Compartir una cultura similar ha sido tan importante como la cercanía geográfica en la relación entre Colombia y Venezuela. Ambos países tienen los mismos gustos musicales y eso no cambió ni con la crisis económica del vecino, ni con el cierre de fronteras, ni mucho menos con el derrumbe del comercio binacional.
De hecho, desde el 26 de septiembre, cuando se reabrió la frontera por Norte de Santander para el paso de carga, en un acto simbólico que buscaba revivir el comercio binacional, los que más le han sacado jugo a esa ‘reconciliación’ han sido los cantantes colombianos, que ante la dolarización de facto de la economía venezolana y con su recuperación económica (pasaron de crecer 6,8 por ciento el año pasado a un estimado de 10 por ciento este año) vieron allí una clara oportunidad para llevar sus shows y poder acercarse a su público venezolano.
Justamente, Venezuela es el segundo país en donde más se escucha vallenato después de Colombia y eso ha sido claro para los cantantes del género, que aunque en años anteriores allá hicieron una que otra presentación, en noviembre y diciembre de este año tienen agenda llena en Caracas y en otras ciudades principales. Uno que ya se presentó fue Silvestre Dangond, quien el 16 de noviembre inició una gira. Fue la estrella principal en la coronación de Miss Venezuela y luego estuvo en Maracaibo, Valencia y Puerto Ordaz.
Igualmente, Jorge Celedón y el Binomio de Oro ya tienen confirmadas fechas este diciembre en el vecino país. Y no solo han sido los cantantes de vallenato; en noviembre también se presentaron en Caracas, ante más de 4.000 personas, Greeicy Rendón y Mike Bahía, lo mismo han hecho intérpretes de la música popular como Jessi Uribe y Paola Jara, y los de pop como Fonseca.
Pese a que ya se dio vía libre a los vuelos directos entre los dos países, por ahora solo ha arrancado con el servicio Turpial Airlines, cuyo primer vuelo aterrizó en el Aeropuerto El Dorado de Bogotá el pasado 7 de noviembre con 49 personas a bordo, a pesar de tener una capacidad para 150 pasajeros. También está autorizada la aerolínea estatal Satena, que con estos vuelos iniciará su operación internacional, pero aún no han comenzado.
Si bien la conectividad aérea aún no despega, los artistas colombianos viajan a territorio venezolano por Panamá o República Dominicana, en jornadas de más de diez horas, que compensan con el cariño del público y la venta de entradas. Por ejemplo, ir a ver a Jorge Celedón en el hotel Eurobuilding de Caracas el 9 de diciembre, tiene un costo que arranca en 805 bolívares o 73 dólares, se puede comprar en cualquiera de las dos monedas y algunas tiqueteras incluso tienen los precios expresados en pesos colombianos.
“Es otro país”
El mánager de uno de los cantantes que no ha dejado de ir a Venezuela, pese a todas las complicaciones, dice que ha visto la gran transformación que ha tenido el vecino país, pese a que persiste su crisis política. “En el pasado ayudé a mis amigos músicos venezolanos que seguían allá porque vivían una situación muy complicada y no tenían qué comer. Ahora el dinero no corre por las calles, pero hay qué comprar, la dolarización les ha ayudado mucho”, explica y agrega que no iba a Caracas desde 2017 y volvió el mes pasado. Se encontró una ciudad que ya no lucía deprimida y azotada por la pobreza, sino con carros nuevos circulando, teléfonos inteligentes de última generación y gente en la calle comprando adornos de Navidad. “Una normalidad que me sorprendió positivamente, pero, eso sí, todo más caro”, asegura y dice que al igual que ocurre hoy en Colombia, en donde se vive un boom de conciertos con aforos llenos, así las boletas sean costosas, en Venezuela los conciertos también se venden bien.
En la transformación de la economía venezolana coincide María Luisa Chiappe, presidenta de la Cámara Colombo Venezolana (CCV), quien explica que, tras siete años de recesión profunda, en la que se estima que el PIB del vecino se contrajo 70 por ciento, el año pasado empezó la recuperación, que se espera continúe el año entrante, con un crecimiento del 8 por ciento.
