SEMANA: ¿Qué es Manuelita hoy?

HAROLD EDER: Manuelita es una empresa de origen familiar, y una parte de la familia continúa como accionista. Es una empresa que se originó en el Valle del Cauca, pero que se ha diversificado de la caña de azúcar en el departamento a otros renglones de la agroindustria tanto en Colombia como en otros países de la región.

SEMANA: ¿Cuál es esa composición de negocios que tiene Manuelita hoy?

H. E.: Manuelita incursiona en cuatro plataformas agroindustriales: caña de azúcar, que es nuestra plataforma original, aceite de palma, frutas y hortalizas y acuicultura.

SEMANA: ¿En qué países opera?

H. E.: Operamos en tres países de la región: Colombia, Perú y Chile.

SEMANA: ¿Cuál es el negocio dentro de la operación que actualmente representa la mayor participación en los ingresos?

H. E.: Podríamos decir que la caña de azúcar es nuestra mayor plataforma, además de ser la original. Desde luego, esto incluye el azúcar, pero también el etanol carburante, el etanol industrial y otros subproductos que se derivan de la caña de azúcar, como biofertilizantes.

SEMANA: ¿Cuánto pesa eso dentro de los ingresos?

H. E.: Más o menos el 50 % de los ingresos del grupo corresponden a la plataforma caña de azúcar.

SEMANA: Dentro de los negocios que ustedes manejan, ¿cuáles son las operaciones en Perú y Chile?

H. E.: En Perú incursionamos en dos plataformas: caña de azúcar, con un ingenio azucarero llamado Agroindustrial Laredo, desde 1998. Y una plataforma nueva: el negocio de frutas y hortalizas, principalmente uva de mesa y, en menor escala, frutales cítricos, con mandarina, y espárragos. Estamos incursionando en un nuevo renglón con los arándanos. Queremos explorar el modelo de negocio en varios tipos de frutas y hortalizas, para atender principalmente los mercados internacionales.

SEMANA: ¿Qué están haciendo en Perú en materia de siembras en el desierto? ¿Cómo funciona?

H. E.: En el año 2000 aproximadamente, iniciamos las primeras siembras de caña de azúcar en el desierto, apalancados en una infraestructura de riego implementada por Perú. Entre los valles de la costa peruana hay desiertos y un canal principal que atraviesa cinco valles y les ofrece agua a estas zonas desérticas. Con sistemas de irrigación y fertilización por goteo, estas áreas se han habilitado, en nuestro caso, inicialmente con caña de azúcar, y ahora, junto con otros productores, también con frutas y hortalizas.

Manuelita tiene inversiones en Perú, Brasil y Chile. En la última década el ingenio se convirtió en un grupo agroindustrial. Aunque la base del negocio es el azúcar aprovechó la coyuntura para diversificarse y asegurar su futuro. Por ejemplo, avanzó en la cosecha mecánica. | Foto: Manuelita

SEMANA: ¿Esas participaciones en esos negocios, tanto en Perú como en Chile, son propiedad total del Grupo Manuelita o tienen joint ventures? ¿Cómo funcionan?

H.E.: Nosotros, por lo general, tenemos socios en los diferentes negocios, en algunos más que en otros. En el caso de Perú, el Ingenio Laredo es una empresa que está listada en bolsa y en la que tenemos una participación mayoritaria. El componente minoritario está listado en la Bolsa de Valores de Lima. El caso del negocio de frutas y hortalizas es cerrado, propiedad únicamente del Grupo.

SEMANA: ¿Y en Chile?

H. E.: En Chile, también tenemos una participación de un socio minoritario que es estratégico, y tenemos diferentes componentes en diversos negocios.

SEMANA: En Colombia, además del Valle del Cauca, ¿qué operación tienen en la altillanura?

H. E.: Tenemos dos operaciones de aceite de palma en los Llanos: una en el Meta y otra en Casanare. En la operación del Meta, además, refinamos el aceite y producimos biodiésel, que es un combustible utilizado en el mercado interno. El 10 % del diésel que se consume en Colombia tiene la mezcla del biodiésel.

SEMANA: En materia de productos, ¿qué están desarrollando en la planta de alcohol carburante que tienen en Palmira?

