SEMANA. ¿Cómo hizo Davivienda para pasar de un resultado negativo en 2023 a volver a ganar en 2024?
J.S. El año pasado cerramos con resultados negativos. Este año, en los primeros tres meses del año estamos teniendo ya unos números positivos. Estamos hablando de 256.000 millones de pesos de utilidades en el primer trimestre. Vamos atravesando un proceso de recuperación de nuestras utilidades en función de ese mejor comportamiento de los clientes con las carteras, particularmente en el crédito de consumo, donde hemos sido muy cuidadosos. Creemos que eso está empezando a dar resultados.
Vemos una tendencia de recuperación. Es importante anotar que en el caso de Davivienda y en general del sistema, la solvencia del sistema ha sido puesta a prueba por un escenario adverso de tasas de interés que, a la larga, demuestra una fortaleza de las entidades financieras, lo que es muy valioso.
El país cuenta con un sistema financiero sólido, con capacidad para absorber un choque como el que se presentó durante este año y medio, y seguir funcionando y dándole créditos a la economía. Ese es un gran activo que tiene el país. Sobre el sistema como tal no tenemos ninguna preocupación.
No son los mejores resultados, pero los indicadores de solvencia están muy por encima de los indicadores mínimos requeridos para las entidades financieras.
Tasas, ni muy altas ni muy bajas
SEMANA. ¿Qué efecto tuvo para ustedes el cambio de regulación en la tasa de usura que hizo la Superfinanciera?
J.S. Unos menores niveles de tasa de usura tienen dos efectos. Por un lado, para los clientes que tienen créditos de consumo y tarjetas de crédito hay un alivio, pues, en la medida en que la usura se reduce, los costos para esos usuarios también. Eso les ayuda a aumentar su capacidad de pago.
Por otro lado, esos niveles de tasas excesivamente bajos conllevan a que muchos no puedan acceder al crédito y eso tiene consecuencias negativas.
En términos de la calidad de la cartera actual tiene un efecto positivo, pero en la oportunidad de que más clientes accedan a crédito tiene un efecto restrictivo.
Así pinta la vivienda en este año
SEMANA: Ustedes son expertos en crédito de vivienda. ¿Qué ha sucedido con esta modalidad? ¿Es tan compleja la situación como la pinta Camacol?
J.S.: Nosotros tenemos una diversidad de líneas de créditos, pero, particularmente, en el entorno de la vivienda somos un banco líder en ese segmento. Tenemos un compromiso desde que nacimos con la industria de la construcción y con los ciudadanos que buscan adquirir su vivienda.
Para los constructores, 2023 fue un año muy difícil. Entre mezclas de disponibilidad de subsidios, altas tasas de interés, dificultad de los clientes que ya se habían comprometido para comprar una vivienda y no lo pudieron finalmente concretar. Fue un año muy complejo.
Ahora vemos un entorno más favorable, porque la reducción de las tasas de interés les genera un alivio a los constructores. Seguramente, muchos de los proyectos que se debieron iniciar el año pasado, y no lo hicieron porque con esos niveles de tasa de interés no eran viables, empiezan a hacerse viables en la medida en que las tasas de interés bajan. La expectativa es que tengamos una reacción en nuevos proyectos, particularmente en el segmento VIS. En el no VIS, hay una concentración hacia la vivienda de interés prioritario, donde se da la focalización de los subsidios. La dinámica ahí es frente a la disponibilidad de subsidios.
Vamos a tener de todas maneras un bache, porque el año pasado la iniciación de proyectos fue significativamente menor. Esperamos que, en la medida en que las tasas bajen, empiece una recuperación con lanzamiento de nuevos proyectos.
SEMANA: ¿Cuál fue el mayor lastre dentro de las distintas modalidades de crédito?
J.S.: Consumo, sin duda alguna, tanto para la industria y en particular para nosotros. La modalidad de crédito de mayor contracción fue la de consumo.
SEMANA: Conclusión, ¿se frena el crédito de consumo, pero el hipotecario no tanto?