Los sondeos de LatinFocus, firma que mensualmente consulta analistas locales y externos sobre el desempeño de las economías de la región, indican que parte de la recuperación venezolana se debe a un efecto base muy bajo de años anteriores, pero estiman que en 2023 sería el país que más crecería en América Latina. En su caso, la proyección es de 4,5 por ciento y el polo opuesto estaría en Chile, que tendría una contracción de 0,7 por ciento.
Para Chiappe, la clave de la reactivación de Venezuela estará en que pueda volver a exportar petróleo como en el pasado, y en eso le ayuda la flexibilización de las sanciones impuestas por Estados Unidos, que recientemente autorizó a Chevron para reactivar su operación de crudo en Venezuela.
“Eso implica pasos más firmes hacia la recuperación, pero se requiere que Estados Unidos elimine todas las sanciones, pues afectan el comercio y el interés de los empresarios colombianos para poder regresar”, precisa.
Las sanciones están dirigidas al Gobierno venezolano, al banco central y a PDVSA; por ende, quien haga negocios con ellos se mete en problemas. Chiappe explica que los negocios entre privados no tienen líos, pero hay que averiguar si la contraparte realiza más de la mitad de sus ventas a una de las entidades sancionadas, pues en ese caso el exportador también podría ser sancionado. “Sin embargo, es un tema que se puede averiguar fácil y la prueba de que hay interés es la creciente cantidad de empresas colombianas que nos llaman a diario a la cámara para ver cómo pueden vender en Venezuela”, precisa la dirigente gremial.
Balance
Las cifras del Ministerio de Comercio indican que desde la reapertura de la frontera en Cúcuta el 26 de septiembre y hasta el 28 de noviembre, han pasado por los dos puentes (Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander) 487 camiones con mercancía de exportación e importación. Esto ha representado un comercio (solo por esos dos puentes) de 11,4 millones de dólares y 10.729 toneladas de carga. Es necesario recordar que la frontera que estuvo cerrada únicamente fue la de Norte de Santander; por ende, el comercio entre los dos países, si bien se derrumbó, nunca paró y uno de los principales puntos de entrada y salida de mercancías fue Paraguachón, en La Guajira, a eso se sumó el envío por vías aérea y marítima, más toda la informalidad de las trochas.
Como resultado, entre enero y septiembre de este año, el comercio bilateral (exportaciones más importaciones) alcanzó 515,5 millones de dólares, 91 por ciento más que en el mismo periodo de 2021. De ese monto, 457,3 millones de dólares correspondieron a ventas de Colombia a Venezuela y 58,2 millones a importaciones desde el vecino país.
Si bien las cifras muestran una gran reactivación del comercio, las expectativas eran más altas y algunos lo atribuyen a los temores de los empresarios por los antecedentes de problemas con los pagos. Chiappe dice que son trabas de vieja data, cuando existía la Comisión Nacional de Administración de Divisas (Cadivi), un organismo venezolano que controlaba el acceso a dólares o euros a los ciudadanos. “Pero eso ya se acabó y hoy no hay control de cambios, sino libre convertibilidad, a lo que se suma que todo se puede pagar con dólares. Si bien aún hay desconfianza de los exportadores, que quedaron marcados con el síndrome del control de cambios, lo que hacen muchos es exigir pagos anticipados y así las cosas están marchando”.
Chiappe insiste en que hay un desconocimiento muy grande y un mito negativo sobre la situación de Venezuela. Asegura que hoy los supermercados están bien abastecidos, pero también es un hecho que la economía se encogió, lo que implica un nivel de consumo diferente. “En ambos países el ingreso está muy concentrado en unos pocos, que son los que tienen para que, por ejemplo, los productos de lujo tengan compradores”.
Esa misma premisa es la que están aprovechando los cantantes colombianos, que para este fin de año tienen una plaza adicional a donde llevar su música y hacer sonar las cajas registradoras.