Si el dato de inflación de mayo sorprendió, al frenar la tendencia a la baja que traía, la cifra de junio encendió algunas alarmas, pues mostró un crecimiento leve frente al mes anterior. La variación mensual fue de 0,32 por ciento, mientras que la anual registró 7,18 por ciento, 0,2 puntos porcentuales más con relación a la de mayo de 2024, que fue de 7,16 por ciento.
¿Qué impulsó de nuevo la inflación? Anif lo atribuye a cuatro grupos de gasto, que aportaron 82,5 por ciento a la variación total del índice de precios al consumidor (IPC). En primer lugar, alojamiento (que incluye los arriendos), agua, electricidad, gas y otros combustibles, con una variación de 9,25 por ciento y una contribución de 2,81 puntos porcentuales.
El segundo fue transporte, que presentó una variación de 8,1 por ciento y una contribución de 1,08 puntos, por el incremento del precio de los combustibles, que registró un crecimiento anual de 23,78 por ciento, y el transporte urbano, con 8,66 por ciento.
El tercero fue restaurantes y hoteles, con una variación de 9,57 por ciento, dada por el incremento sostenido en las comidas en establecimientos de servicio a la mesa y autoservicio, y las comidas preparadas fuera del hogar para consumo inmediato. La división de alimentos y bebidas no alcohólicas fue la cuarta con mayor contribución a la inflación total, con 1,02 puntos porcentuales, y una variación de 5,27 por ciento.
Daniel Velandia, economista jefe de Credicorp Capital, señala que los regulados, en medio del fenómeno de El Niño, más la situación de lo que ha venido pasando con las tarifas de energía, la sequía y hasta los recortes de agua son los factores principales que han impedido que la inflación caiga más en lo que va del año. Aunque la cifra de inflación de junio despertó preocupación, hay señales que podrían favorecer la decisión del Banco de la República de mantener la tendencia gradual de reducción de las tasas.
Como explica César Pabón, director de Estudios Económicos de Corficolombiana, la inflación núcleo, que excluye los alimentos y los regulados y es la más relevante para la toma de decisiones de política monetaria, ha mostrado una reducción desde abril. Además, señaló que una buena noticia en junio fue la continuación del descenso en los precios de los arriendos, que, debido a que pesan cerca del 25 por ciento del IPC, representan una gran preocupación.
“Se estima que la inflación retome su tendencia descendente en el segundo semestre”, dijo y anticipó que en julio podría ubicarse por debajo del 7 por ciento en su variación anual. Explicó que los aumentos en alimentos y servicios públicos pueden ser efectos rezagados del fenómeno de El Niño, “aunque se espera que estos se diluyan en el segundo semestre”, señaló.
A pesar de que para la mayoría de los analistas la inflación al cierre del año estará entre 5 y 5,5 por ciento, persisten algunos riesgos. Velandia considera que los eventos climáticos son un riesgo. En principio, cree que los primeros meses del fenómeno de La Niña pueden generar presiones a la baja porque los productores anticipan las cosechas para evitar daños por las lluvias. Pero, si es muy intenso con inundaciones y muertes de animales, la presión puede ser alcista.
También, el dólar, con su volatilidad que ha llevado el precio de 3.800 a 4.200 pesos, puede influir. Según Pabón, la depreciación del peso colombiano golpea en la inflación. Se estima que cerca del 14 por ciento de la canasta básica está compuesta por bienes transables, “por lo que un dólar por encima de los 4.000 pesos podría seguir impactando la inflación de bienes en el país”, mencionó.
Y, finalmente, en los regulados la expectativa es la decisión sobre el aumento en el precio del diésel y el golpe en la inflación, pues se afectaría el transporte de alimentos. También hay consideraciones internacionales como las dificultades en la logística por los ataques en el mar Rojo que afectan rutas entre Europa y Asia. Por ahora, el mercado sigue atento.