Muchos consideran que mientras dure la pandemia no conviene hablar de impuestos. Pero el coronavirus dejará inevitablemente entre sus secuelas una reforma tributaria. No solo por los mayores gastos para atender la crisis, sino por la caída en los ingresos tributarios y el alto endeudamiento que dejará. En el Marco Fiscal de Mediano Plazo, el Gobierno advirtió que requerirá una reforma fiscal para buscar al menos dos puntos del PIB ($20 billones). Ese objetivo, además de la reforma, supone un agresivo programa de enajenaciones, una exitosa puesta en marcha de la factura electrónica y un proceso para mnodernizar la Dian, entre otras cosas. Además, la economía caerá más fuertemente de lo proyectado. Algunos estiman que el presupuesto para 2021 recién aprobado está desfinanciado en alrededor de $38 billones. Las propuestas en materia de gasto abundan. Se habla, por ejemplo, de una renta universal o de invertir en obras de infraestructura, todo ello financiado con mayor emisión o simplemente con más deuda, alternativas que crean más problemas o que resultan limitadas. Sergio Clavijo, profesor de la Universidad de Los Andes y experto en materia de impuestos, presentó hace poco una Propuesta de Reforma Tributaria para Colombia (2021-2022). Propone muchos temas controversiales, pero seguramente el país deberá debatirlos en los próximos meses. Lea también: Proponen reforma con más impuestos a la clase media y la canasta familiar El Gobierno convocó una Comisión de expertos internacionales para revisar las exenciones y beneficios tributarios, para eliminar aquellas que no tengan sustento económico. De los $94,2 billones en exenciones, $74,93 billones (81,1%) corresponderían al IVA. La tributaria. Una propuesta consiste en generalizar el IVA o unificarlo a una tasa de 19%. Ante las elevadas exenciones y exclusiones, solo una tercera parte de lo facturado en el país paga efectivamente 19%, con lo cual el recaudo del IVA en Colombia solo llega a 8,3% frente a 20,9% de los países de la Ocde. El ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, intentó esto al principio del Gobierno al incluir algunos productos de la canasta familiar. Pero la falta de pedagogía lo llevó al fracaso. Ahora, sin embargo, existe un mecanismo para devolverles el IVA a los estratos más bajos y familias más vulnerables. Menos beneficios sectoriales. Hay que revisar los “contratos de estabilidad-jurídica” y el laxo otorgamiento de licencias de zonas francas que afectan el recaudo en tarifas arancelarias, IVA e imporrenta. De la misma manera, el estatuto tributario está lleno de exenciones específicas a sectores y habrá que examinar su beneficio. Aumentar la progresividad. Muchos analistas estiman que hay que gravar más a los ricos y a los que más tienen. Para Clavijo, el recaudo adicional no ha aumentado mucho a pesar de las mayores tasas del impuesto de renta para los estratos altos de 15% a 30% en los últimos años y del impuesto a la riqueza de 1%. Por tanto, se requiere ahondar en la lucha antielusión, en vez de establecer nuevas tasas para estos segmentos. Le recomendamos: Plenaria de Cámara aprobó cupo de endeudamiento de US$14.000 millones
El Congreso acaba de aprobar un presupuesto que para muchos está desfinanciado. Ampliar la base de personas naturales contribuyentes con una tasa marginal progresiva. Esto es, comenzar a cobrar el impuesto a la renta a tasas bajas de 1% desde los $3 millones y escalarlas rápidamente a cobrar 15% de tasa efectiva hacia los $15 millones mensuales. Según Anif, solo 4,5% de la población económicamente activa (PEA) en Colombia paga impuesto de renta. Eso lleva a que este impuesto se recargue en 20% en las personas naturales, versus 80% las jurídicas, contrario a lo observado a nivel global. Eso también implica avanzar hacia la formalidad, al ampliar la base de declarantes de ingresos. Gravar las pensiones altas, hoy prácticamente exentas. Clavijo propone aplicarles tasas de gravamen progresivo similares a las del impuesto a la renta. Por tanto, estima gravar las pensiones que superen los $5 millones mensuales una vez deducido el 12% de pagos a salud, menos del 10% del total. Las pensiones hacia los $15 millones tendrían gravámenes de 8% y las de $27 millones mensuales llegarían a 15%. Mayor impuesto a la riqueza, que debería comenzar desde los $750 millones de activos netos (excluyendo la vivienda e incluso las acciones) a la tasa de 0,25% e ir escalando hasta alcanzar el 1% actualmente aplicado para los $5.000 millones. Solo 5.000 personas declararon tal patrimonio, por lo cual se requiere seguir trabajando en la normalización de activos y en acuerdos internacionales para mejorar estos recaudos. Le puede interesar: Así se distribuirán los recursos de regalías durante 2021 y 2022 Más esfuerzo de las regiones. No solo el gobierno central debería asumir la responsabilidad de elevar el recaudo tributario. Este ha aumentado la tributación como porcentaje del PIB del 7,6% en 1995 hasta duplicarla al 14,5% en 2018. Mientras tanto, municipios y departamentos solo incrementaron su relación tributaria de 1,7% del PIB a 3,4% . Hay que esperar las recomendaciones de la Comisión de Estudios de Impuestos Territoriales. Una contrarreforma. Al igual que otros analistas, Clavijo aconseja eliminar algunos de los beneficios otorgados en la reforma pasada a las empresas, como el descuento del impuesto de industria y comercio del pago del impuesto de renta, que cuesta $6 billones al año. Sin duda, vienen discusiones complicadas en 2021.