El descenso de la inflación les permitió a los bancos centrales de la región y el mundo rebajar sus tasas de interés también a mínimos históricos, con el fin de dinamizar la economía afectada por la covid-19. Según analistas, la baja inflación puede ser un sinónimo de la baja actividad económica, lo cual tampoco es bueno para ningún país. Aunque la tendencia a la baja (en la inflación) viene desde 2016, la caída de los precios fue mucho más pronunciada durante la pandemia, con un promedio regional del 2,7% en septiembre (comparado con el mismo mes del año pasado) y excluyendo Venezuela y Argentina por sus problemas de inflación crónica (hiperinflación incluso en el caso venezolano). Lea también: Inflación de Colombia fue del 1,61% en 2020, la más baja en la historia El economista de la división de desarrollo económico de la Cepal, Ramón Pineda, le dijo a BBC Mundo que la inflación cayó en 2020 en Latinoamérica debido a una mezcla de factores, entre los que se encuentran las medidas para enfrentar la pandemia, la fuerte contracción de la demanda, la caída de los precios a nivel internacional (particularmente en el sector energético), los problemas de oferta y el aumento de la volatilidad cambiaria, argumenta Pineda. Benjamin Gedan, director adjunto del Programa Latinoamericano del centro de estudios Wilson Center y profesor de la Universidad Johns Hopkins, explicó que la baja de precios ocurre en un contexto muy complejo para Latinoamérica. "No es de extrañar que la inflación se haya mantenido baja en la región dados los devastadores impactos económicos de la pandemia", le aseguró Gedan a BBC Mundo. Tan devastadores que el Producto Interno Bruto (PIB) de la región en 2020 llegaría a una histórica contracción no vista en décadas (que puede estar en el rango del 6,9% al 7,7%, según las últimas estimaciones del Banco Mundial y de la Cepal). Aunque la inflación promedio ha caído, hay muchas variaciones dentro de Latinoamérica. En países como Costa Rica y Nicaragua la disminución del índice de precios al consumidor (IPC) fue de al menos dos puntos porcentuales, mientras que en otros como Guatemala, México, República Dominicana y Uruguay hubo un aumento igual o mayor que un 1%. Un caso que rompe la tendencia regional es el de Argentina, donde la inflación bajó desde un 52,4% en septiembre de 2019 hasta un 35,2% en septiembre de 2020. Una inflación relativamente baja, como la que se ha visto en la región, "significa que los bancos centrales en Latinoamérica pueden mantener las tasas de interés en un nivel bajo la mayoría de 2021", comentó Elijah Oliveros-Rosen, economista sénior de la división Latin America Global Economics & Research de la consultora S&P Global Ratings, con sede en Nueva York. Hasta ahora, los bancos centrales de la región han venido recortando tasas de interés a niveles históricamente bajos y han inyectado liquidez en las economías para apoyar la recuperación de la demanda e impulsar una reactivación económica. Lea también: Inflación de la Ocde se mantuvo en el 1,2% en 2020 Muchos economistas coinciden en que las tasas bajas, también conocidas como el "dinero barato", continuarán en la región por un buen tiempo más, precisamente porque no se ve un repunte importante de las presiones inflacionarias. El telón de fondo, advierte Oliveros-Rosen, es que la recuperación en la mayoría de las principales economías de América Latina será probablemente "una de las más lentas en los mercados emergentes". Esto se debe, agrega, a la severidad del daño al mercado laboral provocado por la pandemia y a la dinámica que han mostrado las inversiones. En algunos casos, a las debilidades económicas de los países previas a la crisis de 2020. BBC Mundo