Lo que sucedería si no hay reforma
SEMANA: Viene la nueva reforma tributaria y muchos congresistas y líderes de opinión sostienen que no es viable tramitarla. ¿Cómo piensa sustentarla?
Jairo Orlando Villabona: Esta reforma es muy conveniente para el país porque hay un gran riesgo de incumplir la regla fiscal si no se consiguen más recursos para el pago de intereses y de la deuda. Un incumplimiento en ese frente podría ocasionar disminución de la nota crediticia por parte de las calificadoras, lo que a su vez conllevaría un aumento de la deuda y su costo, y el dólar se podría disparar. Eso sí afectaría a todo el mundo: al sector privado y al Estado.
Creo que este Gobierno ha sido responsable al sacrificar proyectos para hacer cumplir la regla fiscal. Donde eso no se dé, nos perjudicamos todos, porque nuestros bienes, el patrimonio, todo va a valer muchísimo menos. Incluso, las pensiones en un futuro no valdrían lo mismo con un peso desvalorizado.
SEMANA: Suena asustador. Fue el mismo argumento que usó el Gobierno para que le aprobaran en el Congreso la ampliación del cupo de endeudamiento.
J.V.: Es que el cumplimiento de la regla fiscal es lo más importante. Esta es una reforma en la que todos tenemos que poner en corto tiempo, pero que va a ayudar en el mediano y largo plazo.
Algo más que bajar tasa a empresas
SEMANA: Además de bajar la tasa del impuesto de renta de las empresas, ¿qué más trae la reforma tributaria?
J.V.: No puedo hablar mucho de ella porque es una concertación que hasta ahora se está haciendo. Sin embargo, puedo adelantar que hay interés en combatir la evasión y el contrabando.
Uno de los puntos en los que quiero entrar a fondo es en el control de la evasión, porque, según estudios de la Dian, se estima en cerca de 100 billones de pesos. Si logramos controlar algo de esto vamos a tener recursos importantes para el país. Estoy proponiendo unas muy buenas recompensas por denunciar evasión y contrabando.
Menos laxos con los evasores
SEMANA: En la anterior reforma se habló de llevar a la cárcel al evasor y en la práctica no se cumple, o dígame, ¿cuántos capturados hay?
J.V.: La legislación ha sido muy laxa. Hay unas leyes que penalizan la evasión. Supuestamente dan cárcel por ese delito, pero tiene razón: los que están en la cárcel por evasión se cuentan con los dedos de la mano.
Mientras acá somos laxos, en otros países la evasión es uno de los delitos más delicados. Acá un evasor de impuestos puede repetir hasta dos veces, paga las multas, y solo a la tercera lo meten a la cárcel. Este delito hay que castigarlo porque afecta a toda la sociedad, perjudica temas como la educación y la salud al apropiarse el evasor de recursos del Estado. Debería ser más punible.
SEMANA: ¿Cómo sería la recompensa que plantea por denunciar la evasión?
J.V.: No se ha establecido el monto. Pero tendría que ser muy alto para que la gente se motive a denunciar.
Tendrá al menos 10 aspectos
SEMANA: La reforma va por 12 billones de pesos. ¿De dónde saldrían si la principal medida anunciada es la de rebajar la tasa de renta a las empresas?
J.V.: Esos 12 billones saldrían de al menos diez aspectos que se están estudiando. Hay unos que van a favorecer a los contribuyentes y hay otros con los cuales tendrían que pagar más, pero enfatizo en que esta construcción forma parte de un trabajo conjunto. Podríamos no hacer nada. El Congreso y los mismos empresarios podrían estar en contra, pero implicaría ese problema que mencioné: el no pago de la deuda y llegar a una devaluación.
No se ha hecho una sola reforma progresiva
SEMANA: Todas las reformas hablan de progresividad en los impuestos, pero nada que se concreta. Con la nueva reforma, ¿cómo meterían más progresividad?
J.V.: En Colombia, hasta el momento, no se ha hecho ninguna reforma tributaria progresiva. Para hacerla habría que cambiar toda la estructura impositiva. Hay más de 294 beneficios tributarios. Eso hace que las tasas efectivas de tributación sean diferentes entre los sectores económicos.
Un sistema progresivo hace que casi todos los sectores tengan las mismas tasas reales, pero con el lobby que ha existido, algunos sectores se han favorecido. Por ejemplo, el financiero, que tiene una tasa menor al manufacturero. Eso no es adecuado, implica que no hay una equidad horizontal.
SEMANA: Para las personas naturales hay una tabla con varias tasas. ¿Faltan más?
J.V.: Claro. En Colombia, entre el 75 y el 80 por ciento de impuesto de renta, que es el más importante, se hace a través de las empresas (personas jurídicas), mientras que en la Ocde, el recaudo de las empresas está entre 20 y 25 por ciento. Por personas naturales se recauda muy poco, así uno perciba que está pagando mucho.
SEMANA: En la primera reforma de este mismo Gobierno se habló de este punto que menciona. ¿Tampoco se corrigió?
J.V.: En la reforma tributaria anterior, el componente principal que generaba más ingresos estaba relacionado con los precios de los hidrocarburos (el carbón y el petróleo).