H. E.: Básicamente aplicamos el concepto de economía circular, donde buscamos reutilizar todos los residuos y subproductos de la producción. Uno de esos componentes son las vinazas, que se producen como subproducto de la elaboración de alcohol carburante.

Las vinazas tienen un componente importante de fertilización orgánica. Ahí producimos varios productos, como vinaza en polvo, vinaza seca y compost.

SEMANA: En el caso del aceite de palma, ¿cuáles son las oportunidades que están viendo y cómo se está dinamizando ese negocio hacia el futuro, de acuerdo con las certificaciones de nueva deforestación que está buscando Colombia?

H. E.: El aceite de palma es un renglón muy importante de la agroindustria en Colombia. No solo se produce en varias regiones del país, incluida la zona oriental, sino que también es un renglón altamente exportador. Aproximadamente el 30 % de la producción del país se exporta. Además, suple la industria alimenticia de Colombia a través de los productos elaborados con aceite de palma crudo, así como la industria de los combustibles y los biocombustibles, como el biodiésel.

Y es un renglón de altísimo potencial porque Colombia tiene unas condiciones naturales muy favorables para una producción competitiva en diferentes regiones del país. Además, es un renglón de la agroindustria en el que la mayoría de los productores son pequeños agricultores integrados a la cadena de valor industrial de elaboración y refinación del aceite.

Entonces, es un renglón con un altísimo componente social y también ambiental, por la reducción de emisiones que genera el biodiésel producido a partir del aceite de palma.

SEMANA: ¿Qué pasó con el negocio en Brasil?

H. E.: Ingresamos a Brasil en compañía de un socio, una familia de Guatemala similar a la nuestra. Después de varios años de incursión, ambos grupos definimos que Brasil no era un lugar estratégico para continuar nuestros negocios. Tanto ellos como nosotros, ellos más enfocados en Centro y Norteamérica, nosotros más enfocados en la zona andina y el sur del continente, decidimos vender esa operación.

Manuelita tiene inversiones en Perú, Brasil y Chile. En la última década el ingenio se convirtió en un grupo agroindustrial. Aunque la base del negocio es el azúcar aprovechó la coyuntura para diversificarse y asegurar su futuro. | Foto: Manuelita

SEMANA: ¿Qué hacían en Brasil?

H. E.: En Brasil teníamos un ingenio azucarero y alcoholero que también generaba energía eléctrica para vender en el mercado. El modelo de caña de azúcar hoy día tiene los tres componentes: azúcar, bioetanol y energía eléctrica, que se comercializa en la red eléctrica, similar a lo que tenemos en Colombia actualmente.

SEMANA: Ustedes hoy son autogeneradores…

H. E.: Somos autogeneradores y vendemos energía eléctrica con base en nuestra biomasa a la red eléctrica.

SEMANA: En los excedentes.

H. E.: Exacto.

SEMANA: Con todo este panorama, y para dimensionar con los resultados del año pasado, ¿de cuánto son los ingresos del Grupo Manuelita?

H. E.: Es un grupo con ingresos de alrededor de 600 millones de dólares.

SEMANA: Frente a 2022, ¿cómo les fue el año pasado?

H.E.: Tuvimos un crecimiento de aproximadamente el 5 % en 2023 con relación a 2022. Sin embargo, este crecimiento estuvo muy relacionado con el movimiento de los precios internacionales. Los precios de los renglones en los que participamos se determinan con base en los precios internacionales de los productos. Más que formadores de precios, somos tomadores de precios. Entonces, dependiendo del precio internacional del azúcar, de la palma, de las frutas, de las hortalizas y de la agricultura, se forman nuestros precios de venta. Esto está determinado más por el entorno internacional que por el nacional.

SEMANA: En ese escenario de precios que ustedes no controlan, ¿cómo manejaron el año pasado una inflación que todavía estaba alta, las tasas de interés elevadas y un dólar que empezó a bajar y estuvo bastante volátil?

