SEMANA: ¿Qué opina de la propuesta del Gobierno en materia de reactivación económica?
José Manuel Restrepo (J. M. R.): Hemos oído que hay tres propuestas preliminares sobre un plan de reactivación. La primera de ellas habla de la posibilidad de dar una serie de descuentos tributarios o de beneficios o exenciones tributarias, lo que supone una propuesta de reforma tributaria. En ese orden de ideas, aunque no se ha precisado aún cuál es el contenido de esos beneficios, supone uno que serían algunos en el sector turístico, por ejemplo, como existió en el pasado reciente. O eventualmente pensar en disminuir la tasa corporativa del impuesto de renta a personas jurídicas.
SEMANA: ¿Qué encuentra en esa iniciativa?
J. M. R.: Encuentro que puede ser interesante esa iniciativa, pero tiene dos dificultades. La primera es que en este escenario político que estamos viendo a lo largo de estos días, con todos los escándalos que se han venido presentando, hay una muy baja probabilidad que el Congreso de la República esté en disposición y logre realmente aprobar una reforma tributaria.
Y la segunda, quizá más importante que la anterior, es que cualquiera de esas decisiones tiene un costo fiscal. Y lo que estamos viendo es que el Estado tiene en este momento un apretón fiscal muy fuerte, unas necesidades fiscales muy fuertes y una debilidad en materia fiscal muy fuerte. Entonces, cualquier decisión de reducir una tasa corporativa o incluso generar una serie de exenciones tributarias tiene un costo fiscal. Y hoy lo que estamos viendo, uno, es que no se está cumpliendo la meta de recaudo tributario y, dos, los gastos están siendo relativamente más altos de lo que se tenía inicialmente previsto, es decir, hay unos gastos altos. Luego, yo francamente dudo mucho que exista un espacio en este instante para poder lograr reducir de manera significativa algunos de esos beneficios tributarios.
SEMANA: ¿Cuál es el segundo punto?
J. M. R.: El segundo son las inversiones que las llaman forzosas. Esas inversiones se han utilizado en Colombia de tiempo atrás. Mucho de eso se utilizó en los años 60. Y la verdad, por la experiencia que hemos tenido, no resultaron muy efectivas.
SEMANA: ¿Por qué?
J. M. R.: Porque generaban un costo adicional, se convierten como una carga impositiva para el sistema financiero y con ello para el sector productivo; y desincentivan la asignación de crédito asociado a esas inversiones temporales o forzosas. Eso significa que, como tal, esa propuesta realmente tiene muy poco nivel de efectividad como un instrumento de reactivación económica y creo que además va en contravía de lo que hemos aprendido como lecciones desde los años 60 en esa materia.
SEMANA: ¿Y el tercero?
J. M. R.: Y el tercero es el peor de todos, que es la de modificar o flexibilizar la regla fiscal. Esa es una muy mala idea, simplemente porque genera más incertidumbre, lo cual afecta lo que ya sabemos que está muy mal, que es la inversión privada, entre otras por una alta dosis de incertidumbre.
Eventualmente puede elevar la tasa de cambio, claramente elevaría la prima de riesgo país y el costo del financiamiento en Colombia, que ya de hecho es alto al punto, entonces, que implicarían más gastos de intereses y con ello menos espacio para la inversión pública.
SEMANA: ¿Eso qué significa?
J. M. R.: Significa que esa propuesta en particular iría totalmente en contravía de un plan de reactivación económica. Pareciera esta última, especialmente más un plan de desactivación económica o de desaceleración económica.
SEMANA: Sorprende que cuando se ve la propuesta del Gobierno, queda en manos del Congreso, porque las tres iniciativas tienen que pasar por allí. ¿Es así?
J. M. R.: Las tres iniciativas tendrían que pasar por el Congreso de la República. Y ahí vuelve y juega la discusión de política, llamémoslo del escenario que estamos en este momento, que es muy complejo, la verdad, que evidentemente está afectando la dinámica del Congreso de la República. Me parece que son tres iniciativas que tienen una alta dosis, entre otras, de incertidumbre de que realmente se materialicen. Además, efectivamente tienen esa dificultad, tiene toda la razón.
Ese proceso de reactivación no da espera y me parece que está perdiéndose el sentido de urgencia con estas tres propuestas, entre otras, porque seguramente no se pueden presentar ahora, habría que presentarlas en la siguiente legislatura y eso implica un tiempo del proceso, lo que al final significa que eventualmente pueden tener un nivel de aplicación por allá hacia 2025. Creo que es muy tarde, porque la reactivación se necesita ya.
SEMANA: El momento es muy complejo: la discusión de las reformas, el discurso del presidente contra algunos sectores o el sector privado en general, pero también todos los hechos de corrupción y de grabaciones que se han conocido. ¿Qué tanto ruido le genera ese coctel de cosas a la reactivación económica?
J. M. R.: El coctel en el que estamos en este momento desde la perspectiva política es un muy explosivo, porque lo que estamos viendo es que todas estas investigaciones, escándalos que se han venido dando o que están saliendo a la luz pública en distintos frentes, lo que generan es una dificultad muy grande, creo yo, para cualquier congresista de empezar a tomar decisiones, porque está en entredicho en buena medida si lo pueden hacer o no lo pueden hacer, dependiendo seguramente de las circunstancias en donde hayan estado o no involucrados en la asignación de recursos de uno u otro tipo. Entonces me parece que claramente sí enreda la película en este instante.
