La noticia de la venta de la operación de Gas Natural Fenosa (GNF) en Colombia al fondo canadiense Brookfield sorprendió a más de uno. Que la importante compañía española decidiera salir de Colombia, donde ha sido la gran protagonista en la expansión del gas natural durante 20 años, despertó inquietudes y dudas sobre las verdaderas razones que tuvo para retirarse de este mercado, considerado bastante rentable.Durante el último año, GNF arrojó utilidades netas superiores a los 300.000 millones de pesos y alcanzó ventas por más de 2,6 billones, lo cual la ubica como una de las empresas más grandes del país. Además, venía creciendo a un ritmo de doble dígito.Le sugerimos: Banco de la República bajó las tasas en 25 puntos hasta 4,75%La compañía española ha explicado oficialmente que la venta obedece a una revisión de su plan estratégico a 2022 que incluye recomponer sus activos a nivel mundial. Además, señaló haber recibido una importante oferta económica dado que este es “un momento en que los fondos de inversión internacionales se encuentran especialmente interesados en este tipo de activos”.El fondo canadiense pagará 482 millones de euros por el 59,1 por ciento de Gas Natural ESP. Según el comunicado emitido desde España, esto representa “un impacto contable positivo para Gas Natural Fenosa en el resultado después de impuestos de aproximadamente 350 millones de euros para el ejercicio 2017”. El monto pagado supone una valorización equivalente a cerca de 7,3 veces el ebitda y 13,8 veces el beneficio neto de los últimos 12 meses, lo cual representa un muy buen negocio para GNF. Esta compañía también vendió recientemente su negocio de gas en Italia y España, lo cual mostraría ese reacomodamiento.Sin embargo, para analistas locales y conocedores del sector la decisión de la multinacional tendría más que ver con Electricaribe, compañía de la cual era accionista mayoritario, con el 85,38 por ciento. Lo que sucedió hace ya un año cuando la intervino la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios (SSPD) unido a las denuncias de la Contraloría General sobre desvío de subsidios de energía en Electricaribe -entre 2010 y 2014- habrían dejado a la multinacional en una situación muy incómoda.Cabe recordar que, para garantizar la prestación del servicio, la SSPD ordenó liquidar a Electricaribe, que presta el servicio de energía en los siete departamentos de la costa Caribe, ante sus problemas financieros, incumplimientos en los pagos y falta de inversión de GNF. En ese momento, la compañía española se defendió con un fuerte contraataque.GNF aseguró que la medida mostraba la falta de seguridad jurídica para invertir en Colombia e incluso habló de que era prácticamente una “expropiación”. De hecho, demandó a Colombia ante tribunales internacionales por más de 1.000 millones de euros. Además, afirmó que las fuertes pérdidas de Electricaribe resultaban en realidad de los altos niveles de fraude, robo y, en general, de la falta de cultura de pago en esa zona del país.Puede leer: Dinero arrasa en los premios de periodismo económico más importantes del paísPese a ello, esta semana el consejero delegado de GNF, Rafael Villaseca, de visita en Colombia, expresó que la venta no afectaba la voluntad del grupo de mantener un diálogo con las autoridades colombianas respecto a su participación en Electricaribe para evitar el procedimiento arbitral de protección de inversiones. “Nos mantenemos dispuestos a una negociación amistosa respecto a Electricaribe, siempre y cuando se garanticen las condiciones regulatorias adecuadas. Hacemos un llamado para que quede sin efecto la medida de intervención para liquidación acordada en marzo pasado y trabajar por solucionar todo esto de común acuerdo, en forma satisfactoria y, sobre todo, sostenible para la prestación del servicio en beneficio de los clientes, empleados, acreedores y accionistas de Electricaribe”, afirmó Villaseca, el segundo al mando en la multinacional.Para algunos analistas del sector, no resulta comprensible ni creíble