SEMANA: Colombia vive un momento de incertidumbre económica y política. ¿Qué tanto pesa esa situación en las proyecciones de Fitch para el país?
RICHARD FRANCIS: Después de la pandemia, Colombia tuvo dos años de crecimiento muy fuerte y necesitaba una desaceleración, pues se aumentaron los desbalances en cuenta corriente y subió la inflación. Hasta ahora lo bueno ha sido que han tenido un consumo bastante fuerte, pese al frenazo de la economía, el aumento del desempleo y las mayores tasas de interés. Por eso pensamos que en 2025 el país puede crecer 2,8 por ciento (en 2024 crecería 2) y volvería a un ritmo de 3 por ciento en 2026. Indudablemente, hay mucha incertidumbre política, y la retórica del Gobierno probablemente no ayuda mucho, pero es muy difícil medir.
SEMANA: No obstante, problemas como los del presupuesto de 2025 no son retórica, son un hecho. ¿Qué tan preocupante considera esta situación?
R.F.: La verdad es que el lado fiscal es algo preocupante. Al inicio de su mandato, el presidente Petro pasó una reforma tributaria con la que envió el mensaje de que quería aumentar los gastos sociales pagándolos con impuestos. Eso fue una buena señal, así como la de que realmente el Gobierno está recortando o congelando gastos para cumplir con la regla fiscal. Pero, al mismo tiempo, hay un déficit fiscal muy alto, de 5,6 por ciento del PIB, y va a ser muy difícil bajarlo el año que viene. También es negativo el anuncio de un mayor recaudo por eficiencia de la Dian; puede que sí aumente, pero no el 1,6 por ciento del PIB que están estimando. Como resultado, es probable que el año que viene se vean forzados a hacer nuevos recortes de gasto en julio, y esos recortes muestran que no hay un buen manejo fiscal, que este no es transparente ni normal.
SEMANA: ¿Qué pasaría si la regla fiscal no se cumple este año? ¿Impactaría inmediatamente la calificación?
R.F.: No, porque desde la pandemia nosotros ya hemos bajado la calificación de Colombia dos veces. El país perdió el grado de inversión, en parte, por una menor credibilidad fiscal. De todas maneras, incumplir la regla no es una buena señal. El problema sería a futuro, pues ese incumplimiento podría aumentar el ya alto déficit fiscal de Colombia, incrementado la deuda en términos de PIB, y, si no hay un ajuste, en algún momento va a impactar la calificación, pero claramente no sería en el corto plazo.
SEMANA: En el proyecto de ley de financiamiento hay una propuesta llamada regla fiscal verde para no incluir el dinero que se destina a temas medioambientales en el déficit fiscal. ¿Cómo la ve?
R.F.: Entendemos la preocupación por la crisis climática, pero también insisto en que la calificación que nosotros emitimos muestra la capacidad y la voluntad de un Gobierno de pagar su deuda, y un gasto es un gasto, no importa si es verde o no. Si ese gasto sube el déficit, es algo negativo, pues implica una deuda mayor en términos de PIB, y ese indicador ha venido creciendo.
SEMANA: El Gobierno apuesta por una transición energética que afecta la generación de ingresos petroleros, y para algunos es la razón por la cual Colombia está peor que Brasil en ciertas mediciones de riesgo país, pese a que este tiene una menor calificación. ¿Comparte esa visión?
R.F.: En ese frente, me parece que hasta ahora la retórica ha sido peor que la realidad. La producción petrolera de Colombia ha estado más o menos estable y pensamos que se va a mantener así al menos por los próximos dos o tres años. Lo malo, claro, es la falta de nuevos contratos de exploración, que en algún punto puede significar caídas, pero probablemente en seis o siete años, y eso ya está hoy en la calificación de Colombia. En resumen, perro que ladra no muerde.
SEMANA: ¿La reforma pensional podría impactar la calificación del país?
R.F.: Nosotros evaluamos su costo fiscal, y el Gobierno ha dicho que va a ser alrededor de 0,3 por ciento del PIB, principalmente por el pilar solidario. No es mucho realmente, pero, cuando el país ya tiene un déficit fiscal de 5,6 por ciento del PIB, ese 0,3 va a presionar más el gasto, que para nosotros es un punto clave.
SEMANA: Pese a la incertidumbre, la inversión extranjera directa no ha caído. ¿A qué lo atribuye?
R.F.: Es un gran interrogante, pues esa inversión se ha mantenido fuerte, y cubre, más o menos, 70 por ciento de la cuenta corriente. En el segundo trimestre vimos una leve caída, pero no sabemos si fue puntual o va a marcar tendencia. Aún no sabemos por qué se ha mantenido fuerte en medio de la incertidumbre política, sobre todo con las reformas y con la retórica del presidente.