SEMANA: ¿Por qué dejaron inalteradas las tasas de interés en la última reunión de la Junta del Banco?
LEONARDO VILLAR: Hay un elemento importante y es el hecho de que la inflación ha caído durante dos meses consecutivos y se han configurado condiciones que contribuyen a pensar que la inflación durante los próximos meses y en 2024 estará moviéndose en la dirección de la meta del 3 por ciento. Entre esas condiciones se destaca la caída en las expectativas de inflación y el hecho de que la tasa de cambio se haya apreciado de una forma significativa.
SEMANA: ¿Cómo ha visto el comportamiento de la inflación después de que en marzo tocó su techo y ha venido en una tendencia descendente?
L.V.: La caída en la inflación de alimentos se ha dado en una magnitud incluso mayor de lo que estaba previsto y en el caso de la inflación básica, sin alimentos ni regulados, se estabilizó en el segundo trimestre, cuando la mayor parte de los analistas esperaba que siguiera subiendo hasta mediados del año. El comportamiento ha sorprendido a la baja y eso es favorable. Hay un elemento que compensa los dos anteriores y es el aumento en la inflación de regulados que ha sido mayor de lo previsto, fundamentalmente por el ajuste de los precios de la gasolina, pero eso es algo en lo cual vemos un aspecto positivo y es que al cerrar la brecha con respecto a los precios internacionales se contribuye a reducir el desbalance fiscal.
SEMANA: Algunos analistas ven el vaso medio lleno y otros que lo ven medio vacío sobre el comportamiento de la inflación. Los primeros mencionan el índice de precios al productor, que cayó y puede arrastrar la inflación hacia abajo. ¿Qué opina?
L.V.: Sin duda el comportamiento reciente de los precios al productor es un elemento positivo adicional, en parte vinculado con la apreciación de la tasa de cambio, con el comportamiento de precios internacionales y con la respuesta a la política monetaria interna. Todo eso constituye un contexto favorable a la reducción de la inflación, que hoy se ve más probable y más rápida de lo que se podía ver hace 3 o 4 meses. También es cierto, para ver la parte del vaso medio vacío, que no se puede cantar victoria. Seguimos con una inflación muy superior a la que tiene la mayor parte de los países con los cuales nos comparamos y estamos apenas empezando un proceso de convergencia hacia la meta.
SEMANA: Hay dos instancias que también inquietan: el incremento en las tarifas de energía y los arriendos que aumentan con relación a la inflación del año pasado. ¿Esos dos factores adicionales a la gasolina qué tanto van a impactar o qué tanto pueden frenar ese impulso a la baja que trae la inflación?
L.V.: El tema de los arrendamientos es una fuente de preocupación y lo teníamos previsto, porque es un reflejo de la indexación tan fuerte que existe en Colombia. Los ajustes en los cánones de arrendamiento se hacen cada año en porcentajes que dependen de la inflación observada el año anterior. Eso hace que cuando sube la inflación sea difícil el trabajo para el Banco de reducirla posteriormente.
La lección que se saca de lo que estamos observando en tarifas de energía eléctrica y en gasolina es que tratar de congelar precios de manera administrativa, como se hizo en su momento en ambos sectores, termina aplazando ajustes que se tienen que hacer más adelante de una manera más dolorosa. En Colombia estamos viendo los precios de la energía frenando el proceso de desinflación y mostrando la inconveniencia de haber congelado esos precios en el pasado. Eso contrasta con la situación de los países europeos, de Estados Unidos y de nuestros pares latinoamericanos más relevantes, que hace un año vieron aumentar los precios de la energía y hoy los ven descendiendo.
SEMANA: ¿Cuál es el escenario que ven ustedes desde el Banco de la República del impacto sobre la inflación que puede tener el fenómeno de El Niño?
L.V.: Es un elemento que tenemos que monitorear en los próximos meses. Los indicadores sobre el calentamiento del Pacífico sugieren la posibilidad de que haya un fenómeno de El Niño, pero eso ha sucedido en muchas oportunidades en el pasado y después no se materializa en la magnitud prevista. Incluso si hubiera un fenómeno de El Niño fuerte, el impacto que pueda tener sobre el precio de los alimentos es muy inferior al que vimos en los últimos dos años por razones diferentes. El escenario más probable es el de una inflación de alimentos a la baja.
SEMANA: ¿Cuáles son los estimativos de inflación que tiene para el cierre de este año? ¿Vamos a terminar en doble dígito o en un dígito?
L.V.: Tanto nuestros estimativos como las expectativas de otros analistas coinciden en que vamos a terminar este año en un dígito. En términos generales esas expectativas vienen reduciéndose en los últimos meses y hoy están alrededor del 9 por ciento o por debajo.
