El resultado del Índice de Precios al Consumidor (IPC) para septiembre de este año arrojó un resultado positivo, marcando un proceso de desaceleración anual y un crecimiento bajo en el mes.
En términos anuales, la inflación se ubicó en 5,81 %, 31puntos básicos menos que en agosto de 2024, que registró 6,12 %, “confirmando la rápida desaceleración de los precios y aumentando las expectativas de que esta tendencia continúe en los próximos meses”, advierte Anif.
El cálculo mensual fue de 0,24 %, representando un aumento de 24 puntos básicos frente a lo registrado en agosto de 2024, que fue de 0 %. Sin embargo, la inflación mensual fue levemente inferior a las expectativas de los analistas consultados por el Banco de la República, cuya mediana era de 0,25 % para septiembre.
De hecho, la cifra anual de 5,81 % es la más baja desde diciembre de 2021, cuando llegó a 5,61 %. Y el resultado de septiembre tiene un especial valor, porque mantuvo su tendencia a la baja, cuando durante ese mes se dio la protesta de los camioneros que por unos tres días paralizó al país y un incremento de 400 pesos por galón en el diésel, como parte del acuerdo.
El resultado contrastó con la determinación de la Junta Directiva del Banco de la República que, apenas una semana antes, había decidido, con una votación dividida y una ventaja estrecha de 4 a 3, reducir solo 50 puntos básicos la tasa de referencia, y dejarla en 10,25 %, mientras el mercado estaba a la expectativa de una disminución de 75 puntos básicos.
En las minutas de la reunión de la junta del Emisor se destacó que el grupo mayoritario que definió la reducción de 50 puntos, consideró que las condiciones son favorables para proseguir con el relajamiento de la política monetaria y destacó la que calificó como “sustancial” disminución de la inflación anual durante julio y agosto, la reducción de las expectativas de inflación implícitas en el mercado de deuda, el reciente recorte de la tasa de interés, así como las señales de futuras disminuciones por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED).
Sin embargo, a juicio de algunos de ellos, acelerar el ritmo de recortes de la tasa de interés de política monetaria más allá de 50 puntos básicos podría conllevar riesgos importantes para la continuidad de ese proceso, como que el nivel de la tasa de inflación en Colombia todavía es elevado, tanto en el contexto regional como internacional, la persistencia de la inflación de servicios, en especial en rubros indexados tales como el de arrendamientos, la incertidumbre en el ajuste del salario mínimo para el próximo año y la rigidez de las expectativas de inflación de los analistas económicos acorde con su perspectiva de un panorama monetario más acomodaticio.
Pero, uno de los puntos clave es que enfatizaron que hay un posible aumento de los riesgos inflacionarios por cuenta del tema cambiario, dada la creciente incertidumbre en el frente fiscal, la poca claridad sobre el tamaño de su faltante y la forma de financiarlo, dificultando así que el país se beneficie plenamente del relajamiento de las condiciones financieras externas.
Además, a pesar de la reducción de la tasa de interés y de las expectativas de recortes adicionales por parte de la FED, las primas de riesgo en América Latina aumentaron y en Colombia lo hicieron en mayor proporción. “Así lo muestran los ‘credit default swap (CDS)’ para Colombia (una medida de riesgo de la deuda a distintos horizontes), los cuales se ubican actualmente por encima de sus principales pares latinoamericanos y de otras economías emergentes”, señalan las minutas, y agrega que esto está asociado, entre otros factores, a la reducción en los precios internacionales del petróleo y a un tema en el que insiste: la retadora situación fiscal en el frente local.
Además, en las minutas señalaron que el PIB registró un crecimiento anual del 1,8 % en el segundo trimestre en su serie desestacionalizada, impulsado por el buen dinamismo de la demanda interna, la cual creció 1,6 % debido principalmente al incremento del consumo de los hogares, componente que se mantiene en niveles elevados en relación con su tendencia prepandemia.
“Por su parte, si bien la formación bruta de capital fijo se expandió 2,2 %, sus niveles continúan considerablemente por debajo de los que se hubieran alcanzado de haberse mantenido su tendencia de prepandemia. Por el lado de la oferta, los sectores más dinámicos fueron el agropecuario; actividades artísticas y recreación; y administración pública. También se destacó la expansión de las obras civiles (13,9 %), que logró compensar la caída del sector de edificaciones”, explicaron en las minutas. Algunos indicadores de actividad económica, como las ventas al por menor, las encuestas sectoriales y el ISE para julio, sugieren que la economía habría seguido profundizando su proceso de recuperación en el tercer trimestre.
Para César Pabón, director de Investigaciones Económicas de Corficolombiana, con relación a los resultados de la inflación de septiembre, ya habían anticipado que el paro camionero no tendría un mayor impacto, las cifras estuvieron de acuerdo con sus previsiones y no iba a revertir la tendencia de desaceleración de la inflación.
