Tras la resaca de las fiestas decembrinas, el golpe de realidad suele llegar con el dato de inflación del año que acaba de terminar y marca la pauta de la mayoría de las alzas con las que los colombianos inician un nuevo ciclo de 360 días.

No obstante, el incremento de uno de los gastos que más pesa al comienzo de año no fue definido el pasado martes cuando el Dane reveló que la inflación de 2023 fue de 9,28 por ciento, sino a finales de septiembre. En esa fecha el Ministerio de Educación publicó una resolución que establece los aumentos aplicables a las matrículas y pensiones de los colegios privados para el año escolar 2024. Esta resolución no atañe a colegios públicos, pues en ellos matrículas, pensiones y alimentación son gratuitos (en algunos casos también lo es el transporte).

El alza autorizada tiene como base el índice de precios al consumidor de agosto de cada año y el de 2023 fue de 11,43 por ciento. Se escoge esa fecha porque muchas matrículas del calendario A (14.000 de los 14.500 colegios que hay en el país) se realizan entre noviembre y diciembre, cuando aún no se tienen los indicadores económicos del fin de cada anualidad.

La temporada escolar va hasta finales de febrero. Comerciantes consultados aseguran que los precios de los útiles este año han subido menos que la canasta familiar. | Foto: © Mark Fredesjed R. Cristino

Sin embargo, el dato de inflación de agosto es solo la base del incremento. Los colegios pueden subir más si cumplen con otros factores, como certificaciones de calidad, tasas de permanencia de los estudiantes, si implementan estrategias de educación inclusiva o si al menos al 80 por ciento de sus maestros les pagan de acuerdo con el escalafón docente del magisterio.

Así las cosas, el colegio que no cumpla con ninguno de los factores extras este año sube su pensión máximo en 11,43 por ciento y el que las cumpla todas tendrá un tope de alza de 13,98 por ciento. Ambas alzas, superiores a la inflación de 2023.

Aun así, el aumento de matrículas y pensiones no es el único que sienten los padres de familia. También están los de los útiles escolares y los de los servicios complementarios, como rutas, alimentación y actividades extracurriculares, que, al no ser obligatorios, no tienen un control de precios de las autoridades.

Hernán Trujillo, director de Inspección y Vigilancia de la Secretaría de Educación de Bogotá, expone que los colegios privados, antes de realizar ajustes en sus tarifas, deben obtener la autorización correspondiente. Asimismo, destaca que no es necesario adquirir todos los útiles escolares al inicio del año, ya que se reconoce que son para todo el periodo escolar y se pueden obtener según se necesite.

“Los colegios tampoco pueden hacer cobros adicionales por el uso de plataformas, ni exigir marcas ni sitios específicos para comprar útiles o uniformes. Es más, solo están autorizados a pedir dos uniformes: uno para uso diario y otro deportivo. Y estos solo se pueden cambiar cada tres años”, precisa y dice que incumplir estas normas puede acarrearles a los colegios multas entre 50 y 200 salarios mínimos (entre 65 y 260 millones de pesos).

Peso en el bolsillo

La nueva realidad de los costos educativos la sienten los padres de familia en la temporada escolar que va hasta finales de febrero. Según el experto en consumo Camilo Herrera, de la firma Raddar, representa en promedio 5 por ciento del crecimiento del gasto de los hogares en los dos primeros meses de cada año.

En el Grupo Éxito afirman que las ventas de cuadernos, el artículo más demandado de la temporada con 50 por ciento del total, crecen 2 por ciento en lo que va de este año frente a 2023. Después de cuadernos, lo que más se vende son colores, bolígrafos, lápices y marcadores. En su caso, aseguran que los precios no han subido y que, por el contrario, bajaron en más de 30 productos.

Mercado Libre señala que los productos más buscados en su página son los morrales y los más comprados son resmas de papel y morrales para laptops. En promedio, sus usuarios gastan 65.000 pesos en esta temporada y su meta es vender 20 por ciento más que un año atrás.

Compensar alista una feria escolar en la que esperan recibir a 31.000 personas tras las 29.500 del año pasado. “La expectativa de los comercios que van a participar en la feria es muy alta, pues en una semana asignamos todos los estands y lo que hemos visto es que los precios de los útiles no han subido tanto como la canasta familiar”, comenta Michel González, especialista de mercadeo y subsidios de Compensar.

Las ayudas escolares de las cajas de compensación no están estandarizadas, sino que cada una determina cómo entregarlas.

En el caso de Compensar, están dirigidas a hijos de entre 6 y 18 años de trabajadores afiliados cuyas familias reciban menos de cuatro salarios mínimos (menos de 5,2 millones de pesos) y este año equivale a 89.200 pesos, 11 por ciento más que un año atrás.

School students in class working with tablets | Foto: Klaus Vedfelt

Otros niveles de formación

En lo que respecta a los costos de la educación superior, Luz Karime Abadía, decana de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Javeriana, explica que las instituciones privadas tienen autonomía para definir sus alzas; sin embargo, las deben justificar ante el Ministerio de Educación, pues sus costos están relacionados con el pago a profesores con doctorado (muchos de los cuales ganan el salario integral) y las inversiones en infraestructura.

“El gasto más grande es el de personal y ese se ajusta con el salario mínimo para los trabajadores de la base o para los del mínimo integral. Muchas de las inversiones en tecnología se mueven con la tasa de cambio”, precisa y añade que las matrículas que se realizaron al cierre del año pasado se suelen calcular con el estimado de inflación de octubre o noviembre.

Pese a ser semestralizadas, las universidades solo efectúan el incremento una vez al año (vale la pena aclarar que en los colegios de calendario B, apenas 2,9 por ciento del total, el ajuste se ejecuta en las matrículas de mitad de año). Édgar Jiménez, docente de la Jorge Tadeo Lozano, puntualiza que las matrículas universitarias no han subido mucho, pues hay competencia por los estudiantes. “En la educación media y básica pocos cambian de colegio a sus hijos; aguantan así deban pagar un poco más. En educación superior esa disposición se reduce, y padres y estudiantes tienden a buscar mejores precios, eligen opciones más económicas y homologan”.

Finalmente, en la educación inicial la regulación de precios no es homogénea. Los jardines infantiles que solo ofrecen salacunas y cuidado para menores de 3 años definen sus propios precios, aunque son vigilados en su personal e infraestructura. Los que ofrecen educación preescolar (prejardín, jardín y transición) deben ajustar sus precios con la misma normativa de los colegios privados.

Martha Lucía Valencia, presidenta de la Asociación de Jardines Infantiles y Colegios en Colombia (Andep), les recomienda a sus afiliados que sigan los parámetros de alza definidos por las autoridades considerando también la capacidad de pago de los padres que atienden.

En el país hay unos 5.000 jardines infantiles y Valencia advierte que mensualidades (sin incluir servicios como comida o transporte) inferiores a 210.000 pesos deben generar sospechas a los padres.Un arranque de año con mucho para tener en cuenta.