2020 empezó con optimismo. Colombia se mostraba como uno de los países con las mejores perspectivas en la región y el Gobierno pronosticaba un crecimiento superior al 3,3 %, que estaba bien comparado con el resto del vecinadario. Pero, infortunadamente, llegó lo inesperado: el coronavirus puso al país es cuarentena y se produjo el desplome total de los precios del petróleo, el principal producto de exportación. Vuelco total en las cuentas. El nuevo panorama no podía ser más complejo: frenazo a la actividad económica, caída importante de los ingresos y una enorme presión sobre el gasto del Gobierno para aminorar los daños de la emergencia sanitaria y de la parálisis económica.
Aún no se ha llegado al peor momento de la pandemia en el país, pero el Gobierno ya sabe que el resto del año serán meses muy difíciles. Se entiende, entonces, que haya ido al Comité Consultivo de la Regla Fiscal a pintar el escenario más crudo para ganar margen de acción, un decrecimiento de hasta 5,5 %. Esa instancia, que se encarga de determinar cuál es el nivel de déficit fiscal al cual se puede someter al país, determinó entonces que el Ejecutivo podrá aumentar su gasto para hacerle frente a las crisis hasta una cota que signifique un déficit fiscal de 6,1 %. “Se prevé que la difícil situación de liquidez que enfrenta el tejido empresarial en la actualidad profundizará el efecto negativo que usualmente genera el bajo crecimiento económico sobre los ingresos del Gobierno”, indicó el comité.
Sin duda, uno de los efectos más notables y más preocupantes que dejará esta crisis será el desempleo. Se estima que tan solo en el mes de marzo en el país se perdieron 1,6 millones de puestos de trabajo por cuenta de la inactividad de las empresas. Hace apenas algunas semanas, Fedesarrollo había planteado distintos escenarios para esta crisis donde en el más optimista, el país decrecía un 2,7 %. En este escenario el país perdería cerca de 1,6 millones de empleos. Luis Fernando Mejía, director ejecutivo de Fedesarrollo, indicó por medio de su cuenta de Twitter que de darse el escenario del -5,5 % que planteó el Gobierno al comité, sería la contracción más grave en al menos 100 años. En su concepto, hay que hacer todos los esfuerzos para que la caída no sea tan pronunciada y se logre al menos un -2,7 % del PIB.
“Desde Fedesarrollo estimamos que este año se perderán entre 1,4 y 2,5 millones de empleos. Preocupa mucho que solo en marzo, sin los efectos plenos de la crisis, ya se hubieran perdido 1,6 millones de empleos. Hay que esperar lo mejor, pero trabajar desde ya para evitar lo peor”, indicó Mejía. Si bien aún es pronto para determinar cómo quedará el país al terminar el 2020, se espera que en el marco de la nueva emergencia económica que declarará el Gobierno, se emita una serie de decretos que permita mitigar los efectos de la crisis. Un eventual subsidio a las nóminas de las pequeñas y medianas empresas podría ser un salvavidas para una gran número de empleos. Esa inyección, según las últimas versiones, podría llegar hasta los dos billones de pesos. La pregunta es si será suficiente o se necesitará otro esfuerzo apenas pasen unos meses. No es improbable ese escenario, según los analistas que recomiendan aumentar las ayudas, para evitar lo ocurrido en la crisis de fin de siglo, cuando hubo una gran destrucción de empleos, que solo se recuperaron diez años más tarde.