El Fondo Monetario Internacional presentó la semana anterior la estimación de crecimiento económico global para 2020 con un tono muy negativo, -3% en 2020, adicionalmente estima -6% de crecimiento para las economías desarrolladas y -5,2% para América Latina, denominando esta crisis la peor desde la Gran Depresión de 1930. Aunque para Colombia el mensaje es mejor que para muchos otros países, con -2.4% (2020) y 3,7% (2021), los supuestos base de la estimación del FMI son optimistas, ya que tomó el precio del barril de petróleo en $35,6 dólares (actualmente por debajo de $20 dólares el barril) y estimó que las actividades retornarían a la normalidad a partir de julio de 2020.
¿Pero cómo hacemos para que el 2020 no sea tan negativo? y ¿cómo impulsamos el 2021 para aprovechar la recuperación? En la Gran Recesión de 2008, la FED implementó el Quantitative Easing, recomprando activos financieros (dando liquidez a entidades financieras) y bajó tasas de interés, buscando que las empresas pudieran tener la capacidad de tomar deuda a bajo costo y de esta manera dinamizar la economía. El ejemplo fue seguido por Europa por un largo periodo de tiempo y con efectos colaterales bastante negativos. Si bien, la actividad económica se restableció y el desempleo en Europa ha caído en casi un 50% durante los últimos 8 años, el apalancamiento de las empresas se incremento en un 150% entre el 2008 y 2018, incluso superando la década anterior, acorde ala OECD, volviéndolas vulnerables en situaciones como las actuales. Adicionalmente, las familias vieron caer sus tasas de ahorro a niveles de 0,02% en cuentas de ahorro y 0,33% en CDTs a 12 meses acorde al Banco Central Europeo. Por lo tanto, si queremos impulsar el 2021 y llegar a un crecimiento del 3,7%, no le pidamos al Banco de la Republica que baje tasas de interés ya, ni que realice un Quantitative Easing a la colombiana, guardemos esta pólvora para cuando tengamos una demanda en las calles y personas haciendo su vida normal. Por otro lado, nuestros dirigentes durante los próximos tres meses deben continuar enfocados en implementar las políticas fiscales expansionistas, con subsidios de supervivencia a los tres millones de Colombianos que viven del día a día, con subsidios de desempleo a los casi tres millones de desempleados y con subsidios a las empresas para reducir al mínimo el recorte laboral. De esta manera podremos contener una caída en el PIB durante el 2020. Pero no se nos haga raro que en unos meses, algunas empresas del sector transporte y salud tengan que ser nacionalizadas, con el objetivo de salvaguardar el buen funcionamiento de la economía.
Definitivamente, esta es una crisis sin precedentes y los hacedores de política en tan solo un año, tendrán la oportunidad de implementar corrientes de pensamiento económico que parecieran distantes. Cada situación requiere una herramienta particular y el talento de los hacedores de política es saber utilizar la herramienta adecuada para cada una de las coyunturas económicas que se presentan.