H. E.: Un sector como el agroindustrial siempre está expuesto no solo a los movimientos en las tasas de cambio, sino también a la volatilidad en los precios internacionales de los commodities. La estrategia de Manuelita ha sido diversificar a través de diferentes renglones, de manera que logramos mitigar un poco esa volatilidad tanto en los precios de los commodities como en las tasas de cambio. Parte de nuestras ventas son a los mercados nacionales y parte a los mercados internacionales. Desde luego, todos los proyectos de aumento de productividad y demás también ayudan a mitigar los aumentos de costos derivados de la inflación.

SEMANA: ¿Cómo les afectó el fenómeno de El Niño?

H. E.: El fenómeno de El Niño nos impactó de distinta manera en diferentes latitudes. En algunas regiones como el Valle del Cauca hubo momentos de sequía, mientras que en los Llanos Orientales las lluvias pueden ser mayores. El fenómeno de El Niño nos impacta de manera diferencial dependiendo de la región y el país donde estamos.

SEMANA: ¿Y tuvo algún impacto en la productividad o los ingresos que les haya afectado?

H. E.: En el neto, diría que no, porque los efectos negativos en unas regiones y cultivos fueron compensados por El Niño.

Tanto de producción como de un nivel aceptable de precios internacionales, se está iniciando bien este 2024. | Foto: Getty Images

SEMANA: ¿Cómo arrancó este año? ¿Cómo está viendo el año para sus negocios?

H. E.: En términos de producción, bien. A pesar de la época seca al inicio del año, ahora estamos entrando en un periodo más lluvioso. En general, las condiciones de producción han estado bien en el país. Eso se refleja en los indicadores agrícolas del país y también en el entorno internacional, aunque los precios no están tan excesivamente altos como hace un par de años. Es un entorno internacional relativamente estable para los commodities agrícolas. Entonces, bajo ese punto de vista tanto de producción como de un nivel aceptable de precios internacionales, yo diría que estamos iniciando bien este 2024.

SEMANA: Con el escenario geopolítico en el mundo marcado por conflictos, ustedes, desarrollando productos como fertilizantes, ¿ven opciones para capitalizar en el futuro?

H. E.: Hay muchas opciones en los renglones de fertilizantes orgánicos, porque además el consumidor cada vez más está buscando productos orgánicos. Ya incursionamos en el azúcar orgánica, la cual se exporta principalmente a Europa y Estados Unidos, y estamos explorando la posibilidad de ingresar también en la oferta orgánica de los frutales, que puede ser inicialmente de menor productividad, pero que los mercados y los consumidores la están buscando.

Entonces, en la medida en que también podamos elaborar fertilizantes orgánicos a partir de nuestros procesos productivos para consumo propio y eventualmente para comercializar con terceros, existen mercados interesantes para estos productos.

SEMANA: Dentro de esa diversificación, ¿qué mercados están viendo y a qué sectores le están apostando?

H. E.: Seguimos con el foco en nuestras cuatro plataformas. Creemos que allí todavía hay muchas oportunidades, tanto para consolidar las operaciones actuales como para crecer.

SEMANA: Por ejemplo…

H. E.: Por ejemplo, en frutas y hortalizas hay oportunidades de crecimiento, tanto a nivel internacional como en Colombia eventualmente. En las plataformas de caña, de azúcar y de palma hay muchas oportunidades de mayor valor agregado. Por ejemplo, en los biocombustibles, que se han posicionado y reconocido como combustibles de transición energética.

Ahora también empiezan a salir nuevas oportunidades, como los combustibles para la aviación, que vienen de esos mismos biocombustibles a partir de la caña de azúcar y el aceite de palma, y que de alguna manera son más avanzados. Entonces, hay un lugar muy importante tanto en el campo de la energía, es decir, los biocombustibles, la energía eléctrica, como en el campo alimenticio, que se abre en esta plataforma y en las otras en que participamos.

SEMANA: Y por mercados, ¿qué están viendo?

H. E.: Por mercados, no solo atendemos los mercados nacionales donde estamos, sino también los de exportación. Actualmente exportamos a más de 50 países en Norteamérica, Europa, Suramérica y Asia. En la medida en que la economía mundial continúe esa senda de recuperación que hemos empezado a ver este año, todos esos mercados van a tener mayor dinamismo.

