El país arrancó 2021 con una gran expectativa de una recuperación de la economía, que por momentos luce esquiva, y la esperanza de la pronta llegada de las vacunas, que aún no se concreta. También, con la convicción de que este año habrá nueva reforma tributaria.
En las cuentas del Ministerio de Hacienda, la reforma debe estar lista a comienzos de marzo cuando el Congreso reanuda sus sesiones.Se sabe que ya existe un borrador con algunas propuestas, y este será enriquecido con los resultados preliminares que entregará a finales de febrero la misión de expertos en temas tributarios, instalada en agosto pasado.
Sin embargo, la presentación de la reforma podría demorarse. La dureza de la segunda ola de contagios y las nuevas restricciones, cierres y cuarentenas volvieron a sumir en el pesimismo al sector privado, y todo indica que en el Gobierno hay fuertes tensiones con el tema.
Algunos consideran inconveniente una tributaria este año, y otros dicen que no hay opción. La discusión se centra en si el Gobierno puede darse el lujo de no hacerla, con un presupuesto desfinanciado y la urgencia de aumentar el recaudo, o la presenta en momentos en que el aparato productivo sigue debilitado y el país está en la antesala de un proceso electoral que podría generar mucho ruido y más de un mico en ciernes.
Cuatro de los integrantes de la pasada misión tributaria de 2015 plantean los temas clave que debería contener una nueva reforma. Esto proponen.
Las grandes discusiones
Para la presidenta del Consejo Privado de Competitividad, Rosario Córdoba, los cambios al sistema deben guiarse por cuatro principios básicos: que sea simple, progresivo, con equidad horizontal y eficiente económicamente.
Con base en ello, propone como primer punto bajar el umbral a partir del cual las personas deben declarar y pagar. Esto, como ocurre en otros países, permite incluir más contribuyentes, que paguen en la proporción de sus posibilidades. En segundo lugar, una gran reestructuración del IVA.
Cree que la existencia de muchas tasas y distintas categorías (excluidos y exentos) lo vuelve muy complejo, y, al final, en el país solo 50 por ciento de los productos realmente lo pagan. Esto provoca que la productividad del IVA y el potencial del país para recaudar impuestos sean muy bajos y faciliten la evasión. “El camino es que se universalice el IVA, pero algunos bienes y servicios paguen una tarifa menor”, dice.
El tercer tema es revisar el 4 × 1.000, un impuesto de fácil recaudo, pero que distorsiona la economía e incentiva el uso del efectivo.
El cuarto, promover el empleo mediante la reducción de impuestos a la nómina. “Con los enormes problemas del mercado laboral, seguir aumentado el costo del empleo formal es complejo”, asegura. Y la quinta propuesta es acelerar la modernización tecnológica de la Dian, a la que define como la empresa más importante del país.
Aunque reconoce que desde la reforma de 2016 se han dado algunos avances, cree que su transformación ha sido lenta frente a una evasión tan alta.
Mano a la renta
Ricardo Bonilla es un respetado catedrático de la Universidad Nacional y fue secretario de Hacienda de Bogotá durante la administración de Gustavo Petro. Asegura que esta vez es necesario priorizar cinco temas.
El primero, reformar el impuesto de renta corporativo para eliminar exenciones y beneficios, depurar los activos de las empresas, y exigirles a los accionistas y ejecutivos que tributen sobre los ingresos reales, pues muchos son asumidos como costos.
El segundo, reducir la base de deducciones en renta a personas naturales, que considera alta. “Se deben limitar las deducciones por créditos hipotecarios o pensiones voluntarias, que hacen que su base gravable sea baja”, dice.
Propone que los de altos ingresos paguen más, pues los gravados con tarifa nominal de 37 por ciento en realidad pagan 10 por ciento.
Tercero, volver a la renta presuntiva y llevarla a 5 por ciento para que las empresas no sigan llenas de activos improductivos.
