La caída en la inflación ha sido una de las noticias más esperadas. Desde inicios de 2021, arrancó una senda de crecimiento que duró casi dos años. Por varios meses, uno tras otro, la cifra subía, alcanzando, incluso, picos históricos que no se veían desde finales del siglo pasado.

Se preveía, por los analistas y el mercado, que el punto de quiebre del Índice de Precios al Consumidor (IPC) fuera en marzo de este año. Pero, en ese momento, el dato se mantuvo al alza y el país tuvo que esperar un mes más para ver cómo se empezaban a moderar los precios, mientras otros países de la región ya habían iniciado este camino.

Según el Dane, en abril la inflación anual quedó en 12,82 por ciento y la mensual llegó a 0,78 por ciento, por debajo de las expectativas de los analistas que estimaban la inflación mensual en alrededor del 0,90 por ciento. Para Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria, los alimentos –que han sido el gran motor en el crecimiento de los precios–, por primera vez desde junio de 2021, tuvieron una variación levemente negativa de 0,07 por ciento y eso hizo que su inflación anual quedara por debajo del 19 por ciento. “Sigue siendo muy alta, pero recordemos que el año pasado llegó casi al 28 por ciento; es decir, ha bajado casi 10 puntos porcentuales”, señaló el analista.

Según el Dane, cuya directora es Piedad Urdinola, la inflación cambió de tendencia. El último resultado anual inferior al observado en abril de 2023 se presentó en noviembre de 2022 (12,53 por ciento). Mientras los precios de los alimentos impulsaron la tendencia a la baja, hay preocupación por gasolina y servicios públicos. | Foto: GUILLERMO TORRES

Una de las mayores contribuciones a esta sorpresiva reducción en los alimentos la entregaron los perecederos, que, de acuerdo con BBVA Research, cayeron de 23,7 a 16,9 por ciento.

Sin duda, la reducción de la inflación es una buena noticia, pues es el ‘impuesto’ que más castiga a los hogares, en especial a los más pobres y vulnerables, y su reducción hace que el salario mínimo y su aumento no pierda capacidad adquisitiva.

Esta señal se complementa con otra que se conoció el pasado jueves. La significativa caída del Índice de Precios al Productor (IPP) en el mes de abril, al ubicarse en 3,86 por ciento, luego de haber estado en 34,34 por ciento en el mismo periodo del año anterior. Este indicador es clave por dos factores: uno, es un indexador de precios, como el de las tarifas de energía; y dos, en un mercado competido, se espera que esa reducción se traslade a los precios finales.

Para Bancolombia, el positivo resultado en el rubro de alimentos habría estado explicado por el mejor contexto en costos y el mejor escenario climático. En los costos, la clave fue la caída, por decimocuarto mes consecutivo, de la variación anual del IPP de alimentos, gracias a que en abril tuvo un fuerte declive mensual de 4,34 por ciento, el sector agropecuario fue la actividad más beneficiada por un alivio en la evolución de sus costos. “Esto, producto del descenso de las cotizaciones internacionales de las materias primas, el retorno de los fletes marítimos a niveles de prepandemia, el debilitamiento del dólar a nivel global y la corrección del precio de los fertilizantes”.

Anif considera que tanto en los resultados de inflación mensual como anual, los hogares con mayores ingresos son los que más han sentido el incremento de precios debido al alza de los servicios y combustible para vehículos, y en parte también debido a que los precios de los alimentos han cedido, por lo tanto, disminuye la presión sobre los hogares con menores recursos.

A pesar de la caída de precios, las expectativas de inflación siguen altas. De hecho, el mismo Banco de la República así lo plantea en sus más recientes minutas. La encuesta mensual de expectativas de analistas económicos realizadas por el Emisor plantea que para fines de 2023 se registraron aumentos de expectativas, las cuales pasaron de 9 a 9,3 por ciento para la inflación total y de 8,7 a 9,4 por ciento para la inflación sin alimentos.

