporando los riesgos idiosincráticos locales asociados al deterioro de la situación fiscal, señala el análisis. Existía una alta correlación entre la prima de riesgo y la tasa de cambio, pero bajó durante el primer semestre.
Pero la estabilidad de la tasa de cambio se rompió a comienzos de junio, por varias razones. Por un lado, desde el punto de vista político estuvo impulsada por los resultados de las elecciones en México. Como explica Corficolombiana, el triunfo del oficialismo en las presidenciales con Claudia Sheinbaum (Partido Morena) y la mayoría calificada en el legislativo de la coalición del gobierno, han aumentado las posibilidades de que se aprueben las reformas más estructurales en el congreso y generó temores por la presión adicional en las cuentas fiscales de ese país.
Los mercados reaccionaron mediante un incremento en la prima de riesgo y una fuerte depreciación del peso mexicano. ¿Y cuál es el efecto colateral con Colombia? Tanto el peso mexicano como el real brasilero tienen un peso importante en los portafolios de inversionistas extranjeros en la región, “por lo que la reacción electoral local terminó contagiando a otras divisas latinoamericanas, especialmente al peso colombiano”, dice el estudio.
Por otra parte, en el contexto político internacional también ha pesado la debilidad del euro respecto al dólar tras las elecciones parlamentarias en Europa, con un retorno del nacionalismo, hecho que se sumó al primer recorte de tasas de interés del Banco Central Europeo en cinco años. Estos hechos impulsaron la fortaleza global del dólar, en un contexto en el que la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos mantiene su postura de tasas altas por más tiempo.
Otro factor externo clave en la depreciación reciente del peso colombiano fue la caída de los precios internacionales del petróleo tras el anuncio de la OPEP+ a comienzos de junio de empezar a reducir los recortes de producción a partir de septiembre de este año. Lo anterior impulsó una disminución del precio del petróleo Brent.
Sin embargo, aunque gran parte de la caída del peso colombiano corresponde a factores externos, no cabe duda que hay elementos internos –los idiosincráticos- que exacerbaron la tendencia, haciéndola más profunda que en otras divisas de la región, señala el análisis de Corficolombiana.
Las cuentas que no le cuadraron al Gobierno en materia fiscal, con una caída del recaudo frente a lo esperado, un faltante en los ingresos del gobierno y el riesgo de incumplir la regla fiscal pusieron nerviosos a los mercados, más aún con la publicación del Marco Fiscal de Mediano Plazo, situación que llevó al Gobierno a un recorte de gasto. “Finalmente (el Gobierno) hizo un esfuerzo significativo de recorte de gasto superior a 30 billones de pesos”, agrega el estudio.
Según Corficolombiana, el tipo de cambio USDCOP no solo se ha depreciado más que el de otros países de la región, sino que también ha exhibido un incremento en su volatilidad. El aumento reciente del precio del dólar en Colombia incorpora parcialmente los riesgos asociados al deterioro de las finanzas públicas, lo cual viene reflejando la prima de riesgo desde finales de mayo.
¿Cuáles son las cuentas de esta firma? Advierte que, si el comportamiento de la tasa de cambio se hubiera alineado al de los CDS a 5 años, estima que habría oscilado entre $3.900 y $4.400 durante el primer semestre.
“Consideramos que la tasa de cambio tiene un espacio adicional de depreciación, especialmente en el tercer trimestre. Proyectamos que durante el segundo semestre registre un promedio de $4.250, lo que implicará una depreciación de 8% frente a lo observado en el primer semestre. A nivel interno, esto reflejará nuestras vulnerabilidades fiscales y el menor flujo estacional de divisas asociado con el pago de dividendos de Ecopetrol y con el pago del impuesto de renta corporativo de grandes contribuyentes”, calcula Corficolombiana.
En el ámbito externo, las expectativas de las decisiones de política monetaria en Estados Unidos cobrarán una mayor relevancia, “en la medida que la postura de la Fed de tasas altas por más tiempo mantendría la fortaleza global del dólar. En contraste, en la medida que el precio del petróleo Brent se mantenga por encima de 80 dólares por barril y la producción de crudo local continúe cerca de los niveles actuales, los ingresos por exportaciones petroleras del país seguirán en niveles elevados y limitarán una depreciación mayor del peso colombiano”.
Corficolombiana estima que, en el campo regional por las elecciones en México, el efecto se disipe y recuerda la situación de 2018, luego del triunfo de López Obrador, cuando el peso mexicano tuvo una depreciación inicial de 16%, pero corrigió un 11% durante los dos meses siguientes.
Entre tanto, en el plano local, esperamos que la Junta del Banco de la República acelere en el segundo semestre los recortes de la tasa de política monetaria, lo cual reducirá el diferencial de tasas de interés respecto a Estados Unidos y aumentará las presiones de depreciación. A esto se sumarán las dudas por la estabilidad fiscal de 2025 en adelante, lo cual podría generar presiones negativas en la calificación de Colombia. De hecho, Moody’s que aún mantiene la calificación para el país, bajó la perspectiva de estable a negativa.
No será un año tranquilo y habrá una mayor volatilidad. “Bajo este contexto, proyectamos que el tipo de cambio USDCOP enfrentará las mayores presiones al alza en el tercer trimestre, pero en el último trimestre corregirá parcialmente y cerrará el año en $4.150″, concluye el estudio.