La noticia tiene enormes implicaciones. Ecopetrol selló un acuerdo con Occidental para, a través de un joint venture, iniciar actividades en yacimientos no convencionales en la cuenca Permian, la más grande del mundo en este tipo de terreno. La petrolera invertirá US$1.500 millones. Así logra incorporar 160 millones de barriles en reservas y podría alcanzar 95.000 barriles de producción diaria en la próxima década.
Sin lugar a dudas, la decisión implica que la posición de reservas de la compañía se fortalece y esto representará un mayor valor para la compañía. Pero el impacto positivo sobre la empresa no puede ser visto en abstracto. La decisión de la principal compañía petrolera del país tiene una carga de profundidad que va más allá de sus balances. Le puede interesar:
La apuesta por el fracking El país tiene que tomar una decisión sobre los yacimientos no convencionales pronto. La caída en las reservas de crudo y el incremento en la producción están poniendo el pastel a mordiscos. En el mejor de los casos, Colombia tendría petróleo para 7 años. Sin nuevos descubrimientos y luego de cumplido ese plazo, el país va a tener que buscar US$20.000 millones en exportaciones, $30 billones en ingresos fiscales y US$16.000 millones para importar el crudo necesario para mover la economía. El chistecito saldría en alrededor de $150 billones: casi 15% del PIB. El mensaje que ayer envió Ecopetrol es que la principal empresa ya tiene una apuesta dura por los yacimientos no convencionales. El fracking lo va a empezar a hacer Ecopetrol Es claro que si el país no logra cambiar la tendencia en materia de reservas, tendrá un impacto durísimo para la economía colombiana. Esta es una carga de realismo para muchos, inclusive para los críticos del fracking en el Congreso de la República: nadie sobrevive a un impacto de 15 puntos del PIB. Por eso, algunos congresistas críticos ya han dicho en privado que ni van a apoyar ni van a oponerse a que se haga fracking en el país, pero que bajo ninguna circunstancia aceptarán que lo haga una compañía que no sea Ecopetrol. La decisión de ayer muestra que la estatal quiere liderar este proceso y por eso quiere adquirir toda la experticia en esta compleja técnica. La experiencia que adquiera Ecopetrol es para aplicarla en el país, en eso nadie se puede equivocar. Lea también:
Ecopetrol está aprendiendo a hacer fracking Justamente ese es el tercer aspecto: si Ecopetrol va a liderar la llegada del fracking al país, tiene que meterse de lleno en una actividad que exige no solo de capital, sino de profesionales que sepan del tema. Llegar a la principal cuenca de no convencionales en el mundo significa básicamente que Ecopetrol aspira a ser una empresa experta tanto en convencionales como en no convencionales. El asunto regulatorio
La pregunta no es si va a haber fracking en Colombia sino cuándo. Por el momento, hay expectativa por el pronunciamiento del Consejo de Estado acerca de la normativa en la que se establecen las reglas del juego técnicas, ambientales y sociales para el fracking. Apenas haya un pronunciamiento de la Alta Corte pueden ocurrir dos cosas: si el alto tribunal avala la regulación, el gobierno dará luz verde a los pilotos de fracking o, si el Consejo de Estado anula las normas, el gobierno deberá expedir una nueva normativa para que se puedan implementar los pilotos. Es claro que el anuncio que hizo ayer Ecopetrol no debe ser visto simplemente desde la perspectiva del balance de la empresa. Esta iniciativa de la principal firma petrolera del país se refiere también al futuro del fracking en Colombia. Con este tema está en juego también el futuro de la economía, el medio ambiente y la sociedad colombiana. Este es un debate realmente de fondo.