Los ingenios azucareros y las extractoras de aceite de palma requieren constantes actualizaciones tecnológicas para mantener sus niveles de productividad y eficiencia. | Foto: Manuelita

SEMANA: En materia de inversión, ¿a cuánto ascendieron las inversiones de Grupo Manuelita el año pasado y cuáles son los planes para este año?

H. E.: No tengo la cifra exacta en mente, pero nuestras inversiones están enfocadas en las cuatro plataformas. Diría que en los frentes de mayor valor agregado es el número uno. Productos de mayor valor agregado, a partir de las fuentes que tenemos actualmente. También tenemos un crecimiento en frutas y hortalizas hacia nuevos renglones, nuevos tipos de frutas, como los arándanos este año, y también tenemos inversiones permanentes en lo que llamamos mantener la competitividad y la eficiencia de las operaciones. Los ingenios azucareros y las extractoras de aceite de palma requieren constantes actualizaciones tecnológicas para mantener sus niveles de productividad y eficiencia.

SEMANA: Con la integración de las bolsas de Colombia, Chile y Perú, donde ustedes tienen participación y operaciones, ¿han pensado llevar la acción de Grupo Manuelita a la bolsa?

H. E.: No lo hemos pensado en el corto plazo, pero siempre es una posibilidad, en la medida en que las bolsas muestren una liquidez suficiente en las acciones y las valoraciones de las empresas reflejen su verdadero valor.

SEMANA: O sea, ¿está abierto?

H. E.: Está abierto, pero no es un tema en el corto plazo.

SEMANA: ¿Qué está pasando con la economía de Colombia? El año pasado vimos un crecimiento muy tímido del 0,6 %, mientras que este año arrancó con un 0,7 %. Las estimaciones no superan el 1,5 % en el mejor de los casos. ¿Qué tanto está pesando la incertidumbre en las decisiones del Gobierno sobre procesos constituyentes y las reformas? ¿Cuál es su análisis?

H. E.: Vemos que la economía colombiana ha venido en un proceso de bajo crecimiento, en gran parte, por las altas tasas de interés. Eso ha frenado el consumo y la inversión. Desde luego, en la medida en que podamos generar mensajes de certidumbre al mercado y a los inversionistas, se van a dar las inversiones para jalonar el crecimiento económico nuevamente.

SEMANA: Ustedes, en particular Grupo Manuelita, ¿qué proyección tienen de crecimiento para este año?

H. E.: Este año, tenemos un crecimiento moderado de alrededor del 10 %, pero que está ligado a cómo se comporten los precios internacionales de los productos, que, inicialmente, han arrancado bien.

SEMANA: La reforma tributaria tuvo dos impactos. Uno en las empresas, particularmente, y otro en el mercado, como en el caso de los alimentos ultraprocesados y las bebidas azucaradas. ¿A ustedes los ha golpeado?

H. E.: Hemos visto que los impuestos a los alimentos que se han dado en otros países generan un impacto inicial, pero luego esos mercados se estabilizan y recuperan sus sendas de crecimiento histórico. No vemos en particular un impacto en el largo plazo. Desde luego, nuestros clientes hacen ajustes en algunos de sus ingredientes y en sus formulaciones, pero no vemos un impacto necesariamente de largo plazo. Sí hay una tendencia muy importante en la cual estamos incorporados, que es hacia los productos orgánicos elaborados de manera más sostenible, y ese es un foco importantísimo de Manuelita y sus empresas.

Manuelita tiene dos operaciones de aceite de palma en los Llanos: una en el Meta y otra en Casanare. En la operación del Meta, además, refina el aceite y produce biodiésel. | Foto: Manuelita

SEMANA: Dentro del tema de financiación que tienen ustedes, hay dos ramas: los bonos de carbono y los créditos que se otorgan por reducción de emisiones. ¿Cómo están jugando en ese escenario para buscar recursos?

H. E.: Inicialmente, a través de nuestras iniciativas de sostenibilidad ambiental, estamos incursionando en la generación de bonos de carbono, los cuales realmente podemos comercializar en el mercado colombiano. Tanto en nuestras operaciones de la plataforma de caña de azúcar como de aceite de palma, utilizamos biomasa para la generación de energía. Además, en las iniciativas de economía circular y en las reducciones de impactos ambientales, hemos generado estos créditos de carbono que comercializamos en el mercado nacional. En cuanto a la financiación, estamos explorando alternativas, aunque aún no hemos incursionado en esos mecanismos, pero siempre es una posibilidad futura, y lo estamos evaluando.