J.S.: El crédito hipotecario ha tenido crecimiento moderado por cuenta también de la inercia de los proyectos que venían en curso. No ha sido un proceso fácil. Muchos clientes han tenido que desistir, pero los constructores han logrado darle la vuelta a la situación y volver a hacer el proceso de venta. La mezcla de todo eso resulta en un crecimiento modesto en los saldos de las carteras de vivienda.
Preocupa el tema fiscal del país
SEMANA: Entonces, ¿qué preocupaciones le asaltan para el corto y mediano plazo con la economía y el sector bancario?
J.S.: Vemos un crecimiento modesto y unos niveles de inversión en la economía bajos. Eso genera una dinámica menor en términos de necesidades de crédito por parte de las empresas. La otra preocupación es la de los temas fiscales, porque la situación, en la medida en la que el recaudo ha caído, impone al gobierno la austeridad y el juicio en el manejo del gasto, porque de otra manera si podríamos tener una subida de tasas de interés por aumentos en los costos de la deuda pública, lo que sería muy inconveniente para todo el sistema.
Confiamos en que el gobierno va a hacer su tarea de ser prudente con el gasto, dadas esas limitaciones que hay en el recaudo.
SEMANA: El escenario se ve difícil: se cae el ingreso, hay que bajar gasto, pero la economía necesita que se mueva la plata para que el crecimiento aparezca…
J.S.: Es un momento retador desde el punto de vista fiscal. Por eso también hay que pensar en medidas de reactivación que tengan un impacto fiscal bajo pero que dinamicen. Por ejemplo, el mundo de la vivienda, con algunos estímulos específicos: subsidios a la tasa para ciertos compradores. Figuras de ese estilo que no tienen un costo fiscal muy alto en este año generan una dinámica de iniciación de proyectos en un sector como la vivienda, en donde el impacto sobre la economía es muy significativo, por toda la cadena de valor que hay detrás de la construcción de vivienda.
Segmentos como el de la infraestructura, donde hay proyectos de concesiones que están relativamente avanzadas, que ya tienen la apropiación fiscal y no implican nuevos gastos, pero que por temas de trámites están en estos momentos paralizados. Vemos una posibilidad de moverlas en la medida en que se puedan agilizar licencias ambientales, temas de acuerdos con comunidades.
Hay un reto de ser creativos entre todos los actores, reconociendo las limitaciones fiscales.
Habrá novedad con Daviplata
SEMANA: ¿Cómo les ha ido con Daviplata?
J.S.: Viene creciendo en número de clientes y en volúmenes transaccionales, muy orientado hacia la innovación, para hacer las cosas más fáciles al ciudadano. De hecho, estamos empezando un proceso de salida al aire con un grupo muy limitado de clientes que van a ser pioneros con esta nueva tecnología, en la que vamos a ir innovando y creciendo en facultades. En la medida en que la tecnología va avanzando rápidamente vamos a ir escalando para ofrecerlo a un mayor número de usuarios.
SEMANA: ¿Habrá entonces mayor seguridad con el uso de la banca digital?
J.S.: Una de las tareas cotidianas que tenemos es la de la seguridad.
SEMANA: ¿Qué tan interesados están ustedes con esas estrategias que menciona el gobierno, de que la banca le apueste más a financiar al sector productivo y en zonas apartadas?
J.S.: Estamos muy activos en sector productivo en el agro y en transición energética. Somos el mayor banco privado en financiación a pequeños productores en el país. Tenemos avanzadas las líneas para financiar cadenas productivas, el cacao, los cítricos, el café, el aguacate. Venimos trabajando con Finagro y lanzamos una originación de créditos para pequeños productores. Tenemos un piloto a través de WhatsApp, lo que nos muestra que al campo también podemos llegar con innovación.
Por el lado de energías renovables estamos ya con proyectos de cierta envergadura, pero también en proyectos pequeños. Por ejemplo, supermercados rurales en los que financiamos la instalación de paneles solares para que sean autosuficientes con la generación de energía y de esa manera poder reducir el costo del servicio.