Al cierre de esta edición, la expectativa económica se centraba en el dato de inflación de enero que entregará el Dane el sábado 4 de febrero. El anuncio se dará apenas una semana después de que el Banco de la República aumentó las tasas de interés al 12,75 por ciento, precisamente para atajar el Índice de Precios al Consumidor (IPC).
El año pasado, la inflación superó los cálculos de los analistas, con 13,12 por ciento, y la cifra de enero podría continuar esa tendencia al alza. Se prevé que en el primer mes de 2023 este indicador podría llegar alrededor de 13,5 por ciento en su medición. ¿Por qué?
Un primer factor sería el aumento de precios indexados a salario mínimo o a inflación causada, en especial arriendos y comidas fuera del hogar, al igual que servicios de salud y educación (que se verán con más fuerza en la inflación de febrero). Un segundo factor es el aumento en el precio de la gasolina, que en enero subió 400 pesos por galón, pero que en febrero apenas se incrementará en 250 pesos.
Hay un tercer factor asociado a algunos cambios tributarios como el retorno del IVA a tiquetes aéreos, que habían bajado al 5 por ciento durante la pandemia, la decisión del Gobierno de poner 40 por ciento de arancel a la ropa importada, la reactivación del impoconsumo y los nuevos impuestos a los alimentos ultraprocesados.
Sin embargo, hay un factor adicional que se está volviendo crítico: el invierno. Mientras en diciembre las lluvias dieron una tregua, en enero han arreciado, generando problemas en la producción de alimentos, cuyos precios han subido más del 25 por ciento anual. Los terrenos de estos cultivos han quedado anegados y otros se ven en dificultades para ser comercializados ante los cierres de carreteras por deslizamientos, como el ocurrido en Rosas, Cauca, que tiene aislado a Nariño. Pero no solo hay bloqueos por causas naturales. Las protestas sociales y exigencias en regiones como la costa caribe tienen paralizadas varias vías, frenando la logística e incrementado los fletes.
Según Colfecar, se han registrado 81 bloqueos en enero de este año en las vías nacionales, “convirtiéndose en el principal cuello de botella para el transporte de carga, afectando la productividad de los vehículos, la seguridad alimentaria y la conectividad de los colombianos. Se han salido de control”.
Andrés Langebaek, director ejecutivo de estudios económicos del Grupo Bolívar, y Daniel Velandia, director ejecutivo de Research y economista jefe de Credicorp Capital, tienen uno de los pronósticos más ácidos para la inflación de enero: proyectan que puede llegar a 2,1 por ciento mensual, que es una de las estimaciones más altas entre los analistas financieros. Ese cálculo llevaría la inflación anualizada a 13,6 por ciento.
Para Juan David Ballén, director de Análisis y Estrategia de Casa de Bolsa, el cálculo mensual que tienen para enero es de 1,90 por ciento, y eso llevaría la inflación anual a niveles del 13,4 por ciento. “Mensualmente hablando es alta, pero como la inflación en enero del año pasado también lo fue, eso hace que en términos anuales la inflación no suba demasiado. Sin embargo, no sería descabellado pensar que en enero pudiera llegar a 2 por ciento o estar por encima”.
Las proyecciones muestran una dispersión muy alta que solo a nivel mensual va de 1,5 a cerca de 2,3 por ciento. “Tenemos un indicador que nos muestra que este es el nivel más alto de incertidumbre que hay en las proyecciones de inflación, incluyendo los paros camioneros de 2016, la covid en 2020 y el estallido social de abril y mayo de 2021”, dice Langebaek.
Para febrero, es posible que la tendencia se mantenga y que, incluso, en el primer trimestre la inflación pueda bordear 14 por ciento. Sin embargo, se espera que a partir de ahí se estabilice y empiece a moderarse paulatinamente hasta llegar a niveles del 8 o 9 por ciento a final del año.
Una de las señales que hoy se estaría evidenciando es el enfriamiento de la economía en enero, de acuerdo con análisis preliminares de Davivienda y Bancolombia.
La buena noticia es que estaría cerca el punto de quiebre de la inflación; la mala, es que las expectativas están desancladas y volver a niveles menores al 4 por ciento seguramente tardará un par de años.