SEMANA: ¿Y para el 2024?
L.V.: Estamos trabajando bajo el principio de que tenemos un objetivo que es volver a nuestra meta de mediano a largo plazo de un 3 por ciento, más o menos un punto porcentual. Hay que reconocer que las expectativas del mercado y de los analistas son algo más altas para el próximo año, alrededor del 5 por ciento. En cualquier caso, hay consenso en que vamos a tener una reducción de la inflación que probablemente será la más fuerte en la historia de Colombia.
SEMANA: La inflación llegará al rango y se ubicará cerca a la meta en el 2024, ¿esa es la expectativa?
L.V.: Ese es nuestro propósito y reconocemos que hay unas expectativas en las que esa meta se logrará unos meses más tarde, pero la política que estamos instrumentando está dirigida al logro de la meta a finales del 2024.
SEMANA: ¿Por qué en Colombia la inflación no se ha desacelerado tan rápido como en otros países de la región?
L.V.: Hay varios factores que explican por qué Colombia mantiene una inflación mayor a la de pares nuestros como Brasil, Perú, Chile o México, que ya están en niveles considerablemente más bajos. El primero es que el aumento de precios de alimentos fue mucho más fuerte en el caso colombiano. Un segundo factor es que los mecanismos de indexación en Colombia son muy fuertes, lo cual se refleja en fenómenos como el del ajuste anual del salario mínimo, que implicó aumentos atípicamente fuertes en 2022 y 2023. Un tercer elemento es que Colombia mantuvo unas presiones de demanda particularmente grandes, que se reflejaron en un crecimiento de la economía muy superior al de nuestros pares en 2021 y 2022. Un cuarto factor es el hecho paradójico de que Colombia esté ajustando hoy los precios de la gasolina y otras fuentes de energía para eliminar los costosos subsidios que se generaron por su congelamiento en periodos anteriores.
SEMANA: El ministro de Hacienda dijo que esperaría que, si la inflación sigue bajando, en julio se dé una reducción a las tasas. ¿Usted comparte esa opinión?
L.V.: En la rueda de prensa posterior a la última Junta Directiva del Banco tanto el Ministro de Hacienda como yo enfatizamos la conveniencia de ser muy cautos con la política monetaria hacia futuro. Las decisiones que tome la junta en cada momento deberán tener en cuenta la última información disponible. El momento en el que pueda empezar a reducirse la tasa de interés va a depender de cómo evolucione no solamente la inflación observada, sino la inflación básica, las expectativas de inflación y todo el conjunto de variables que influyen en que podamos esperar el cumplimiento de la meta del año entrante.
SEMANA: Pasemos al tema de crecimiento. ¿Qué está pasando con el crecimiento en el mundo?
L.V.: En el mundo hay una desaceleración de crecimiento importante que está vinculada con el hecho de que la política monetaria a nivel mundial y las condiciones macroeconómicas y financieras se han tenido que apretar para reducir las presiones inflacionarias que estaban generalizándose. Ahora, la desaceleración de las economías ha sido un poco menor de lo que en algún momento se estaba previendo. La discusión sobre una eventual recesión en Europa y en Estados Unidos ya es una discusión más lejana, con menos probabilidades.
En el caso colombiano lo que vemos es una desaceleración muy importante después de niveles tan altos de crecimiento como los que tuvimos en 2021 y 2022, pero esperamos que con un crecimiento positivo y con niveles de actividad económica relativamente altos. Incluso si el PIB aumenta solo en 1 por ciento este año, como lo pronostica el equipo técnico del Banco, el nivel del PIB en 2023 va a ser mayor de lo que hubiera sido si desde 2019 hubiéramos seguido creciendo a ritmos similares a los que traíamos en el periodo previo a la pandemia.
SEMANA: El ajuste que va a tener Colombia posiblemente nos va a llevar a que tengamos algunos trimestres de crecimiento negativo. ¿Cree que se dé una recesión técnica?
L.V.: El crecimiento ha sorprendido hacia arriba, en el primer trimestre fue de 3 por ciento, muy superior incluso al que se está observando en otros países. La mayor parte de los analistas hoy están esperando crecimientos mayores a los que esperaban hace unos meses.
SEMANA: ¿Cómo se explica en este escenario de desaceleración que la economía se está ajustando, pero el empleo no se ha deteriorado profundamente?
L.V.: Eso es algo positivo. El empleo ha seguido creciendo y las tasas de desempleo se mantienen en niveles relativamente bajos para los estándares colombianos, incluso con una recuperación importante en las tasas de participación laboral. En cualquier caso, hay que monitorear el mercado laboral porque lo que sí hemos visto en los últimos meses es un crecimiento mayor del empleo informal que el del formal, algo que no estaba sucediendo el año pasado. Ese fenómeno de la informalidad es algo a lo que tenemos que hacerle mucho seguimiento. Debe destacarse además que las tasas de desempleo e informalidad son muy altas en Colombia en comparación con otros países, como lo han sido tradicionalmente de manera desafortunada.