El cuarto es lograr que el impuesto a los dividendos se extienda a personas jurídicas y a los holdings. Hoy el impuesto a los dividendos lo pagan las personas naturales, pero, si se vuelven SAS, dejan de hacerlo, dice. Y la quinta sugerencia, solucionar el tema de exentos y excluidos dentro de la estructura del IVA.
Sobre este impuesto, cree que no puede gravarse la canasta básica con la misma tarifa. La misión de 2015 planteó universalizar el IVA y bajar la tarifa de 19 a 14 o 15 por ciento, y a los bienes básicos, 4 o 5 por ciento, “Eso debería hacerse” advierte.
No hay ambiente
Alfredo Lewin, socio de la firma tributaria Lewin & Wills, es escéptico sobre que este año se pueda hacer una tributaria como la que necesita el país, pues asegura que no hay ambiente. No obstante, propone, primero, eliminar el descuento en renta de 100 por ciento del IVA a bienes de capital en renta, que le vale al fisco unos 7 billones de pesos en este momento. “Eso ya hay que suprimirlo este mismo año”, dice.
Segundo, eliminar el descuento del ICA (tributo municipal) del impuesto de renta, aprobado en la reforma de 2019. Lo califica como un gran error que vale mucha plata. Puesto que el faltante en el presupuesto es de 20 billones y es necesario mostrarles a las calificadoras que el país hace la tarea, quitar estas dos gabelas permitiría recaudar al menos 10 billones de pesos.
Y como el empleo es la gran urgencia, su tercera propuesta apunta a una deducción en el impuesto de renta equivalente a 125 por ciento de los salarios que se paguen en generación de nuevos empleos. Estas tres sugerencias, dice, deben formar parte de una reforma puntual, la cual debe aprobarse este año.
Pero una reforma de fondo que solucione los problemas fiscales la ve en 2022. En esta, afirma, deben incluirse dos temas: aumento en la base del IVA, que elimine la dispersión de tasas y mejore el recaudo, y un sistema progresivo en renta.
Según advierte, la misión de expertos encontrará que las exenciones tributarias representan descuentos enormes y una estructura inequitativa en IVA.
Más pedagogía
Soraya Montoya estuvo en la pasada misión tributaria en representación de las Entidades Sin Ánimo de Lucro (Esal). Desde su perspectiva, esta vez no se puede dejar pasar la oportunidad para que la reforma logre, en primer lugar, simplificar el Estatuto Tributario, pues, si al contribuyente se le facilita la vida, entenderá mejor y pagará sus impuestos.
El segundo tema clave es reducir la elusión y la evasión. “Aunque suena a frase de cajón, no podemos seguir con una estructura que siempre recae en los mismos”; por eso cree que se deben buscar fórmulas creativas para identificar a los que no le cumplen al país.
El tercer tema apunta a eliminar exenciones, que resultan muy inequitativas. Ampliar la base de contribuyentes haciendo que todos declaren y la Dian tenga a mano toda la información es su cuarta propuesta, y la quinta, diseñar un esquema para que, si hay aumento en el recaudo tributario, este se haga de manera gradual, pues en las actuales circunstancias un alza afectaría a empresas y personas golpeadas ya por la pandemia.
Aunque parte de las propuestas de los expertos ya se conocían, pues desde hace tiempo hay un diagnóstico sobre el tema, la discusión de las tributarias termina dejando de lado los temas importantes. Esta vez es claro que la mejor reforma impositiva es la reactivación.
¿Cómo estuvo el recaudo en 2020?
146,1 billones de pesos recaudó la Dian, en medio de un año complejo por la pandemia.De esta cifra 51,08 billones fueron por retención en renta.
•32,5 billones de pesos por impuestos a las ventas.
•23,7 billones de pesos por aduanas.
•38,7 billones provienen de otros impuestos.
•Los tributos asociados a la actividad económica interna sumaron 122,4 billones de pesos.
•167,6 billones era la meta inicial del recaudo, antes de la pandemia, pero a mediados de año la cifra se ajustó a 144,2 billones.
•Frente a la cifra ajustada, el cumplimiento del recaudo fue del 101,4 por ciento.