SEMANA: Hace un par de años, el Valle del Cauca fue una de las zonas más golpeadas con el estallido social. ¿Qué ha pasado desde ese momento hasta hoy y cómo han venido evolucionando las relaciones de los empresarios con las comunidades?

H. E.: Después del estallido social, las empresas de Cali y del Valle del Cauca nos unimos.

Más de 600 empresas se han incorporado a Compromiso Valle, un programa muy exitoso que ha jalonado recursos muy importantes tanto de las empresas como de cooperación internacional y de las organizaciones fundacionales que operan en la región. Este programa ha impactado a un número muy importante de jóvenes en Cali y en el Valle del Cauca, a través de iniciativas de empleabilidad y microempresas, para buscar que estas personas puedan incorporarse a la economía formal. Se han generado más de 3.000 empleos y más de 50.000 jóvenes han sido beneficiados. Compromiso Valle ha sido un programa muy exitoso que demuestra que, en la unidad, el sector empresarial puede tener un impacto significativo, y además ha sido modelo para otras regiones del país.

SEMANA: Hace un par de años tuvimos el estallido social y hoy hay algunas dificultades en materia de seguridad en el suroccidente colombiano, particularmente en el Cauca, el norte del Cauca y cerca de Cali. ¿Cuál es su visión sobre el tema de seguridad? ¿Qué tanto le preocupa?

H. E.: Es un tema que se debe tener en cuenta porque puede, de alguna manera, afectar las operaciones de las empresas y, desde luego, el bienestar de la población. Como sector agroindustrial de la caña, venimos en diálogo con las comunidades del norte del Cauca, las comunidades étnicas, indígenas, afrodescendientes y campesinas, para hacer proyectos conjuntos. Incluso, en alianza con el Gobierno nacional, se vienen diseñando programas en los que habrá aportes del sector agroindustrial, del Gobierno y de las comunidades para desarrollar proyectos agroindustriales en beneficio de estas comunidades.

Además, con el programa Compromiso Valle se está generando una iniciativa especial para el norte del Cauca, denominado Compromiso Territorio, que busca unir a todo el sector empresarial de la región con organizaciones y cooperación internacional para ejecutar iniciativas de empleabilidad, empleo y microempresas para los jóvenes. Con esos dos frentes, buscamos impactar favorablemente las condiciones del territorio y poder traer seguridad a la región.

SEMANA: ¿Qué hacer para reactivar la economía hoy? En este escenario, donde planteamos hace poco un crecimiento superior al 1,5 %, que no es suficiente para eliminar la pobreza y generar más empleo, ¿qué se puede hacer, sobre todo cuando la inversión en Colombia también está tan caída?

H. E.: Sí, tal vez, y visto desde el sector agrícola y agroindustrial, que es donde participamos, es muy importante atraer la inversión, traer inversión nueva. Colombia tiene un gran potencial para ampliar su frontera agrícola; más o menos 5 millones de hectáreas podrían incorporarse a la producción con un enfoque exportador. En la medida en que se generen mejores condiciones para atraer inversión y desarrollar ese potencial agrícola y agroindustrial, el país va a salir beneficiado.

Manuelita es generar progreso y bienestar a través del aprovechamiento racional y sostenible de los recursos naturales, ha sido esencial desde sus inicios. | Foto: Getty Images
Manuelita busca generar progreso y bienestar a través del aprovechamiento racional y sostenible de los recursos naturales. Esta premisa ha sido esencial desde sus inicios. | Foto: Manuelita

SEMANA: Son 160 años de historia. ¿Qué estaría pensando don Santiago Eder en este momento si viera hoy la empresa?

H. E.: Creo que don Santiago diría que el sentido del propósito y los valores que le imprimió a la empresa están vivos, y eso es lo más importante para una empresa.