Por eso, si bien la noticia del cambio en la senda de la inflación es positiva, en especial en materia de alimentos y se prevé que mantenga el ritmo de desaceleración, es necesario estar pendiente de otros indicadores que podrían hacer que la velocidad de la reducción no sea tan rápida y se demore volver a la meta de 3 por ciento.

Las alertas

Los mayores riesgos se encuentran en los datos que más aportaron en la cifra mensual del IPC: alojamiento y servicios públicos, con 35 puntos básicos, y transporte, que registró 17 puntos básicos, según un análisis de Banco Popular.

Paradójicamente, en la semana en que se celebra el cambio en la tendencia de la inflación, también se dio uno de los mensajes más importantes del Gobierno: mantener el incremento del precio de la gasolina, que para el mes de mayo fue de 600 pesos por galón, para reducir el déficit que trae el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles. Aunque se trata de una decisión que no es popular, para los analistas fue un buen mensaje. “Es un costo en inflación, pero desde el punto de vista de asignación de recursos y de distribución, no tiene mucho sentido mantener ese subsidio”, dijo Andrés Langebaek, director de estudios económicos de Grupo Bolívar.

Sin embargo, será un factor que les meterá presión a los precios. Según Bancolombia, el incremento de 400 pesos de la gasolina corriente en abril se tradujo en un avance mensual de 3,36 por ciento del índice de combustibles para vehículos. De hecho, gran parte de este ascenso explicó el mayor precio de las tarifas de transporte urbano, que avanzaron 0,45 por ciento entre marzo y abril. Habrá que estar atentos, con incrementos de 600 pesos y con los anuncios del Gobierno en el sentido de llegar a precios por galón de 16.000 pesos y de que en algún momento entre en esa misma senda el diésel.

El precio de los combustibles ha sido una de las mayores preocupaciones para los colombianos. | Foto: aydinmutlu

La otra preocupación está relacionada con los arriendos. El arriendo efectivo superó el 10 por ciento de crecimiento en abril, cuando en los años anteriores, no había superado la barrera del 4 por ciento. De hecho, en el cuarto mes del año aportó 0,19 puntos porcentuales a la variación mensual, que fue de 0,78 por ciento. Esto tiene dos explicaciones: una, el arriendo puede subir hasta la inflación del año inmediatamente anterior, que en este caso fue de 13,12 por ciento en 2022, y la segunda, que el incremento en los arriendos trae un rezago por cuenta de la pandemia cuando muchos devolvieron inmuebles o no se pudieron hacer aumentos.

Una inquietud adicional es el tema de los servicios públicos, en especial la energía. Aunque ha venido cayendo, pero está cerca de 20 por ciento, el nerviosismo se da porque para el segundo semestre de este año ya se anunció un fenómeno de El Niño que podría, en ese momento, presionar las tarifas, en especial de la bolsa de energía, y también afectar los precios de los alimentos.

Los servicios se vieron afectados durante este periodo de aumento inflacionario. | Foto: Juan Carlos Sierra

Otro factor que está en el radar es el dólar. Para Daniel Velandia, managing director research y chief economist de Credicorp Capital, “preocupa su volatilidad y lo que pueda generar, sobre todo por el ambiente político, como lo vimos la semana pasada, donde el peso colombiano fue la moneda más depreciada del mundo, tras el anuncio de cambio de gabinete y la salida del ministro Ocampo”.

Las miradas sobre la inflación son variadas. Para Juan David Ballén, director de análisis y estrategia de Casa de Bolsa del Grupo Aval, el dólar es un factor determinante porque los commodities venían cayendo a nivel global desde meses atrás, “pero aquí, por culpa del dólar, todavía no habíamos visto eso completamente reflejado”.

Y concluye: “En el corto plazo somos positivos porque vemos que hay muchos indicadores que sugieren que se está moderando la presión de los precios. En el largo plazo, creemos que la inflación en promedio en Colombia durante los próximos diez años será más alta que la inflación que tuvimos en promedio durante la década que pasó”. El costo de vida sigue en la mira.