SEMANA: El tema de reactivación pasa por el tema de inversión y uno ve que la inversión sigue caída y ahora con inversiones forzosas. ¿Cuál es el mensaje del Gobierno?
J. M. R.: El año 2024, como está cantado, es un año con un muy bajo nivel de crecimiento de la economía. Entonces, ¿cómo lograr esa reactivación? Yo creo que hay que volver sobre la razón por la cual hay bajo nivel de crecimiento. Y como lo hemos dicho, es porque los motores de crecimiento de la economía están apagados, arrancando por el más importante, que es la inversión privada. Y, ¿por qué la inversión privada está estancada? El Fondo Monetario Internacional, en el último reporte que hizo sobre Colombia, dijo: una tercera parte de esa razón es altas tasas de interés. Yo creo que habrá un mecanismo que automáticamente va a ir mejorando en la medida en que se reduzca la inflación, el Banco de la República va a ir disminuyendo tasas de interés, luego va a ayudar en este propósito a lo largo del año, y seguramente la inflación al cierre del año va a ser muy cerca del tope máximo del Banco de la República, luego la disminución de tasas se va a ir dando positivamente.
Pero dos terceras partes, dice el Fondo Monetario Internacional de esa baja inversión, reposan en mucha incertidumbre, alta dosis de incertidumbre política. Y creo que allí hay que decirlo, todos estos escándalos, las declaraciones públicas del Gobierno nacional, incluso del propio presidente de la República, no ayudan a esclarecer esa dosis de incertidumbre, por el contrario, la aumentan.
La sola declaración, en el sentido de que eventualmente pueda haber una continuidad de una persona en el Gobierno, lo cual es en el fondo un mensaje que tangencialmente habla de un quiebre institucional, pues me parece que genera más incertidumbre.
Entonces lo que hay que insistir al Gobierno nacional es: se necesita todo lo contrario, se necesita calma, prudencia, certidumbre, mensajes claros. Y si se lograran esos mensajes y ese trabajo mancomunado con el sector privado y hubiera tranquilidad en la conversación con el sector privado y en general con la sociedad, yo personalmente creo que habría un camino para reactivar la economía más rápidamente y es motivar la inversión privada del país.
SEMANA: ¿Cuáles son los otros motores?
J. M. R.: El segundo motor son las exportaciones y van a reaccionar en la medida en la cual se aplique activa y efectivamente la política de comercio exterior que el propio Gobierno incluso formuló. Ahí hay que transitar de la idea a la acción. Y el tercero lo tiene el Gobierno en sus manos, que es ejecutar la inversión pública, pero ejecutarla. Y creo que ahí lo que se necesita es acelerar esos procesos de ejecución de inversión pública.
SEMANA: En el tema de la inversión forzosa si se obliga a la comunidad financiera a prestar a un grupo de personas que tienen un mayor riesgo, ¿eso no encarecería los créditos de las personas que ya tienen créditos? ¿No sería un contrasentido frente a la petición del Gobierno al Banco de la República que bajar tasas?
J. M. R.: Lo que estoy viendo es que más que afectar a los demás, genera menos incentivo al sector financiero a prestar, porque evidentemente esto implica un costo adicional para el sistema financiero. Comoquiera que existe ese costo financiero adicional, pues no sería extraño que el sistema financiero tuviera que reaccionar de alguna forma para compensar esos costos adicionales que eventualmente puede llegar a tener. Luego parte de lo que acaba de decir puede llegar a suceder. No estoy diciendo que necesariamente va a suceder, pero podría suceder justamente para compensar los altos costos adicionales en que tendría que incurrir el sistema financiero.
Es que una inversión forzosa en el fondo es como si fuera un impuesto adicional sobre el sistema financiero y de alguna manera el sistema financiero podría descargar parte de ese costo en algunos otros actores a través de la cartera de crédito.
SEMANA: En su experiencia en el Gobierno, en época de la pandemia el sector financiero hizo algunos préstamos, pero intervino el Fondo Nacional de Garantías. ¿Aquí podría pasar algo parecido?
J. M. R.: El Fondo Nacional de Garantías puede ser un gran instrumento en un proceso de reactivación económica. Se pueden diseñar estrategias y mecanismos para facilitar incluso recursos al Fondo Nacional de Garantías para que existan garantías adicionales sobre créditos que puedan ir encaminados a sectores productivos claves de la economía. Esa es una figura posible y me parece que es una figura que el Gobierno podría quizás revisar muy rápidamente y eventualmente implementar. Y me parece que es muchísimo más sensata, porque es un instrumento que tiene el Gobierno, que con un subsidio de gobierno se logra activar una plataforma de reactivación económica.
Y le voy a decir otra en donde el Gobierno puede reaccionar muy rápidamente en el sector de vivienda. Todo ese modelo del (subsidio) Frech. El subsidio sobre tasa de interés en vivienda no VIS es un instrumento también que se podría activar en cualquier momento y la vivienda es un motor de crecimiento y de generación de empleo en la economía.
Son solamente ejemplos para decir que claramente hay instrumentos, pero que son, además, mucho más rápidos, porque dependen del presupuesto de la nación y no tanto de una aprobación en el Congreso de la República, en un escenario más difícil y con una demora en la implementación de la política.