Manuelita es una empresa que quiere perdurar a través de varias generaciones. Ya estamos en la séptima generación; yo soy de la quinta, pero ya hay dos generaciones más de miembros de la familia en la compañía. Lo más importante para esa perdurabilidad es ser fiel a su propósito y a sus valores, porque una empresa, para poder superar los diferentes retos que enfrenta en el camino y en diferentes momentos de la historia, debe aferrarse mucho a ese sentido de propósito y a esos valores.

Ese sentido de propósito es lo que hace que tanto los accionistas, la familia, los empleados, la comunidad alrededor de la empresa, los clientes, los proveedores, las comunidades vecinas impulsen juntos el desarrollo y la sostenibilidad de la empresa.

Ese sentido de propósito, que en el caso de Manuelita es generar progreso y bienestar a través del aprovechamiento racional y sostenible de los recursos naturales, ha sido esencial desde sus inicios.

Manuelita no habla de sostenibilidad desde hace cinco o diez años; lo ha hecho desde que su actividad agroindustrial inició, hace 160 años, y los valores son fundamentales. La integridad, la responsabilidad social y ambiental, el respeto por la gente, la austeridad y el espíritu pionero, que son los valores esenciales de Manuelita, están vivos y vigentes y son los que le imprimió Santiago Eder desde su fundación.

SEMANA: ¿Cuáles son los grandes desafíos que tiene hoy Manuelita para seguir creciendo otros 160 años?

H. E.: Los desafíos de Manuelita son los que tiene la humanidad. Uno de ellos, el cambio climático, es muy importante. Hemos avanzado mucho y estamos estableciendo la meta de ser carbono neutro al año 2040 y reducir nuestras emisiones en un 70 % al año 2030. Es decir, a través de diferentes iniciativas buscamos llegar a esa neutralidad a la que todos debemos apuntar.

La conservación de los ecosistemas es crítica, así como la conservación de las cuencas hídricas. En ese aspecto tenemos iniciativas muy importantes para la reducción del consumo de agua y la conservación de las cuencas a nivel sectorial. En Asocaña y el sector agroindustrial de la caña, tenemos uno de los fondos de agua más importantes de Suramérica, que se dedica a la conservación y protección de todas las cuencas de la cordillera Central que abastecen el río Cauca. Esa iniciativa se llama Fundación Fondo de Agua por la Vida.

Es decir, toda actividad de sostenibilidad ambiental es muy importante para el futuro de la empresa, y también la sostenibilidad social. ¿Cómo lo hacemos? Buscando aumentar nuestra actividad empresarial para la generación de empleo bien remunerado y sostenible. Hoy en día generamos cerca de 8.000 empleos, pero a medida que nuestro valor agregado y nuestra actividad empresarial crezcan, también va a aumentar nuestra generación de empleo y el impacto positivo en las comunidades.

Nuestro enfoque en la sostenibilidad social a través de pequeños productores agrícolas encadenados en nuestra oferta de valor, busca el bienestar tanto de empleados como de comunidades vecinas en educación, vivienda, salud e ingresos. Es fundamental que la actividad sea integral para que la empresa pueda ser sostenible y desarrollarse en el tiempo.

SEMANA: ¿Manuelita es la empresa más antigua de Colombia?

H. E.: Manuelita es la empresa industrial más antigua de Colombia. Fue el ingenio Manuelita con la planta de proceso que inauguró en 1901. Se convirtió en la primera industria a vapor en Colombia, pero antes de eso también tenía trapiches, molienda y producción de azúcar con otras tecnologías. No diría que es la empresa más antigua, pero sí es una de las más antiguas del país.

SEMANA: ¿Y cómo se imagina a Manuelita en 160 años?

H. E.: En 160 años, Manuelita tiene que haber reforzado su enfoque en sostenibilidad, que es fundamental hoy. Vendrán nuevos retos, muchos de los cuales no podemos imaginarnos hoy, pero la empresa deberá mantener una actividad agroindustrial muy vigorosa, con un impacto social importante en generación de empleo y bienestar de las comunidades, que es esencial para nosotros, y en sostenibilidad ambiental. En 160 años probablemente las emisiones de CO2 no serán lo que nos ocupe, pero seguramente habrá otros retos ambientales que tendremos que enfrentar y atender.