Marcas como Victoria’s Secret, Calvin Klein, Tommy Hilfiger y Leonisa no solo coinciden en que fabrican ropa interior, sino que tienen entre sus proveedores a una empresa colombiana que hace 40 años comenzó fabricando rollos de encaje para las cacharrerías y hoy es el mayor distribuidor de este insumo textil en el país y uno de los diez primeros del mundo.
Se trata de Encajes S. A. una compañía familiar bogotana, cuyos propietarios pronto se dieron cuenta de que seguir produciendo encaje para cortinas no podía ser su única línea de negocio y encontraron su nicho en la corsetería, un millonario mercado que está en constante evolución.
Su apuesta consistió en la innovación, algo que parecía difícil en un insumo como el encaje, que es un tejido ornamental y transparente, y que tiene más de arte que de proceso industrial. No obstante, decidieron buscar máquinas que les permitieran producir en grandes cantidades y asesorarse con diseñadores.
“Trajimos técnicos europeos que nos ayudaron a pensar, a definir productos y a generar novedades en diseño. Como resultado, podemos sacar 600 productos al año que en muchos casos, en los encajes, son obras de arte dibujadas a mano, con protección de derechos de autor y exclusividad para cada cliente”, explica Juan Carlos Atehortúa, gerente general de la compañía.
Encajes S. A. vende a más de 40 países y representa 65 por ciento del total de exportaciones de encajes de Colombia. Tiene oficinas en Nueva York, Miami, Hong Kong y China, país donde cuenta con su propia manufactura para llegar rápido a los clientes asiáticos y porque muchas de las grandes marcas confeccionan en ese país. En 2019, Encajes S. A. vendió 45.545 millones de pesos y tiene una planta de 370 personas.
Atehortúa comenta que los encajes son uno de los primeros insumos que se deben tener listos para una colección de prendas y por eso ellos ya están trabajando en las propuestas para 2022.
Impacto de la pandemia
Justamente, al ser precursores de la moda, en Encajes empezaron a sentir el golpe de la pandemia mucho antes que otras empresas colombianas. Desde enero de 2020 experimentaron problemas con los despachos hacia y desde China y posteriormente en Europa y Estados Unidos se trancaron las órdenes.
En Colombia cerraron operaciones en abril, dado que la confección de ropa interior no era prioritaria. En medio de esa coyuntura decidieron desarrollar nuevas bases textiles con telas en tejido de punto circular, especiales para la fabricación de tapabocas y elementos de bioseguridad, con acabados antifluido y alta respirabilidad. El 11 de abril ya estaban produciendo esas telas, que ya no solo se destinan para prendas de protección, sino también para estar en casa. Esa línea de ropa cómoda les brindó nuevas oportunidades de crecimiento, mientras que iban restableciendo sus diferentes mercados, que abrieron en el mismo orden: primero China, luego Europa, Estados Unidos y finalmente América Latina.
El gerente de la empresa dice que hoy ya están en 75 por ciento de lo que era su operación habitual y no tuvieron que prescindir de personal. Agrega que durante los meses de cierre se presentó desabastecimiento de materia prima y muchos clientes esperaron hasta último momento para hacer sus pedidos, lo que hace que actualmente tengan la planta trabajando a toda su capacidad.
“Los tiempos de entrega se acortaron bastante, estamos corriendo, pero con la expectativa de tener un buen cierre de 2020”, dice este empresario, que está confiando en que en 2021 continuará el proceso de recuperación que hoy ya se siente.
La compañía también ha innovado en la línea de bases textiles para prendas de control y para otros segmentos de vestuario. De hecho, en sus plantas desarrolló una línea en que hace los cortes para la forma de los pantis y sus clientes solo deben ensamblarlos y darles su toque personal.
Sector beneficiado
Mientras muchas prendas de vestir se han visto afectadas por el aislamiento y el trabajo en casa, la ropa interior ha resultado ganadora, tanto por quienes buscan comodidad, como por quienes creen que es de las pocas indulgencias que les quedan a la hora de vestirse.
Cifras de Euromonitor, citadas por el portal América Retail, señalan que el sector de ropa interior va a crecer 17,4 por ciento en el país hasta 2023, llegando a ventas anuales de 2.580 millones de dólares. Esto implicaría llegar 90,86 millones de unidades comercializadas, cuando en 2019 fueron 82,5 millones y en 2013, 65,4 millones de prendas.
Igualmente, se espera un aumento en las exportaciones, cuyo principal destino es Estados Unidos. Tan solo en ese mercado se mueven al año unos 14.000 millones en pantis, sostenes, bodys y fajas.
Colombia, además, se ha posicionado como un gran exportador de la llamada ropa de control o fajas. De enero a octubre exportó 30,3 millones de dólares en dichos productos.
La buena demanda por ropa interior, un segmento muy competido, seguirá siendo un motor para Encajes S. A., una firma que demuestra que para ser internacional se requieren más ganas y deseos de innovar que cualquier otra cosa. Así seguirán siendo parte de la cotidianidad de millones de personas.
Apuesta hacia la sostenibilidad
Quizás uno de las mayores lunares de la industria textil ha estado en sus impactos ambientales, dado que muchas de sus materias primas no son biodegradables (el poliéster tarda más de 200 años en degradarse y el nailon, más de 30), usa demasiada agua en sus procesos productivos y solo 15 por ciento de las prendas son recicladas. Por este motivo, cada vez más empresas del sector están haciendo apuestas para tener una producción más limpia. Por ejemplo, en Encajes S. A. están reduciendo el consumo de agua en los procesos de tintorería y reutilizando 30 por ciento del agua. También realizan procesos de cogeneración de energía con los vapores generados en su propia planta, al tiempo que utilizan insumos libres de químicos para los procesos de coloración.