Altos ingresos, baja tributación
SEMANA: Se recauda poco de las personas naturales –dice usted–, pero hay inequidades, pues se habla de contribuyentes con altos ingresos que aportan menos que un asalariado. ¿Qué hará?
J.V.: Eso es cierto, y no solo aquí en Colombia, sino en el mundo. Está relacionado con el pago de dividendos; con los recursos que se van a los paraísos fiscales. Hay estudios que muestran que la tasa de tributación efectiva, en el 1 por 100.000 más rico de Colombia, era casi del 2 por ciento, lo que es muy bajo. Se requiere actualizar esos estudios, porque en realidad las personas de altos ingresos han tenido una tasa de tributación muy baja.
¿Tocarán otra vez los dividendos?
SEMANA: Así las cosas, ¿en la reforma tributaria van a tocar otra vez los dividendos, el patrimonio y las herencias?
J.V.: No puedo ahondar en esos temas, pero seguramente sí forman parte de lo que se va a plantear.
Y lo que se dejará quieto
SEMANA: Si no puede hablar mucho de lo que va a poner en la reforma, cuéntenos sobre lo que no se va a tocar...
J.V.: No se va a tocar el IVA, ni se va a ampliar la base de contribuyentes. Aunque en algunos países, como Uruguay, cuando tocan el IVA, crean otro social o progresivo para que las personas con bajos ingresos tengan un monto excluido del impuesto. Eso en Colombia ahora no se abordará, pero hay países que ya lo han hecho.
SEMANA: El 4 x 1.000 ha sido mencionado como impuesto antitécnico. ¿Por qué nadie se atreve a tocarlo?
J.V.: Mientras que no se controle adecuadamente la evasión no se puede acabar con el 4 x 1.000, porque genera un recaudo que contribuye a las finanzas del Estado. Estaría de acuerdo en que en algún momento se elimine, porque es antitécnico.
SEMANA: Hasta aquí no es claro cómo van a lograr aumentar el recaudo. Porque en el presupuesto de 2025 hay una alta expectativa con la meta que debe lograr la Dian.
J.V.: Vamos a hacer una mayor gestión, vamos a ir más a la calle. Estamos vinculando más funcionarios. Con ello esperamos incrementar el ingreso tributario.
Estímulos: a quién si y a quién no
SEMANA: Dado que existen muchos beneficios tributarios, ¿cuáles eliminarían?
J.V.: Esa cantidad de beneficios está erosionando la base tributaria. Para otorgar beneficios, lo técnico es hacer un estudio de beneficio-costo y que sea algo que genere valor agregado a la economía. Yo, personalmente, estimularía a la industria o a la agroindustria. Al generar valor agregado se promueve el empleo. Revisaría esos beneficios que casi tienen nombre propio y eliminaría la mayoría. Si estuviera en mis manos, bajaría el impuesto de las empresas del 35 al 25 por ciento, quitando el 98 por ciento de los beneficios. Así se haría un sistema tributario más sencillo y eficiente.
SEMANA: ¿Eso no se lo permitieron hacer en la reforma?
J.V.: Estamos en esas discusiones. Hay sectores que tienen beneficios con derechos adquiridos como los hoteles.
No hubo reforma estructural
SEMANA: Decía que no ha habido una reforma progresiva. ¿Esta sí lo será?
J.V.: No tanto, porque acá lo que se va a hacer es una ley de financiamiento para conseguir recursos. En un futuro debería pensarse en una reforma estructural.
SEMANA: Se suponía que la anterior era la reforma estructural...
J.V.: Realmente no lo fue. Una reforma estructural es cuando se logra que el 80 por ciento del recaudo se genere en las personas naturales, no en las empresas.
Y las pensiones...
SEMANA: ¿Insistirá en gravar pensiones?
J.V.: Sobre eso quiero dar una opinión muy personal, pues no se va a incluir en la reforma. Pienso que las pensiones, a partir de cierto monto (más de 15 millones), deberían estar gravadas. Los regímenes especiales y las pensiones altas están subsidiadas por el Estado. Esas personas no ahorraron lo que les están pagando. Lo justo sería que pagaran algo de impuesto.
SEMANA: Si la columna de la reactivación es bajar la tasa corporativa para que las empresas produzcan, ¿cómo hacen cuentas con una reforma cuyo efecto entraría muy tarde?
J.V.: La reactivación no solo es con la baja de la tasa de las empresas, son muchos otros puntos que forman parte del resorte del Ministerio de Hacienda.
No llegó a la Dian por amiguismo
SEMANA: ¿Usted es amigo de Gustavo Petro o de Ricardo Bonilla?
J.V.: El ministro y yo fuimos profesores de la Universidad Nacional. Somos amigos porque lo conozco hace rato. Pero para mí fue una sorpresa ser llamado a la Dian. Si me escogieron no es por la amistad, sino por lo que he hecho y he trabajado. No creo que sea por ser amigo de Bonilla. Y a Petro no lo conocía personalmente. Ahora, ya lo conocí.
SEMANA: ¿Pero usted se identifica con las ideas de la izquierda?
J.V.: Me identifico con políticas sociales que ayuden a generar mayor equidad en el país.