cómo una compañía decide salir de un negocio rentable como el de GNF y a la vez sigue disponible para estar en un negocio mucho más incierto, en el que enfrentó tantos problemas y no tuvo utilidades como Electricaribe. Incluso, algunos abogados afirman que la venta de GNF tendría el objetivo de evitar que un eventual pleito por el delicado tema de los subsidios investigados por la Contraloría pudiera afectar sus activos en el país, por cuenta de la unidad de empresa.El nuevo jugadorEn el mapa sectorial, la venta de GNF tendría más repercusiones sobre el mercado eléctrico que sobre el del gas. En este último negocio no se esperan cambios fundamentales dado que si bien sale un inversionista estratégico, entra otro importante jugador, afirma Orlando Cabrales, presidente de Naturgas, gremio del sector.En esto concuerda con Isabella Muñoz, directora ejecutiva de Colcapital, quien afirma que Brookfield es un fondo de capital privado con vocación de inversionista de largo plazo y gran experiencia en este sector. Este fondo canadiense administra activos superiores a 265.000 millones de dólares alrededor del mundo, enfocados en los sectores de infraestructura, energía y bienes raíces, especialmente en mercados en América, Asia- Pacífico y Europa. Brookfield, que cotiza en las Bolsas de Nueva York y Toronto, ingresó al mercado colombiano al comprar la Empresa de Energía de Boyacá (Ebsa) en 2012 y hace alrededor de dos años adquirió ISAGÉN.Le recomendamos: Gran especial de infraestructura: Así van las obras en Colombia 2017Según los conocedores, los negocios de la energía eléctrica y el gas son bastante regulados y constituyen dos de los sectores de mayor crecimiento ante el cambio en la matriz energética del mundo. Además, el fondo Brookfield ha demostrado ser un buen administrador: los resultados de Ebsa han mejorado sustancialmente desde que está al mando y ha continuado los planes de expansión y crecimiento de las compañías en las que tiene presencia. Incluso, en ambas le dio continuidad al equipo gerencial. Por esto, los analistas del mercado no prevén movimientos drásticos en gas natural, y si los hay, serán positivos.Por regulación, Brookfield tendrá que realizar hacia el primer semestre del próximo año una oferta pública de adquisición (opa) por el reto de las acciones de GNF en manos de entidades como la Empresa de Energía de Bogotá (25 por ciento), Porvenir (10,26 por ciento) y otros fondos de pensiones y accionistas minoritarios.Se esperan cambios urgentes en el mercado eléctrico, que está pendiente de los resultados de la estructuración y el proceso de búsqueda del nuevo operador que se hará cargo de Electricaribe, que atiende el 23 por ciento de la demanda del país. Este proceso, a cargo de la Financiera de Desarrollo Nacional (FDN), debería terminar en las próximas semanas.De ese modo, quedaría claro si se tratará de una compañía o de varias, si es local o extranjera, si se conservará un solo mercado o se dividirá en varias regiones. El modelo que proponga la FDN no solo deberá atraer a los inversionistas, sino conseguir para el país un operador que pague bien por el activo (para responder por las acreencias), y que esté dispuesto a realizar las inversiones necesarias.Las acreencias de Electricaribe superan los 2,4 billones de pesos y están especialmente concentradas con el sector financiero, sin contar el pasivo pensional que puede superar los 1,3 billones de pesos. Mientras tanto, las inversiones requeridas para reducir el rezago y mejorar la calidad del servicio pueden oscilar alrededor de los 350.000 millones de pesos anuales por 5 años.Además, el nuevo modelo deberá trabajar bajo el marco tarifario y regulatorio actual, pues cualquier cambio o relajación de las condiciones para hacer más atractivo el negocio podría representar un argumento para GNF en su demanda internacional contra Colombia. En síntesis, la venta de Gas Natural Fenosa parece más una estrategia de salida de la empresa española ante los temas de Electricaribe que cualquier otra cosa.