La sociedad tiene muchas cuentas en su contra. No sólo los 50 paros que han celebrado en este año sino muchos más que realizaron antes, y hasta el déficit fiscal. No se perdona a quienes tienen sus manos colmadas de una amplia responsabilidad social: la educación. Son los maestros públicos, cuya confederación sindical reunió a todos sus miembros durante la semana pasada en Bucaramanga para llevar a cabo el Congreso número XII. FECODE, la Federación Colombiana de Educadores, es una institución sindical de tercer grado, 150.000 afiliados (la tercera en el país luego de la UTC y la CTC) y 44 sindicatos. Pero hay aún otro pecado que nadie puede perdonarle a FECODE: su independencia. Durante 22 años de vida se ha mantenido con una sola situación excepcionai, apartada de las confederaciones de trabajadores tradicionales. Por éso se la señala en buena parte, como "culpable" del crecimiento y desarrollo que el"sindicalismo independiente" ha tenido en el país, especialmente por parte de trabajadores del Estado, lo que de por sí implica un desafío a la ley, que establece que los empleados públicos no tienen derecho de huelga.Sin embargo, la Federación tiene planes y programas de acción, relativos al desarrollo de la educación en el país, que no todos sus acusadores conocen. Sin ir muy lejos, el punto fundamental de discusión en el Congreso finalizado la semana pasada fue la búsqueda de posibles soluciones para enfrentar las agudas dolencias que padece la actividad educativa. Los maestros son conscientes de que si bien la cobertura de la educación primaria ha aumentado considerablemente en los últimos años, su calidad en cambio se ha deteriorado hasta llegar a niveles alarmantemente bajos. El 90% de los niños que viven en Bogotá tiene oportunidad de entrar en la escuela primaria, pero la tasa de retención escolar es muy baja: de cada 100 niños entre 7 y 14 años, se matriculan 80 en promedio y sólo 32 terminan.El magisterio colombiano y su Federación Sindical, en la cual están reunidos cerca del 90% del total de maestros y profesores de los tres niveles que sirven al Estado, conscientes de este problema, se proponen enfrentarlo. En palabras del Presidente de FECODE, Abel Rodríguez, la actual situación del Magisterio le permite dedicarse a "la defensa de la educacioin pública y el mejoramiento sustancial de las calidades de la educación que se imparte a millones de niños y jóvenes en todo el país". Y a decir verdad, ellos tienen amplias posibilidades en sus manos. Bajo su responsabilidad se educan 4.160.527 estudiantes de nivel primario, que representan al 85% del país, y 1.616.111 de educación secundaria que equivalen al 54.2% del total.La tarea sin embargo, no será fácil, dadas las múltiples y conocidas dificultades que caracterizan la labor de enseñar. En primer lugar, se conoce que la satisfacción de necesidades tan amplias implica altos costos. Y se parte de un déficit que los miembros del magisterio calculan actualmente en $30.000 millones. Además, los gastos de funcionamiento son tan altos que se llevan más del 80% de las partidas que del reducido presupuesto del gobierno se destinan a la educación.Los educadores colombianos tienen que enfrentar también el rechazo social que implica la elaboración de paros laborales que perjudican a inocentes que aspiran a recibir un servicio público tan esencial como la educación.Pero es tal la situación financiera del presupuesto educativo, que durante el presente año se han llevado a cabo cerca de 50 paros regionales en demanda del pago oportuno de los salarios. Valle, Antioquia, Cundinamarca, Caldas, Córdoba y Boyacá vieron paralizadas las actividades durante el último mes por ese motivo.De todas maneras, si bien hasta el momento las preocupaciones y conflictos de FECODE han girado alrededor de sus intereses económicos y corporativos, en el futuro inmediato las calidades de la educación y el papel del magisterio en la vida social y cultural del país serán las banderas principales.Naturalmente, hay todavía cosas por definir en lo referente a la determinación del espacio legal permitido para el desempeño de los educadores.Durante muchos años, la FECODE tuvo enfrentamientos con ministros de educación que implicaron sucesivas derogatorias de proyectos de estatutos docentes. El primer paro nacional que realizaron, por ejemplo, se llevó a cabo en 1972 contra el estatuto docente del ministro Luis Carlos Galán. En 1977 un nuevo paro tumbó el del ministro Durán Dussán. Y solamente bajo el ministerio del conservador Rodrigo Lloreda Caycedo, en 1979, se concretó uno que reunía las aspiraciones básicas de los educadores en lo referente a sus aspiraciones profesionales.El año pasado, en agosto, la FECODE participó activamente en la preparación del Segundo Paro Cívico Nacional. Ello motivó la suspensión por un año de su personería jurídica, razón por la cual el Congreso XII tuvo que aplazarse y solamente la semana pasada pudo llevarse a cabo. Para entonces, una nueva mentalidad había llegado al grupo. Una nueva mentalidad que debe tener efectos sobre el drástico juicio que la sociedad realiza a diario de la Federación Colombiana de Educadores. -