“La única sorpresa negativa fue el tema de arriendos. Esperábamos que arriendos ya hubiera cedido un poco más, en la medida que además en los segundos semestres la inflación de arriendos suele ser menor en la medida que la indexación va disminuyendo. Sin embargo, sí fue una sorpresa negativa y más porque solo arriendos pesan el 25 %, una cuarta parte del IPC”, dijo Pabón.
Advierte que todavía ven espacio para que haya una reducción de 75 puntos básicos por parte de la Junta del Emisor. No obstante, dice, ante una postura de cautela del Banco de la República que se mantenga y ante este dato de arriendos que sí está demostrando un efecto inercial grande y que va a incidir en la inflación probablemente en los próximos meses, “creo que puede mantenerse la reducción en 50 puntos básicos. Pero nosotros sí creemos que hay espacio para una mayor velocidad”.
Explica Pabón que la propia junta del banco es consciente de los riesgos de una política muy contractiva. “No obstante, balancean más el hecho de dejar la cautela y naturalmente se conecta con el siguiente tema: una gran incertidumbre fiscal y no solamente fiscal, sino global”.
Manifiesta que estos riesgos se conectan con los inflacionarios. “Los principales riesgos son, por un lado, un mayor tipo de cambio asociado principalmente a la incertidumbre fiscal e internacional y, por otro, los arriendos que es el factor que no cede y que nos preocupa. Los arriendos sin lugar a dudas será el componente que más va a pesar en riesgo al alza para el cierre de este año y para el próximo año”, anticipa Pabón.
Por su parte, Camilo Pérez, director de Estudios Económicos del Banco de Bogotá, considera que todavía se está lejos de la meta en materia de inflación, pero la tasa de interés comparada con la inflación, está siendo muy alta. “Otras señales que vemos es una economía que todavía se mantiene algo débil, que de alguna manera no podría tener algo de soporte por el lado de una tasa de interés algo más moderada”, dice.
En el frente de la inflación, Pérez afirma que los componentes atados a los servicios y que dependen de indexación, tienen un comportamiento que no es tan favorable. “Ahí en particular me refiero a los arrendamientos, que con una variación de casi 0,6 % en el mes refleja una indexación cercana al 80 %. Normalmente esa indexación suele ser más del 60 o del 70 %, pero en agosto fue el 90 % y en septiembre el 80 %, entonces es una indexación alta. Eso significa que se está transmitiendo más inflación del pasado a los arrendamientos de lo que uno normalmente esperaría. Por ahí, las noticias no son tan buenas”.
Pérez señaló que en educación también hubo ajustes y fueron mayores a los que preveían, mientras que en salud vieron presiones inflacionarias. “Aquí vale la pena mencionar el tema de la indexación y está relacionado con el salario mínimo. Creo que, desafortunadamente, en la discusión del salario mínimo, como sucedió el año pasado y los últimos años, el ajuste va a ser por encima de la inflación observada y de la proyectada”, agrega Pérez.
Explica que históricamente se ha aumentado un punto o un punto y medio por encima de la inflación observada. “Estamos pensando que, en esta ocasión, el salario mínimo podría ser un ajuste de casi hasta el 8 % para que de manera redondeada el salario quede en 1.400.000 pesos. Esto creemos que va a llegar después de un no acuerdo entre los gremios y los sindicatos y donde el gobierno, que es el que intercede en esa discusión, terminará decretando el aumento salarial con seguramente algo de tinte político por encima de lo que los factores técnicos sugieren”, manifiesta.
Frente a la prima de riesgo de Colombia y la preocupación del Banco de la República, ANIF hizo un análisis sobre el comportamiento que han tenido las primas de riesgo en el país en comparación con economías pares de la región, partiendo del promedio mensual de los Credit Default Swaps (CDS) a cinco años. Para ello, construyó un índice para analizar la evolución de su valor desde marzo de 2023, mes donde Colombia registró su mayor inflación anual (13,3 %). “Desde ese mes el valor de los CDS ha seguido una tendencia similar en Colombia, Brasil, México, Chile y Perú. En el caso de Colombia, el valor de los CDS ha disminuido, lo que refleja una reducción en el riesgo percibido por el mercado. Aunque aún se mantienen por encima de los niveles prepandemia, la reducción en Colombia ha sido más pronunciada en comparación con otros países de la región”, aseguró ese centro de pensamiento.
Además de las preocupaciones fiscales, la sorpresa en el crecimiento de la economía -aunque no ha sido homogéneo-, la incertidumbre alrededor del incremento en el salario mínimo y su impacto en la indexación, como se ha visto este año, la devaluación y el golpe que puede generar en los precios, y que ya se ha cumplido un lustro por fuera del rango meta, otras inquietudes asisten para que la reducción en las tasas sea más cautelosa.
Aunque ya Leonardo Villar fue ratificado como gerente del Banco de la República por un periodo más, en 2025 habrá cambios en la junta directiva y, como advierten algunos analistas, el riesgo de aceleración heterodoxa en la reducción de las tasas, genera incentivos a mantener el ritmo actual.