La vida de los colombianos cambió radicalmente durante la última semana. Desde el 6 de marzo, cuando apareció el primer caso de coronavirus en el territorio nacional, se hablaba de la posibilidad de adoptar el aislamiento social para prevenir el contagio, similar al impuesto en China por más de dos meses. Pero la rutina diaria se mantuvo sin muchos cambios, y la mayoría consideraba improbable y remoto que ese escenario se repitiera en el país. Pero el 20 de marzo entró en vigencia en Bogotá y en otras regiones una medida pedagógica de aislamiento social, y llegaron las primeras puntadas de lo que sería la cuarentena. Esta situación no tiene antecedentes en la historia nacional. En 1918, con más de 40.000 contagiados por la gripa española y más de 1.500 muertos, el Gobierno no decretó una cuarentena, a pesar de que los medios clamaban por ella.
Pero desde este miércoles 25 de marzo, cuando entró a regir obligatoriamente, la rutina diaria de millones de colombianos dio un vuelco. La vida del país marcha a un ritmo más lento, aunque no se ha paralizado. Mientras que millones de ciudadanos permanecen en sus casas para prevenir el contagio, siguen trabajando los encargados de actividades esenciales, como seguridad alimentaria, el abastecimiento de bienes básicos, la salud, la logística, las comunicaciones, los servicios públicos, el acceso al sistema financiero y la seguridad.
Roberto Vélez, presidente de la Asociación de cafeteros En los días previos a la cuarentena, miles de colombianos corrieron a abastecerse de todo tipo de productos, en especial, los higiénicos y para la prevención del contagio, comida y otros de primera necesidad. En cuestión de minutos desaparecían de los anaqueles artículos no perecederos, cuya compra masiva provocó un desabastecimiento temporal. No obstante, la presión ha bajado a medida que publicaron los decretos para garantizar el suministro, apoyar a las familias más vulnerables y mantener la operación. Las compras nerviosas han cedido y el acopio de bienes y servicios básicos se mantiene. Pero ¿cómo operan esos sectores tras bambalinas para que el país no se paralice? A continuación, algunos de los protagonistas de ese esfuerzo heroico por mantener a Colombia andando hasta donde es posible. La red de apoyo El transporte y la logística forman la columna vertebral del esfuerzo. La ministra de Transporte, Ángela María Orozco, explica que, luego de un trabajo de filigrana que tomó varias semanas e implicó consultar a todos los gremios, empresarios y demás sectores de la producción, expidió el jueves el Decreto 482. Este, en el marco de la emergencia económica, garantiza el abastecimiento del país de productos básicos, como alimentos y medicamentos, y, de paso, facilita la movilidad de quienes intervienen en los procesos.
Ángela María Orozco, ministra de transporte La norma tiene el objetivo de aclarar cómo operará uno de los sectores que garantizan que funcionen las cadenas de suministro y lleguen los insumos para la salud. “La carga y toda la cadena de abastecimiento no paran. Tenemos que garantizar que sigan funcionando para no paralizar al país”, dice. Asimismo, facilita que gobernadores y alcaldes garanticen el derecho a la circulación de las personas que hacen parte de estas actividades. A fin de apoyar la labor logística de los transportadores de carga, el decreto elimina el pago de peajes esta misma semana y por el tiempo que dure la cuarentena. Además, definió las condiciones del transporte intermunicipal para que garantice, mientras guarda las condiciones de salud e higiene de los conductores y pasajeros, la movilización de personas que deben cumplir labores en el campo, en servicios de salud o que por razones de fuerza mayor tengan que desplazarse.
El sector transportador ha sido uno de los más exigidos en tiempos de cuarentena. Juan Miguel Durán, presidente de Colfecar, el gremio de logística y transporte de carga, afirmó que en los días previos a la vigencia del aislamiento aumentó en cerca de 45 por ciento la demanda de alimentos. Por eso, el número de camiones que llegaron con esa carga a Bogotá se incrementó casi un 60 por ciento, y la cantidad de toneladas transportadas, cerca de un 50 por ciento. Este es un buen indicador de “la rápida reacción del sector agrícola, el logístico y el transportador frente a los súbitos aumentos en la demanda de bienes agropecuarios”, dijo. Además de los transportadores, las empresas de mensajería y envíos de paquetes también han elevado su operación. Norman Chaparro, presidente de Interrapidísimo, asegura que, por tratarse de una empresa de servicio postal, no puede detener sus operaciones. El ejecutivo califica a sus empleados de ‘héroes sin capa’, porque responden a las necesidades de miles de familias que requieren desde medicamentos y mercado hasta giros de pequeñas cantidades de dinero entregados a domicilio. “Tenemos la obligación de unir a los colombianos, y es una obligación que debemos cumplir especialmente en este momento”, asegura. Esta compañía opera en 1.103 municipios del país y su actividad ha crecido en las últimas semanas. Los que proveen la comida La cuarentena no ha implicado una parálisis para el sector agropecuario. Los empresarios del campo, cultivadores, jornaleros y proveedores de insumos de esta cadena mantienen sus actividades. El presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, Jorge Enrique Bedoya, señala que en estos momentos los productores del campo son claves, pues garantizan el abastecimiento de los alimentos. Por eso destaca el Decreto 457 expedido esta semana en el marco de la emergencia económica, que toma previsiones para que estas actividades sigan operando.
