Durante una visita a una compañía farmacéutica colombiana el personal de seguridad sorprendió a un par de estudiantes sumergiendo parte de sus corbatas en una solución química especial. Los detuvo como medida de precaución. Minutos después la empresa descubrió que no eran simples estudiantes de ingeniería química; estaban tomando muestras que llevarían a la competencia para ser analizadas.Este episodio es bastante común y se repite con frecuencia. En los últimos tiempos el robo de secretos en los negocios ha crecido de forma tal que hoy alcanza las dimensiones de un saqueo a escala mundial. Si bien resulta imposible cuantificar el tamaño de las pérdidas relacionadas con el espionaje industrial el FBI calcula que solamente a las empresas norteamericanas les cuesta 300.000 millones de dólares al año. Peor aún, el diario londinense Financial Times asevera que aproximadamente 80 por ciento de las grandes compañías son víctimas de los espías. Como una muestra del auge que está viviendo esta actividad el periódico The Wall Street Journal asegura que existen en la actualidad más de 900 investigaciones relacionadas con espionaje económico. Por eso no sorprende que las grandes corporaciones inviertan enormes sumas, tanto para proteger sus propios secretos como para adueñarse de los de sus competidores. Se dice, por ejemplo, que General Motors destina a la inteligencia empresarial un presupuesto comparable con el de una pequeña CIA.Este creciente interés por el espionaje industrial ha dado lugar a la formación de entidades que adiestran por medio de seminarios sobre cómo obtener datos e información de la competencia. No en vano Henry Kissinger, ex secretario de Estado del presidente Nixon, acaba de crear una empresa junto con algunos ex agentes del servicio secreto británico para formar una extensa red de inteligencia para empresas. Incluso existen países que ‘exportan’ estudiantes entrenados como espías. China tiene, por ejemplo, un instituto tecnológico dedicado a preparar espías industriales. En otras naciones el servicio militar puede ser canjeado por una beca para espiar con profesores extranjeros.La guerra invisibleComo en cualquier clase de guerra, las fronteras siempre se vuelven difusas. Y en la guerra de los negocios la frontera entre el inofensivo estudio de mercado y el espionaje es movediza e incierta. Todas las fábricas de automóviles, por ejemplo, tienen departamentos de ingeniería cuya tarea específica consiste en desarmar los nuevos modelos de la competencia, examinar sus piezas con rayos X y realizar análisis químicos de la pintura y otros materiales. Pero de esa legítima rutina al soborno de técnicos de otras marcas o la infiltración de personal propio en las líneas de montaje de una compañía rival no hay sino un paso, que muchos suelen dar.Actualmente la agencia de noticias Reuters está siendo acusada de realizar actividades de espionaje contra su principal rival, Bloomberg. La multinacional AT&T, frustró hace un par de meses la actividad de un estudiante de un MBA que declaró preparar su tesis sobre la compañía cuando en realidad era, además, gerente de mercadeo de una empresa competidora. Incluso la CIA menciona en un reporte que los servicios de inteligencia franceses mantienen ‘operaciones’ en contra de IBM y Texas Instrument. Una docena de empresas japonesas, entre las que figuran Mitsubishi, Hitachi y Toyota, se han visto envueltas en casos de espionaje industrial contra General Motors y Ford. En la industria farmacéutica se recuerda el caso del antibiótico aureomicina, cuyo proceso de fabricación —que demandó millones de dólares y muchos años de investigación al laboratorio estadounidense que la lanzó— cayó sorpresivamente en manos de un rival europeo.Fuentes de espionajeCada vez que el gerente de una empresa habla orgullosamente en una conferencia sobre los logros y proyecciones de su compañía la competencia para las orejas. Gratuitamente está reuniendo la información que necesita para ganarle presencia en el mercado.Los reportes anuales de las compañías son también fuente de información para la competencia. Incluso los reportes periodísticos. Un detective privado que trabajó mucho tiempo para algunas empresas (como espía, claro) revela que las firmas están especializando y capacitando al personal. El secreto, indica Larry Kahaner en su reciente libro Inteligencia competitiva, radica en saber qué leer, o sea, en convertir la información común y corriente en