En el más reciente congreso de Asobancaria, el presidente Gustavo Petro revivió una propuesta que había lanzado el Gobierno hace poco más de un mes como estrategia para la reactivación económica: las inversiones forzosas.
“Ante el estancamiento del gasto, las dificultades del sistema financiero privado, hay una tercera vía y se llama crédito otorgado por el Gobierno (…). ¿Cuál es la fuente de financiación del crédito? Pues puede ser la inversión forzosa”, dijo el mandatario.
Y agregó: “Si nos pasan el dinero y nosotros damos el crédito, nosotros tenemos que pagarle al banco. El pago del Estado al banco es mucho más sano, mucho menos riesgoso, y nosotros podríamos subsidiar la tasa de interés con el presupuesto”.
La propuesta inicial de las inversiones forzosas había formado parte de las propuestas del Gobierno para impulsar la economía tras el modesto crecimiento del primer trimestre de 2024, de apenas 0,7 por ciento. Esta idea estuvo acompañada en su momento por la flexibilización de la regla fiscal y una reforma tributaria.
Ninguna de las iniciativas ha tenido acogida como estrategia de reactivación, pero el mandatario revivió el debate de las inversiones forzosas.
Juan Carlos Mora, presidente de Bancolombia, le dijo a SEMANA que el país tuvo inversiones forzosas a finales del siglo XX. “Fue una muy mala idea. Creemos que es un camino que nos lleva a un retroceso en cosas en las que ya avanzamos. Imponer nuevas inversiones forzosas no sería provechoso para la economía. Por el contrario, restringe el acceso al crédito”, aseguró.
Por su parte, el exministro y rector de la Universidad EIA, José Manuel Restrepo, consideró que el modelo de inversión forzosa no ha sido eficiente y tiene que pasar por el Congreso, al tiempo que manifestó su preocupación: “En ese modelo, la inversión forzosa la entrega el sistema financiero al Gobierno nacional, y este es el que asigna los créditos. Veo una profunda ineficiencia en la asignación del recurso. Primero, porque el Gobierno no está preparado para eso ni es su papel; y, segundo, porque el riesgo de politización es gigantesco”.
Restrepo agregó que el recurso que se entrega viene del ciudadano, del cliente, del usuario del sistema financiero. “En el fondo es una cuasiexpropiación de un recurso que entra al sistema financiero, pero que el Gobierno recoge y asigna”.
Distintos analistas coincidieron en que el modelo aumenta el riesgo y alguien lo tiene que pagar. “Así, podrían encarecerse los créditos de las demás personas”, afirmó Daniel Velandia, economista jefe de Credicorp Capital.
Un empresario, que prefirió mantener en reserva su nombre, advirtió que se genera un incremento de casi 1 por ciento de costo adicional en los créditos, que terminan pagando quienes están endeudados.
Para no cerrar la puerta al financiamiento de sectores que tradicionalmente no son objeto de crédito, algunos lanzaron propuestas. Una de ellas es del exministro Restrepo, quien aseguró que hay un modelo que ya ha funcionado en el pasado eficazmente, en el cual el Gobierno asigna subsidios, bien sea a la tasa o a la garantía, y de esa manera se evita o, al menos, se minimiza el riesgo. “Por ejemplo, en vivienda No VIS a través de un subsidio tipo Frech”, dijo.
Velandia aseveró que se pueden utilizar instituciones como el Fondo Nacional de Garantías y que la pandemia dejó esa enseñanza. “Los bancos en Colombia han señalado que, si el Gobierno garantiza un peso de crédito, perfectamente puede apalancar 10 pesos de crédito. Es decir, un peso garantizado por el Gobierno se puede convertir en 10 pesos de préstamos”, explicó. Por ahora, sigue el debate.