El sector aeronáutico fue el primero en suspender operaciones durante la pandemia y uno de los últimos en reactivarse. Aún persisten las cicatrices de esa época y en Colombia se reflejaron en 2023 con la quiebra y salida del mercado de dos aerolíneas de bajo costo: Viva Air y Ultra Air.
En medio de ese escenario, compañías aéreas tradicionales y establecidas, que pertenecen a grupos con operación en el hemisferio, tuvieron que acogerse a regulaciones, como el Capítulo 11 en Estados Unidos, para ajustar sus cuentas, atraer nueva inversión, lograr acuerdos con los acreedores y garantizar el futuro de las operaciones.
Este entorno reconfiguró el mapa del sector aeronáutico con la consolidación de las aerolíneas que se mantuvieron y la llegada de nuevas al mercado, incluyendo algunas de bajo costo, como JetSmart y la nueva operación de Fly Emirates, entre otras.
La pandemia fue uno de los momentos más complejos para esta industria. Prácticamente, quedó parada en 2020 y eso trajo consecuencias financieras para las compañías. “Pero el Capítulo 11, sin duda, fue una oportunidad para la empresa, una oportunidad para replantear su estructura de costos. Y hoy lo que estamos viendo es una Latam mucho más fuerte, resiliente, con la liquidez y la fortaleza financiera para afrontar estos momentos complejos que se viven y generando espacio para poder crecer”, dice Santiago Álvarez, director ejecutivo de Latam Airlines en Colombia.
Explica que 2023 fue un año muy relevante para la operación de Latam en el mercado colombiano. La empresa aumentó el tamaño de su flota por cuenta de la salida de las aerolíneas de bajo costo a principios del año pasado. “Con esto pudimos concretar niveles de crecimiento importantes que nos llevaron a transportar cerca de 11 millones de pasajeros en el mercado colombiano. El grupo Latam, como un todo, transportó 74 millones de pasajeros”.
Con estos movimientos se reconfiguraron las participaciones de mercado de los distintos operadores y, según Álvarez, Latam, que en 2022 tenía cerca del 24 %, cerró 2023 con 30 % de participación de vuelos nacionales y con 8 % en vuelos internacionales.
En cuanto a los ingresos, el grupo Latam registró en 2023 más de 11.700 millones de dólares, “una cifra récord para la compañía en términos de ventas”, asegura Álvarez.
Esto representó, en términos de operación, volver a los niveles prepandemia. “Y también, como producto del proceso de reorganización bajo el Capítulo 11, se alcanzaron eficiencias de costos y márgenes de rentabilidad bastante sólidos que nos ayudan a tener una compañía mucho más sostenible a largo plazo”, agrega. Hoy, en Colombia, Latam ya completó 28 rutas domésticas y 10 internacionales.
Sin embargo, ante las expectativas para este año, aunque en el primer trimestre creció 12 %, Álvarez advierte que el contexto no es fácil y la economía está bastante lenta. “Para 2024 tenemos un plan de ser bastante racionales con el tema de oferta. Mientras sigamos viendo la economía en los ritmos de crecimiento en los que está, tenemos que trabajar para estimular la demanda y seguir avanzando en términos de experiencia al cliente, que es donde venimos trabajando. En ese sentido, creemos que no vale la pena seguir sobreinvirtiendo en el tema de sillas; tenemos que invertir más bien en experiencia y servicio, que es la ventaja competitiva que queremos consolidar dentro del mercado”.
Considera que Colombia representa un mercado que genera atractivo, “pero también estamos viendo un mercado lento y que, en términos generales, está un poco sobreofertado desde el punto de vista de sillas”.
Asegura que este será un año para terminar de consolidar los esfuerzos que se hicieron desde la oferta en los diferentes operadores. “Así, tendremos que concentrar también los esfuerzos alrededor de la eficiencia en costos, importante para superar esta crisis de crecimiento”.
En materia de eficiencias, destaca que se están replanteando las estructuras de la compañía, como el back office y estrategias de sostenibilidad orientadas a una operación mucho más eficiente, por ejemplo, en términos de consumo de combustible. También en tecnología y el desarrollo de plataformas digitales para mejorar la experiencia de viaje de los clientes.
Uno de los temas clave, resalta Álvarez, es la presión de los precios derivada de factores importantes como el incremento salarial y de partes esenciales en la cadena productiva de nuevos aviones. “Tenemos que mitigar esto buscando eficiencias a lo largo de toda la organización. Este es el juego de cómo nos adaptamos, cómo hacemos las cosas de manera diferente, cómo transformamos la compañía, cómo utilizamos la tecnología a nuestro favor para ser más eficientes, y en eso venimos trabajando”.
Ve con preocupación la volatilidad en los precios del combustible y sus reacciones para enfrentarla. “Si bien no está en el pico más importante que se registró durante 2022, todavía estamos pagando precios de combustible un poco por encima del promedio de lo que estábamos acostumbrados en los últimos cinco años”.
Señala que la economía está paralizada en términos de inversión, aunque es optimista sobre lo que vaya a suceder con el país en el largo plazo. Por eso, explica, “seguimos haciendo inversiones y apuntándole al crecimiento de nuestro negocio”.
Sin embargo, manifiesta una de sus mayores preocupaciones: la seguridad, “es tal vez el talón de Aquiles de lo que se ve a futuro”.
Respecto a los anuncios del Gobierno en temas como la convocatoria a una constituyente, dijo: “Latam se aleja de eso y nos concentramos en el desarrollo de nuestro negocio, en hacer las cosas como a nosotros nos toca hacerlas para que tengamos una aviación que siga creciendo y evolucionando”.
En materia de infraestructura, Álvarez señala que, en la medida en que las carreteras no se desarrollan, se abre una posibilidad para el sector aéreo, pero advierte que esta oportunidad está bastante acotada por la capacidad de los aeropuertos. “Así que hay un llamado a las autoridades para seguir invirtiendo y ampliando aeropuertos”.
Uno de los casos recientes en el desarrollo y consolidación turística es el de San Andrés, que tiene grandes desafíos. Álvarez lo calificó como “complicado”. Según él, Latam tiene cerca del 48 % de la operación a la isla. “No hemos en ningún momento disminuido la operación. Por el contrario, venimos creciéndola y profundizándola. La operamos desde cuatro destinos en Colombia: Cali, Medellín, Cartagena y Bogotá. Pero no solo es un tema de conectividad aérea. El número de pasajeros en la industria no está respondiendo a esa cantidad de sillas que se están ofreciendo”.
Y puso un ejemplo: en uno de los puentes recientes, Latam movilizó en las rutas a San Andrés un factor de ocupación del 78 %, que lo describió como “bastante bajo” para un fin de semana festivo.
“La isla tiene que replantearse no solo desde el punto de vista de la aviación, sino desde el servicio turístico. Entender que tiene competidores cercanos en el Caribe y que por ello le van a exigir mayor competitividad, mayores niveles de servicio, mejor infraestructura hotelera y aeroportuaria”.
Para Álvarez, lo más importante ahora es mover la economía. “Las cuentas del Gobierno no están cuadrando y esto va a tener sus impactos en el futuro, especialmente en los temas que tienen que ver con el desarrollo de la infraestructura, la base para que siga creciendo el negocio aéreo y la llegada de pasajeros extranjeros”.