Cuando se habita en la ciudad, con sus noches llenas de luces y con las comodidades de los ascensores y los aires acondicionados o calefacciones, además de todos los aparatos eléctricos para facilitar las actividades en el hogar, es difícil imaginar la realidad de la pobreza energética en Colombia.

En pleno siglo XXI, 8,4 millones de personas aún enfrenta pobreza energética, según lo revela el Índice Multidimensional de Pobreza Energética (Impe), la segunda edición del informe que realiza Promigas, el cual fue destapado en la COP16.

Colombia es uno de los países más desiguales del mundo, y el acceso a energía eléctrica es una de las evidencias. No obstante, con los resultados del índice se observa algún avance, pues mientras en 2022 los afectados por la pobreza energética era el 16,9 %, la cifra ahora es de 16,1 %. Eso implica que en el último año, 314.510 personas superaron esta condición.

La estadística de la pobreza energética existente en Colombia coincide con las áreas más rezagadas del desarrollo. Las brechas son enormes, pues, si hay 1100 municipios en el país, 759 de ellos tienen más del 20 % de su población en esa situación poco deseable: desconexión eléctrica.

Juan Manuel Rojas, presidente de Promigás | Foto: Cortesía

Sin luz no hay casi nada

Bien hablan los expertos que analizan los temas sociales, de las trampas de la pobreza, lo que implica que en un hogar pobre, los nuevos integrantes tienen pocas posibilidades de salir de esas condiciones. En el caso de la energía eléctrica, el no tenerla implica que se puede ser más propenso a contraer enfermedades; si los jóvenes tienen acceso a la educación, podría ser precaria, sin poder contar con los avances que proporciona una conexión a internet, por ejemplo.

Es así como, mientras el mundo avanza en acceso a internet en los hogares, las familias en pobreza energética tienen allí una talanquera.

Dentro de los resultados que contiene el informa hay múltiples estadísticas. Hay que recordar que el índice incluye 15 variables, una de las cuales: la calidad de la energía eléctrica, “fue el principal viento en contra de la reducción de la pobreza energética”, señala el informe, que, además, advierte que la privación en este indicador se agudizó en el último año, pues el número de personas sin calidad de energía pasó de 7 a 8,3 millones, reflejando un incremento en la privación de 2,2 %.

Zonas rurales. | Foto: El País

Además, en el caso de la tenencia de un energético adecuado para cocinar fue algo que mejoró: se redujo en 0,4 % (131.000 personas).

Entre tanto, en lo referente al acceso como tal a la energía eléctrica, se redujo muy poco, en 0,1 %. (62.000 personas).

Mejora en lo rural

Si hay algo rezagado en Colombia en términos de acceso a servicios públicos, es el área rural. Según el Índice (IMPE), en el campo disminuyó la pobreza energética, pero el avance se da en lugares cercanos a las zonas urbanas y para las ciudades intermedias, pero no para las zonas rurales remotas.