utilizable material de inteligencia a través del cual se puedan detectar los puntos estratégicos de la competencia. Así, los basureros pueden ser una buena fuente, como también los vasos reciclables, los cuartos de los hoteles y las simples conversaciones telefónicas. Un ingenuo boletín de prensa o un simple y pequeño anuncio para contratar personal puede poner en sobreaviso a los competidores sobre la dirección y potencialidad que está tomando una firma.Pero, ¿cuáles son los empleados potencialmente peligrosos para la seguridad de las compañías? Casi todos. La amplitud incluye a los actuales, especialmente los descontentos. Igualmente a los que están a punto de dejar la empresa y los ex empleados. Incluso los dueños deben tener especial cuidado con los gerentes a cargo. Y si no que lo diga Harold Worden, ex gerente de Kodak por 10 años, quien está siendo juzgado por vender secretos de la empresa fotográfica.Tácticas de reclutamientoLa lista de métodos utilizados para espiar a las empresas no tiene mucho que envidiarle a los guiones de algunas películas: uso de mujeres u hombres muy atractivos para seducir a empleados clave; contratación de prostitutas para tender trampas y chantajear; intervención de teléfonos y soborno de empleados .Existen distintos métodos para obtener información de la industria: desde la infiltración nocturna hasta el empleo de hackers para copiar las bases de datos y destruirlas. Pero el mejor método es usar a los empleados que trabajan directamente en el objetivo. Entre la información más buscada por los espías están los resultados de las investigaciones, los planes de desarrollo de las empresas y en especial los detalles sobre manufactura y mercadeo. En general son las redes de Intranet las que más frecuentemente ponen en riesgo la información de vital importancia. Una encuesta de Ernst & Young destaca que el espionaje empresarial se ha incrementado por el uso de herramientas tan útiles como el correo electrónico.Espías criollosEn Colombia, donde la tecnología de punta se limita tan sólo a unos pocos campos, los espías corren detrás de presas que no son la investigación y el desarrollo de nuevos productos. En cambio el enorme negocio abierto con los planes de mercadeo y las cada vez más increíbles formas de piratería comercial y de logística al servicio del contrabando originan toda una gama de actividades de inteligencia que parece salida de las novelas de ficción.Una fuente, que pidió reserva de su nombre, reveló el caso de una empresa colombiana que se dedica a la fabricación de ascensores que, por carecer de una buena política de seguridad, sufrió el robo de información crítica. Los empleados que perpetraron el hecho se pasaron a la competencia. A los pocos meses las ventas bajaron 30 por ciento mientras que el competidor las incrementó. Lo mismo ocurre cotidianamente con los productos falsificados. Hoy en día el problema es de tal magnitud que, según la Andi, la falsificación y la adulteración de alimentos, licores, medicamentos y artículos de consumo masivo le cuesta a la industria legal 86.700 millones de pesos, equivalentes al 4,25 por ciento de la oferta nacional. Sin embargo hay quienes consideran que el problema es hasta seis o siete veces mayor. Pero donde la filtración de información juega un papel fundamental es en el negocio publicitario. Coca-Cola descubrió que cada vez que estaba a punto de lanzar una promoción a través de las tapitas de sus envases su competidora Pepsi hacía lo propio. Comcel y Celumóvil han salido casi paralelamente con sus promociones de minutos al aire. Los comerciales de las empresas de detergentes parecen hechos casi por la misma agencia creativa. Y ni qué decir de las empresas farmacéuticas que lanzan productos genéricos prácticamente iguales a los de sus competidores. Lo cierto es que, aunque es un tema tabú, la amenaza está latente. Y la información privilegiada puede ser un ‘bocado de cardenal’ para un empleado inconforme. De acuerdo con Carlos Matis, de la firma Estrategia Jurídica, “en el mercado local casi nadie posee el conocimiento ni las medidas para dificultar el acceso a información confidencial”. Colombia ha empezado a ingresar al apasionante mundo de la inteligencia empresarial. Operaciones de espionaje industrial suceden todos los días y en cualquier tipo de empresa, Y el botín en juego promete ser cada día mayor para los Mata Haris del nuevo siglo. La nueva clase de espías ha llegado para quedarse.