Un informe del Observatorio Fiscal de la UE, un laboratorio de investigación independiente con sede en la Escuela de Economía de París, muestra que las empresas multinacionales eludieron el pago de 200.000 millones de dólares (188.000 millones de euros) en impuestos en todo el mundo en 2020, último año en que se dispone de datos.
Todo este dinero se evadió mediante el traslado de beneficios, una estrategia utilizada por las empresas que tienen filiales en muchos países diferentes. Registran una cantidad desproporcionada de sus beneficios en territorios con baja o nula tributación, conocidos como paraísos fiscales. Esto ocurre aunque los beneficios se hayan obtenido en otros países.
Pero, ¿cómo funciona el traslado de beneficios, por qué es importante y quiénes son los ganadores y los perdedores?
Imaginemos una empresa multinacional que trabaja en dos países diferentes. La mayor parte del trabajo se realiza en un país con impuestos elevados. Sin embargo, propiedades intelectuales como patentes y planos de diseño están en manos de una filial en un territorio con impuestos más bajos.
La empresa del primer país, donde se obtienen los beneficios, debe pagar a la filial por utilizar las propiedades intelectuales registradas. Como la multinacional controla ambas entidades, puede fijar el precio de la transacción. Al final, hace que la empresa del territorio de alta tributación pague mucho dinero a la filial del paraíso fiscal.
En consecuencia, los beneficios de la primera empresa disminuyen, mientras que el saldo de la filial en el paraíso fiscal aumenta. La multinacional puede ahora declarar menos beneficios en el lugar donde los impuestos son más altos, y más en el lugar donde son más bajos.
¿Por qué es tan importante?
Los ingresos fiscales mundiales perdidos por el traslado de beneficios rondaron los 200.000 millones de dólares en 2020, un año en el que la pandemia de COVID-19 perjudicó masivamente la actividad económica. En 2019, esa cifra fue de 250.000 millones de dólares.
Para poner en contexto la pérdida de ingresos en 2020, se trata de alrededor de una quinta parte de las inversiones que los países en desarrollo necesitan para mitigar los efectos del cambio climático, según las estimaciones realizadas por un grupo de expertos economistas que se reunieron en la COP27 en Sharm El Sheikh, Egipto.
Idrann Gidron, coordinador de datos del Observatorio Fiscal de la UE, afirmó que solo las grandes empresas pueden permitirse operar en los mercados internacionales y abrir filiales en paraísos fiscales. De este modo, los más grandes acaban soportando una menor carga fiscal. “Esto crea una injusticia fiscal porque los actores más pequeños de la economía tienen que contribuir más que los más ricos”, dijo.
¿Dónde están los paraísos fiscales?
“La gente tiende a pensar que el traslado de beneficios está relacionado con los países del Caribe, pero los paraísos fiscales que atraen la mayoría de los beneficios están en realidad en Europa”, dice Gidron.
Países como Holanda, Irlanda, Suiza, Luxemburgo y Bélgica reciben más beneficios que paraísos tropicales como Panamá o Bermudas. Esto se traduce en superávits presupuestarios en esos países. En Irlanda, por ejemplo, los beneficios trasladados generaron alrededor del 60 por ciento de todos los impuestos de sociedades que el país recaudó en 2020.
¿Quién pierde?
A escala internacional, el traslado de beneficios es un juego de suma negativa. Los ingresos adicionales que obtienen los paraísos fiscales se desvían de los países con tasas impositivas más elevadas. Al final, esto reduce el dinero público disponible para los gobiernos de todo el mundo.
Los mayores perdedores son otros miembros de la Unión Europea y otros países de la OCDE. Alemania, el país más afectado proporcionalmente, podría haber recaudado un 26 por ciento más en concepto de impuesto de sociedades en 2020.
Sin embargo, los países emergentes y en desarrollo también están dejando de percibir importantes beneficios: alrededor de 60.000 millones de dólares en 2020. Debido al COVID-19, el monto se redujo con respecto a 2019, cuando se cifró en 75.000 millones de dólares.
Un ejemplo es Brasil, que perdió un potencial de 7.000 millones de dólares en ingresos fiscales en 2020. Esa cantidad habría bastado para incluir a 4 millones de familias más en la Bolsa Família, un programa de renta básica que pretende erradicar la pobreza.
*De la DW.