SEMANA: ¿Qué tanto afecta la dinámica de la economía el escenario de incertidumbre política, de denuncias de lo que ha venido pasando e incluso de la misma discusión de las reformas en el Congreso?
L.V.: Yo prefiero no entrar en las discusiones de política, pero lo que sí quisiera enfatizar es que la confianza en la institucionalidad colombiana y la confianza en la viabilidad de esta economía en el mediano y en largo plazo se reflejan en que los indicadores de Colombia son bastante positivos. La economía se está comportando bien, incluso mejor que muchos otros países similares al nuestro.
SEMANA: Algunos analistas internacionales han dicho que las dificultades en el paso de las reformas del Gobierno por el Congreso empezaron a nivelar el dólar. ¿Usted cree que ese comportamiento del dólar tiene algo que ver eso o con condiciones internacionales o alguna coyuntura interna que no estemos viendo?
L.V.: Creo que es muy importante destacar que hasta octubre de 2022 el peso colombiano se había depreciado mucho más que las monedas de los demás países de la región comparables con nosotros, tales como Chile, Perú, Brasil o México. Lo que estamos viendo en el periodo más reciente es un ajuste que mitiga esa comparación. La situación se está equilibrando, estamos devolviendo una parte de ese sobreajuste que habíamos tenido en nuestra tasa de cambio. Eso puede estar reflejando la confianza en la institucionalidad colombiana y en las perspectivas de mediano y largo plazo. También, en que se está haciendo un ajuste en las cuentas fiscales importante, tal como lo han reconocido las principales calificadoras de riesgo en las últimas semanas.
SEMANA: ¿Qué tan lejos estamos del precio que debería tener el dólar?
L.V.: Nosotros nunca hacemos cálculos de dónde debería estar el dólar. Obviamente una apreciación importante como la que hemos tenido en los últimos meses nos ayuda en el proceso de combatir la inflación y nos hace más optimistas sobre las perspectivas de alcanzar la meta el año entrante.
SEMANA: A propósito del tema de reformas, en el tema laboral uno de los análisis de una unidad del Banco de la República sobre la posibilidad de perder 450.000 empleos en los próximos años con esta reforma fue uno de los insumos más importantes en la discusión. ¿Usted cómo valora el aporte de estos estudios del Banco de la República en estas discusiones de las reformas que obviamente ha generado mucha polarización en el país?
L.V.: Como comenté en una discusión en el Congreso, el Banco le da mucho valor a los análisis que hace el equipo técnico. Esos análisis contribuyen a alimentar la discusión pública con la claridad de que las decisiones no le corresponden al Banco sino al Gobierno Nacional y al Congreso de la República.
SEMANA: ¿Cómo le ha ido con el ministro Ricardo Bonilla?
L.V.: Muy bien. Con él teníamos una buena relación desde hace mucho tiempo, cuando coincidimos en una comisión de estudios sobre el tema tributario hace cerca de ocho años, mientras yo estaba en Fedesarrollo. Tengo el mejor concepto de él y creo que su actitud frente a la economía, frente a la necesidad de continuar el proceso ajuste fiscal, así como sus mensajes a los inversionistas han sido muy positivos y bien recibidos, como se puede ver en todos los indicadores sobre la percepción de riesgo país.
SEMANA: A propósito de inversionistas, ¿cómo está viendo el tema de inversión extranjera y de apetito en el país?
L.V.: La inversión directa viene comportándose muy bien. Todos los indicadores del año pasado sugieren que fue un año récord en inversión extranjera directa y este año sigue comportándose de manera igualmente positiva. Tenemos que hacer un monitoreo sobre la inversión de portafolio porque ha habido movimientos disímiles que en parte recogen tendencias internacionales. En cualquier caso, lo que se está viendo en términos de reducción de los márgenes de riesgo de la deuda externa colombiana, reducción de las tasas de interés de los TES a largo plazo, y ajuste de la tasa de cambio, muestra que el ambiente está bastante positivo para la economía colombiana.
SEMANA: Retomando el tema del ministro Ricardo Bonilla, ¿usted comparte la opinión del exministro Ocampo que en una entrevista en Semana dijo que cambió la persona, pero no la política?
L.V.: El recuerdo que yo tengo es que eso lo dijo el ministro Bonilla. Independientemente de quién lo dijo, me parece que la política que le corresponde al Ministerio de Hacienda se ha mantenido en la misma dirección y es una dirección en la que el trabajo con el Banco de la República puede ser totalmente armónico.