De repente, todo se derrumbó. Durante los dos últimos años, EPM, como prestadora de servicios públicos, había comprado un alto volumen de gas a Canacol Energy a un precio que nunca conseguirá ahora, en medio de la urgencia de garantizar el suministro a sus clientes.

Creía tener asegurado el contrato a largo plazo (por diez años, con la primera entrega de gas a partir de diciembre de 2024), pero la compañía canadiense, unilateralmente, finalizó el pacto con el argumento de que la evolución de su actividad estaba siendo afectada por los problemas de orden público del país y por las demoras en la obtención de las licencias ambientales.

La compañía de exploración y producción de gas, en su misión de producir el hidrocarburo para distribuidoras como EPM, iba a gestionar la construcción de un gasoducto desde Córdoba, donde está la planta de procesamiento de gas Jobo, para salir con ese tubo hasta Medellín, de manera más directa, en vez de dar la vuelta por otras geografías, utilizando infraestructura ajena.

Pasó julio, fecha prevista para que estuviera finalizando el proyecto, pero Canacol alegó que existía un patrón de obstáculos legales, sociales y de seguridad, que lo llevó a reevaluar la continuidad del contrato.

En el componente ambiental, por ejemplo, uno de los requisitos legales, la Anla, autoridad en licencias, confirmó que el trámite venía en su normal desarrollo, pero la compañía lo suspendió. Lo que está en juego son 21 millones de pies cúbicos por día, cifra prevista en el contrato.

Jorge Andrés Carrillo, gerente de EPM | Foto: Diego Andrés Zuluaga

Aunque el gerente de EPM, Jorge Carrillo, asegura que no hay riesgo para el suministro de gas, algunos consultores del tema afirman que la distribuidora sí podría estar en apuros, pues se quedó sin las cantidades que tenía contratadas, y sustituirlas en un momento en el que el producto es escaso y tiene precios altísimos podría llevarlos a requerir triplicar el pago, en relación con el que tenían pactado con Canacol.

En medio de las angustias que supone la cancelación de un contrato de suministro de gas de manera intempestiva, no faltan las conjeturas. Algunas fuentes del sector se lanzan a estimar que Canacol no habría logrado estabilizar su producción, luego de la contingencia que tuvo en septiembre y que llevó a un racionamiento de gas hacia el sector industrial, el cual, a su vez, lanzó un SOS, en el caso de compañías como Cerro Matoso, que dependen del gas para su producción de níquel.

La menor extracción de gas se estaba dando mientras tenían un contrato de venta con la modalidad conocida como take or pay (compra garantizada), lo que implica que es muy riesgoso jurídica y financieramente si llegaran a incurrir en un incumplimiento, dijo la fuente.

Cerro Matoso, compañía que se ha visto impactada por el racionamiento de gas por parte de Canacol.

Varios expertos señalan que Canacol se habría anticipado antes de la llegada de graves efectos, incluso superiores a los de perder el 30 por ciento de sus ingresos por ventas, que era lo que involucraba el contrato con EPM. Además, perdió 6 millones de dólares que ya fueron invertidos, lo que equivale a 3 por ciento del ebitda logrado en 2022 y a 5 por ciento del obtenido en el primer semestre de 2023, según la firma Casa de Bolsa.

Otras fuentes del sector señalan que Canacol estaría enfrentando un daño en el pozo de exploración, donde habría ocurrido un problema técnico que lo estaría llevando a no poder sacar gas en las cantidades previstas. Como son proveedores, tendría que comprarlo para cumplirles a sus clientes, lo que es bastante improbable porque hoy no hay gas.

La mala hora parecería acompañar a Canacol, que fue consultada por este medio, pero no fue posible obtener respuesta. Voces cercanas a la empresa señalan que venían montados en una sobrecontratación, pese a los problemas técnicos para la obtención del gas. Es más, la misma afectación del pozo, que ya no dará suficiente gas, habría sido ocasionada por la prisa en la extracción para cumplir con los contratos.

“Una presión en el retiro del producto puede llevar al límite al campo y hacer que colapse”, dijo un consultor en gas. Pero, además, tampoco existió nunca la certeza de la construcción del gasoducto que le encargaron gestionar.

Luego de la cancelación de lo pactado entre EPM y Canacol, la acción de la empresa sintió el castigo, tanto en la Bolsa de Valores de Colombia como en la de Toronto (Canadá), donde también cotiza.

(Photo by Jakub Porzycki/NurPhoto via Getty Images) | Foto: Jakub Porzycki/NurPhoto

Y la calificadora Fitch le bajó la nota, de BB a BB-, consecuencia de una posible reducción en sus ingresos, debido a la cancelación del contrato de venta a EPM y de la construcción del gasoducto. Y eso que la novela aún no termina.

“No estamos en una contingencia”

Con la cancelación del contrato de venta de gas a EPM, la empresa antioqueña activó un plan B que no es solo operativo sino también jurídico.

“Nosotros no estamos en una contingencia respecto al suministro de gas. ¿Qué es lo que pasa? Que habíamos comprado gas por diez años, empezando en diciembre de 2024, y como somos una empresa pública estamos comprometidos presupuestalmente. Es decir, el contrato de Canacol no nos dejaba ir a comprar más gas porque teníamos el presupuesto comprometido. Con esta terminación ya se nivela el presupuesto. Y nosotros, en las subastas que vengan y en el mercado secundario, vamos a ir comprando gas según las mejores condiciones que nos ofrezcan. No hay un riesgo como tal para los usuarios”, explica Jorge Carrillo, gerente de EPM.

Señala que están empezando la exploración. “Estamos en una época en la que hay una aparente escasez, sobre todo para este periodo de El Niño, que no es problema en nuestro caso. En este momento no estamos buscando gas para esta etapa porque lo tenemos. Aspiramos a que el otro año, en el primer trimestre, estemos comprando gas, probablemente a Ecopetrol, pero también estamos abiertos a que cualquier otro agente del mercado nos ofrezca gas en buenas condiciones”, agrega.

El gas está caro y lo peor, no hay, pero a los usuarios hay que garantizarles el suministro.

Su mayor preocupación en el tema del gas, como distribuidor, es que el precio se traslade al usuario. “Aquí EPM no está ganando ni perdiendo –dice Carrillo–. Si nosotros consiguiéramos gas más barato, el que gana es el usuario. Y si conseguimos gas más costoso, el que pierde es el usuario”.En el frente legal, EPM ha hecho una revisión del contrato que se cancela.

Allí hay establecidas unas garantías en su beneficio que implican una protección cuando la contraparte (Canacol) termina el contrato unilateralmente, como en este caso. “Esas garantías son del orden de 10 millones de dólares.

En nuestra interpretación, tenemos derecho a reclamarlas. ¿Y por qué se pactó así? Básicamente porque todo contrato con EPM tiene garantías. Eso es lo primero. Lo segundo es que, con ellas, se pretende recoger los perjuicios que pudo habernos ocasionado esta situación respecto a haber podido comprar gas en unas mejores condiciones”, explica Carrillo.

El gerente de EPM hizo un llamado a priorizar los esfuerzos para atender la demanda de gas a nivel nacional, que hoy tiene dificultades de acceder a gas en 2025 y 2026. “EPM estaba mejor que todos en contratos de gas. Desaparecido el de Canacol, queda en las mismas condiciones que la mayoría de distribuidores del país. Y lo que va a pasar es que en 2024 y 2025 todos vamos a pujar por un gas que está escaso y que está costoso”, manifiesta.