Jorge A. Bedoya, presidente de la SAC En este momento, hay empresarios en plena cosecha, otros en periodo de recolección y unos más preparan la tierra para sembrar. Los cafeteros, de marzo a junio, recogen la primera cosecha, que este año alcanzará alrededor de 6,5 millones de sacos de café. Esta labor requiere 135.000 recolectores a quienes hay que garantizarles el transporte y las condiciones de higiene, en alianza con las secretarías de Salud de los municipios cafeteros.
Roberto Vélez, gerente de la Federación de Cafeteros, explica que “hoy más que nunca nos sentimos orgullosos, volvemos a ser el motor de la economía colombiana y esa es nuestra responsabilidad, pero manteniéndonos sanos y sin contagio”. Este año la cosecha es crucial, pues el sector acaba de registrar un precio histórico: el 25 de marzo la carga de 125 kilos alcanzó un valor de 1.315.000 pesos, y su cotización en la Bolsa de Nueva York estuvo en 1,29 dólares la libra. Por el lado de los arroceros, esta semana comenzaron a sembrar para la principal cosecha. Por eso, Fedearroz, el gremio que les vende insumos y certifica a los productores, mantendrá abiertas 19 de sus 42 seccionales y puntos de servicio. Además de abastecer a los productores, les expide los certificados para movilizarse. La producción mecanizada involucra a unos 16.000 cultivadores que generan miles de puestos de trabajo. La del primer semestre es la cosecha más grande y en ella participan casi 215 municipios que aprovechan el favorable régimen de lluvias. En el segundo semestre la cosecha se concentra en municipios donde funcionan distritos de riego. Banca y comercio También en la banca las consultas crecieron, lo que llevó al Banco de la República a divulgar medidas para fortalecer la liquidez del sector. Ante el estallido de compras masivas, en algunas cadenas de comercio, como el Éxito, los encargados de reponer los productos básicos tuvieron un trabajo extra. De recorridos cada tres o cuatro horas para verificar la disponibilidad de los productos pasaron a hacerlos cada hora.
A fin de proteger grupos específicos de consumidores y evitar acaparamiento, las cadenas optaron por limitar las unidades de ventas en ciertos productos y establecer horarios de atención a clientes de la tercera edad, mujeres embarazadas o personas en situación de discapacidad. A instancias de Fenalco, firmaron un acuerdo de autorregulación y se comprometieron a tomar medidas para proteger a sus funcionarios y a promover las compras reguladas para evitar el acaparamiento. El presidente del Grupo Éxito, Carlos Mario Giraldo, ha dicho que el aparato productivo y el comercio cuentan con inventario suficiente para atender las necesidades nacionales. Y llamó a la calma en las compras.
Santiago Castro, presidente Asobancaria En el mismo sentido, se han pronunciado directivos de otras cadenas como Jumbo, Makro, Olímpica y Alkosto, y las de bajo costo como D1, Justo & Bueno y Ara. Todos comunicados El servicio de call center se convirtió en una de las actividades clave en tiempos de cuarentena. Quienes trabajan en estas empresas desarrollan una labor titánica, ya sea para pedir citas médicas, hacer consultas psicológicas, solucionar problemas de salud, verificar servicios públicos o pedir domicilios. Por eso, algunas de las restricciones de autoridades locales los tienen al borde del colapso. Entre las limitaciones más complicadas están habilitar para el trabajo de no más de 50 personas sitios usados, normalmente, por más de 1.000 empleados.
Cumplir estas exigencias llevó a algunos call centers a reducir dramáticamente el número de operadores. El tema es crítico por estos días porque varias entidades financieras han ofrecido alivios a sus deudores, lo que aumentó en 20 por ciento las consultas. Como los call centers de los bancos reciben al día más de 200.000 consultas y estas han subido, no dan abasto para atender a todos los clientes. El sector de externalización de procesos (BPO) emplea a cerca de 580.000 colombianos, y de ellos 280.000 prestan servicios de voz y call center. Se trata de uno de los ramos que más empleo ha generado en los últimos años en todas las ciudades. Del total de empleados que trabajan en servicios de voz, hasta el momento solo 41.000 pueden hacerlo desde sus casas, tras un proceso maratónico que incluyó proveer de computadores a muchos de sus empleados y verificar que cuenten con internet y cumplan los requisitos de seguridad para desarrollar esta labor.
Las compañías trabajan a marchas forzadas para aumentar el teletrabajo, pero algunos servicios son incompatibles con ese concepto por los protocolos de seguridad que exigen. Es el caso de algunos servicios financieros. Nadie quiere que sus cuentas bancarias queden expuestas por problemas de protección. Por eso, los bancos deben prestar estos servicios desde las sedes que ofrecen todos los requisitos de seguridad. Ana Karina Quessep, presidenta de la Asociación de BPO, explica que el sector trabaja en estos momentos en la autorregulación, en protocolos internos y en el manejo de espacios para garantizar la seguridad y salud de sus colaboradores. La ejecutiva realizó un llamado para trabajar mancomunadamente con autoridades locales a fin de garantizar estos servicios, que en muchos casos son vitales para la vida de los colombianos.
Ana María Quessep, presidente de la Asociación BPO Muchos trabajan desde sus casas o se aíslan para protegerse del coronavirus. Mientras tanto, a diario, miles que laboran en actividades exceptuadas de la cuarentena salen a cumplir una misión que, a veces, pocos valoran. Son otros héroes anónimos que no permiten que el país se detenga.