En una mesa de Diálogo Interinstitucional sobre temas minero-energéticos y La Guajira como polo de desarrollo, organizada por la Contraloría General de la República, Juan Ricardo Ortega, presidente del Grupo Energía Bogotá (GEB), llamó la atención sobre uno de los temas más sensibles en la construcción de proyectos energéticos, ya sean líneas de transmisión o centrales eólicas y solares: las licencias de los proyectos.
Instó a un diálogo que permita dar la discusión sobre los cambios regulatorios que necesita el sector eléctrico en Colombia, significativamente afectado por la capacidad de que pequeños grupos de la sociedad, en distintas zonas del país, bloqueen proyectos tanto de generación como de transmisión, y también por las barreras burocráticas en temas de licenciamiento ambiental.
“Tenemos que cambiar la forma en que se regula y en la que se aprueban las licencias de estos proyectos. No tiene sentido que una regulación que estaba hecha para prevenir el derrame de petróleo o la contaminación de la minería se le aplique a un eólico, a un solar o a una línea de transmisión. Es inviable que esto vaya a seguir adelante con las normas que están hechas hoy en día, cuyo principal instrumento es que la sociedad pueda bloquear. Y sí, si la sociedad puede bloquear, bloquea, porque bloquear siempre va a poder”, dijo Ortega.
Agregó que bloquear lo que puede solucionar los problemas y lo que puede dar posibilidades de desarrollo, “es castrarnos la posibilidad de aprovechar la oportunidad que tenemos”.
Fue reiterativo en apuntar que la construcción de líneas de transmisión es un elemento crítico para garantizar el futuro energético del país y asegurar una transición energética justa, así como el desarrollo socioeconómico a través de contar con la oferta de energía suficiente para atender la demanda de nuevas industrias, principalmente tecnológicas, y proyectos estratégicos, como el Metro de Bogotá, que serán generadores de empleo en los años por venir.
El GEB lidera la construcción de la línea Colectora, encargada de sacar la energía que se producirá en La Guajira con proyectos eólicos y solares, para conectarla con el sistema nacional. Terminó hace unos meses, el proceso de consultas previas con las comunidades y ahora arrancó la etapa de licenciamiento ambiental, que aún no se ha dado.
Ortega afirmó que la infraestructura de transmisión es lo que permitirá que el departamento de La Guajira reciba inversión de capital y explote todo su potencial de generación de energía renovable, trayéndole esto una gran cantidad de oportunidades para impulsar el desarrollo económico, social y ambiental del territorio.
En medio de su presentación en el evento, Ortega dijo que la región y el sector cuentan con el GEB “y acá nos vendremos a vivir durante el próximo año hasta que cumplamos nuestra parte”. Para Ortega, Colectora es el primer paso de un futuro mucho más promisorio para La Guajira y Colombia, por lo que esta línea, una vez construida, debe servir como base para nuevas tecnologías mucho más modernas y eficientes para la transmisión de energía, que estimulen cada vez más la inversión en generación de energías limpias que suplirán en el futuro las crecientes necesidades energéticas.
Por lo anterior, el presidente del GEB declaró que la compañía se compromete a entregar, “cueste lo que cueste”, construida la línea Colectora en un lapso de 100 semanas a partir de que la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) otorgue los permisos para empezar la fase constructiva del tramo Cuestecitas-Colectora del proyecto.
“Todo el grupo se viene acá a vivir. Pero requerimos que no nos quedemos ahí porque Colectora no es el futuro. El futuro va mucho más allá y depende que nos permitamos soñar”, puntualizó el presidente del GEB.
El panorama
En una reciente entrevista con SEMANA, Ortega explicó que en este momento la demanda de energía en el centro del país ya está al nivel de lo que la oferta puede soportar. Añadió que la central hidroeléctrica de El Guavio ha llegado a sus niveles más bajos, con apenas un poco más del 4 % de su capacidad; “luego, ya la posibilidad de tener energía de esta central de generación es imposible. Entonces estamos dependiendo de los sistemas de transmisión y de las líneas que nos permiten abastecernos del resto del sistema interconectado, y ahí cualquier falla de una línea pondría ya a la zona centro en una falta de suministro que llevaría a lo que llaman un deslastre y obligaría a unos recortes de algún segmento de la demanda. Eso no está pasando y Dios quiera que no pase, pero la vulnerabilidad del sistema es probablemente la más crítica que se ha tenido en mucho rato”, dijo.
A un fenómeno de El Niño más intenso y duradero y a un mayor consumo, se suman los problemas en las líneas de transmisión, donde el caso más preocupante es el suministro de energía para el centro del país. Tres proyectos tienen retrasos, por licencias ambientales y tensiones sociales con algunos habitantes de la región, de más de seis años, poniendo en riesgo la confiabilidad del sistema en Bogotá y la región central. De hecho, como confirmó Ortega, del GEB, 14.000 viviendas nuevas, nacientes proyectos empresariales, como data centers, y hasta un centro de acopio de Falabella no tienen garantizado el suministro de energía.
Según SER Colombia, gremio de las empresas de energías renovables no convencionales, de La Guajira se han proyectado 2.360 megavatios en 19 proyectos. Alexandra Hernández, presidenta de este gremio, explicó a SEMANA que el 53 %, diez proyectos, avanzan, es decir, dos están en etapa de pruebas, cuatro ya tienen licencia ambiental y los otros están esperando la licencia para iniciar sus procesos constructivos. Otros seis proyectos están en revisión para analizar su viabilidad y los otros tres fueron cancelados.
“En Colectora estamos esperando que salga la licencia ambiental. Entonces, hasta que no salga la licencia ambiental eso está parado. Y los proyectos de generación, que es la generación que podría resolver todos estos retos de este cambio del mundo, donde Colombia podría tener hasta 7 gigas, que eso es un 30 % más de energía, eso solo se va a lograr si estos proyectos empiezan a mostrar que se pueden hacer”, señaló Ortega a SEMANA.
Al preguntársele si los conflictos en este momento son con comunidades, son ambientales o son de qué tipo, frente al desarrollo de las líneas de transmisión para el centro del país, respondió: “Literalmente todo lo anterior. O sea, hay partes que están sin licencia ambiental en este momento y la licencia está suspendida en unos casos porque la comunidad dice que no se le ha informado sobre el proyecto. Algunos de esos casos son mentira y otros porque no se tienen unas sustracciones. (…) Entonces esas demoras, ya sea porque la comunidad se opone, ya sea porque la sustracción no sale o porque la licencia está suspendida, en su conjunto terminan haciendo imposible entregar la torre”, explicó.
Y puntualizó: “La única forma es ir resolviendo cada uno de estos casos y buscar, tanto que se agilicen los trámites, como que las comunidades permitan dialogar y encontrar salidas que no sean mover la línea porque ya no hay margen. Es decir, lo que uno puede hacer es compensar la parte ambiental, todo lo que se requiera, puede apoyar temas ambientales en los municipios, explicarle a la gente que esto ni afecta el agua, ni va a destruir el medioambiente, ni va a acabar con el tigrillo lanudo ni con el oso de anteojos. (…) Las líneas se lanzan con drones y los impactos son mínimos y todos ellos se compensan, pero las normas ambientales que hay hoy en día están hechas más para la minería y para el petróleo, y pues básicamente permiten trancar todo, y una línea de transmisión es muy distinta, y sus impactos son muy distintos, todos ellos compensables y mitigables”, señaló Ortega.