El precio del dólar, uno de los principales termómetros de la economía, se ‘calentó’ esta semana al superar la barrera de los 4.100 pesos y dejar atrás las jornadas en las que su cotización estuvo por debajo, incluso, de los 3.800.
Solo en junio, el peso ha registrado una devaluación del 6,77 % y la tasa de cambio ha subido unos 300 pesos desde finales de mayo hasta mediados de este mes.
¿Qué rompió la calma que traía la moneda en los últimos seis meses? Para Alianza Fiduciaria, factores internos como la balanza comercial, la de capitales y la incertidumbre política pesan cerca de 20 % en la tasa de cambio y advierte que la actual tendencia está explicada, en buena medida, por el comportamiento del dólar en el mundo.
Se está dando un reacomodo de las expectativas sobre la política monetaria de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED), lo que genera una mayor volatilidad. De hecho, el mercado pasó de esperar casi seis reducciones en las tasas de interés este año a solo una. Precisamente, en la reunión de esta semana, mantuvo el rango de tasas y se estima que la primera reducción solo llegue hasta final de 2024.
Según un análisis del Banco de Bogotá, los datos recientes del mercado laboral en Estados Unidos, sumados a la proyección de tasas de interés de la FED, han llevado a un fortalecimiento del dólar, a pesar incluso de las sorpresas a la baja observadas en la inflación de ese país para mayo.
A este factor se suma un tema político, como las recientes elecciones en México, país donde el dólar ha tenido una gran fortaleza tras los resultados que derivaron en el triunfo de Claudia Sheinbaum, y la consolidación del Gobierno de izquierda, generando un efecto contagio en la región.
“México tiene retos económicos. Por ejemplo, el tema fiscal está delicado. El último año hubo una expansión fiscal y el déficit llegó a unos niveles superiores al 5 %”, explica César Pabón, director de investigaciones económicas de Corficolombiana. Agregó que otro desafío es qué tan sostenible es el crecimiento en los próximos años en ese país, percepción que se estaría transmitiendo a otras economías en América Latina.
Cuando el dólar en 2022 llegó a niveles de 5.000 pesos en Colombia, si bien pesó la incertidumbre global, parte de ese incremento estuvo asociado a los anuncios que hizo el Gobierno en ese momento sobre política energética y los impactos de sus proyectos de ley en el campo social, como las reformas laboral, pensional y de salud. Sin embargo, con el paso de los meses, el mercado descontó esas preocupaciones e, incluso, anuncios como flexibilizar la regla fiscal o cambiar las funciones del Banco de la República no impactaron el valor del dólar. Sin embargo, hoy por hoy, las cuentas son a otro precio. ¿Por qué?
Como explica el exministro y rector de la Universidad EIA, José Manuel Restrepo, la diferencia ahora es que pueden existir los mismos anuncios que no se han materializado, “pero la realidad fiscal sí es inocultable. En otras palabras, el estado difícil de las finanzas públicas, el estado complejo del crecimiento de la economía y el estado muy difícil del ahorro y la inversión privada son hechos, ya no son anuncios, son hechos que generan preocupación en inversionistas y calificadoras de riesgo”, manifestó.
Además de la volatilidad de los mercados internacionales y la percepción global, las dificultades fiscales del Gobierno están pasando factura. Para Pabón, el tema fiscal ha desempeñado un papel muy importante, no solo por las bajas cifras en el recaudo, sino también por la poca o nula probabilidad de conseguir los recursos adicionales, como, por ejemplo, el tema de litigios, que afecta la confianza inversionista en el país.
El país está pendiente de cómo será el recorte de los 20 billones de pesos –para muchos, insuficiente– y de una agenda de reactivación económica que dinamice el crecimiento, pero especialmente el recaudo. De no lograrlo, podría incumplir la regla fiscal. El ambiente está enrarecido y los mercados internacionales lo han venido reflejando en un aumento en el riesgo país, medido por los Credit Default Swaps (CDS). Esto podría afectar la calificación soberana de Colombia y, según el Banco de Bogotá, “los operadores de mercado ya descuentan que la calificación de riesgo país pasaría de BB+ a BB más temprano que tarde”.
¿Podría afectar el precio del dólar? Para algunos, el impacto del dólar recoge el ruido reciente, y cuando haya un movimiento de las calificadoras ya estaría todo incorporado. Otros consideran que puede haber un choque adicional porque, aunque se evidencia en la prima de riesgo, la tasa de cambio todavía no lo ha absorbido.
Los escenarios para el dólar se mueven en un rango de entre 4.100 y 4.300 pesos. BBVA Research espera que se estabilice por debajo de los 4.200 pesos en 2025.
Por lo pronto, como advierte Juan David Ballén, de Casa de Bolsa, es poco probable que el dólar vuelva por debajo de los 4.000 pesos. ¿Hasta dónde llegará?