El Grupo Sura declinó hoy la OPA de Nugil S. A. S. por hasta un 22,88 % del Grupo Nutresa a US$10,48 por acción. La postura de Sura es irrelevante, ya que no es claro que puedan vender mientras están en OPA. Además, poseen un 35,2 % de las acciones del Grupo Nutresa, muy por encima de lo que busca el oferente. Lo que sí llama la atención es el comunicado del Grupo Sura.
Durante los 10 años previos a las OPA, la acción del Grupo Sura cayó alrededor de un 75 % en dólares. Los administradores tal vez se sentían intocables y nunca tuvieron que responderle a nadie. Es más, sus administradores y junta directiva autorizaban planes de recompra de acciones por alrededor de 20 mil pesos por acción, sacando a los minoritarios, quienes fueron los más perjudicados. Eso sí les parecía bien.
Muy sagaces, ahora dicen que el “valor fundamental” de los activos que tienen están prácticamente por las nubes. Sabiendo esto, ¿por qué permitieron que sus acciones se mantuvieran subvaloradas durante tanto tiempo? Si sabían que los activos valían mucho más, ¿por qué de cierta manera se aprovecharon de los accionistas minoritarios recomprándoles a precios tan subvalorados?
Lo cierto es que se viene un nuevo capítulo. Aún no se sabe si Gilinski será exitoso o no en esta ronda de OPA. Usualmente las aceptaciones llegan el último día.
Pero si “socios estratégicos con los que se comparten propósitos fundamentales”, como reza el comunicado del Grupo Sura, significa traer a fondos buitre como General Atlantic, para que les exijan un retorno garantizado en dólares que les doble su inversión (en pesos acabaron multiplicando su inversión por 3,7 veces), y a costa de los accionistas minoritarios de Sura, los administradores y miembros de la junta directiva se darán cuenta rápidamente de que tendrían diferencias grandes con los nuevos socios.
Los nuevos accionistas tienen un concepto muy claro sobre la creación de valor intrínseco por acción.
Una especie de deuda cara disfrazada como capital no estaría dentro de las opciones que los nuevos accionistas mirarían de manera positiva. Las compañías públicas tienen la obligación de rendirles cuentas a sus accionistas.
Pase lo que pase, el 28 de febrero con las OPA por Sura y Nutresa, de lo que pueden estar seguros los administradores y directivos del Grupo Sura es que tendrán un contrapeso importante que están dispuestos a ejercer los nuevos accionistas.
El primer orden del día sería solicitarles a los miembros de junta y administradores actuales que sean transparentes con el mercado acerca de su búsqueda de un “socio estratégico.” Un socio a quien Sura tenga que regalarle plata (vía garantías) para que los administradores agranden su emporio a costa de los minoritarios no será bien recibido.
Los principales bancos de inversión y comisionistas de bolsa del país, en promedio, ven una baja importante en el precio de las acciones del Grupo Sura y del Grupo Nutresa tras las segundas OPA.
Por ejemplo, BTG Pactual estima que el posible precio tras las segundas OPA del Grupo Sura y del Grupo Nutresa sería de 25.900 pesos por acción para el conglomerado financiero, y de 26.000 pesos por acción para el conglomerado de alimentos.
Según las proyecciones del banco, los accionistas tendrían una desvalorización de alrededor del 33 % en el caso de Sura y en el caso de Nutresa podrían perder hasta 37 % de su valor.
En esta nueva era, lo más seguro es que se exigirán resultados. Y los primeros que tendrán que dar explicaciones y presentar planes concretos, no comunicados escuetos, serán los que han tenido las riendas y el manejo del Grupo Sura. Nadie invierte 8 billones de pesos para solo tomar café en juntas directivas.
Mientras les compraban barato a accionistas minoritarios, ejecutivos del Grupo Sura recibían millonarias indemnizaciones
Los administradores y la junta del Grupo Sura, en cabeza de Gonzalo Pérez, autorizaron un plan de compra de acciones a minoritarios a sabiendas de que estaban subvaloradas. ¿Cómo se sentirán esos accionistas minoritarios hoy, sabiendo que durante una década la acción del Grupo Sura se mantuvo subvalorada? Durante todo ese tiempo, la acción cayó alrededor de un 75% en dólares.
Pero poco les importó a los administradores y directivos comprarles a precios subvalorados. El descaro va incluso más allá. Mientras los accionistas minoritarios perdían sus ahorros, los ejecutivos sí se lucraban. David Bojanini, quien fue presidente de Sura hasta hace dos años y es el responsable de muchas de las adquisiciones que terminaron destruyendo valor, se benefició a costa de los accionistas. Tras su salida del Grupo Sura, recibió una indemnización de alrededor de 25 mil millones de pesos. Como quien dice, administradores ganan, accionistas pierden. Y luego les recompraron acciones a precios que sabían estaban subvalorados.
Bojanini, quien pasó de presidir una compañía que valía US$ 10.000 millones a dejarla valiendo alrededor de US$ 2.500 millones, debería haber asumido una responsabilidad personal y ética. Pero no. Decidió aceptar su millonaria indemnización.
Gonzalo Pérez, quien apenas lleva dos años en el cargo como presidente del Grupo Sura, tal vez espera lo mismo. Los nuevos accionistas deberían revisar muy de cerca los comités que deciden la compensación de esos ejecutivos. No pueden ganar millones de dólares mientras los accionistas pierden. Y luego les compran.
* Gabriel Gilinski es accionista de Publicaciones SEMANA