SEMANA: Esta semana, el Gobierno envió señales más contundentes de su interés por implementar la reactivación económica. ¿Cómo será la estrategia?
RICARDO BONILLA: La reactivación es un tema para trabajar ya. De hecho, se viene andando hace rato en diálogo con grupos empresariales. Está planteada con dos tipos de medidas: las que tienen que ir al Congreso, como las de carácter tributario; y las que se trabajan con los grupos empresariales. Uno de ellos es el sector financiero, que ya hizo las primeras acciones, en el sentido de bajar las tasas de interés. Esto tiene que ir acompañado de mesas con otros sectores para que demanden los créditos que las entidades financieras están colocando.
SEMANA: ¿Cómo entraría la inversión forzosa para la banca comercial -que no fue bien recibida por el sector financiero- a ser parte de la reactivación?
R.B.: La inversión forzosa tiene dos puntos. Uno es el que ya existe y son los TDA (títulos de desarrollo agropecuario). Esa inversión genera alrededor de 25 billones de pesos, de los cuales 17 billones los maneja Finagro, en estrecha relación con el Banco Agrario, para la colocación de créditos agrícolas.
Los 8 billones restantes se manejan en la banca comercial y se llaman créditos sustitutos. La discusión es si los créditos sustitutos pueden ser más eficientes y apalancar a los agroindustriales pequeños, pues están muy concentrados en los medianos y grandes.
La segunda parte -que es la propuesta del presidente- es extender la inversión forzosa a otros sectores, pero se necesitaría llevar la propuesta al Congreso y se demoraría unos seis meses y no se sabría si lo aprueban o lo niegan.
La banca comercial hace una contrapropuesta: no extender la inversión forzosa y ellos se comprometen a poner una bolsa de 35 billones de pesos para dirigirlos a créditos en las áreas que el Gobierno quiere priorizar. Además de la agroindustria que ya está apalancada con el TDA, desarrollar otros sectores industriales, irrigar créditos en energías renovables, en redes de fibra óptica, en comunicación y otras áreas en las cuales necesitamos fortalecer el país para el programa de reindustrialización.
En próximos días tendremos nuevo encuentro para tener más detalles de cómo sería.
SEMANA. Entonces, ¿le suena la contrapropuesta de los bancos?
R.B.: En este momento lo que existe es una intención de llegar a acuerdos. Ellos están bajando las tasas y es un buen mensaje, lo que se suma al paquete de 35 billones de pesos que ellos dicen tener, que es adicional a los TDA, para apalancar otros sectores.
El error de Ocampo
SEMANA: ¿Qué opina de la afirmación de su antecesor, José Antonio Ocampo, de que la reforma tributaria es inviable si no hay claridad sobre cómo compensarán los recursos que dejarían de entrar si bajan la tarifa de renta de las empresas?
R.B.: Estamos diseñando medidas que contribuyan a cerrar el presupuesto de 2025 (que den más ingresos), pero que también generen estímulos a la reactivación. Una manera es volver a construir la senda de reducción de la tasa nominal del impuesto de renta corporativo, pues dejarla fija fue un error de los exministros Restrepo (José Manuel) y Ocampo (José Antonio). Este último habría podido bajarlas, porque estaba en el programa de gobierno, pero no lo hizo y ahora hay que corregirlo.
Creemos que es el momento de que el sector empresarial reciba el mensaje de que habrá reglas de juego para que la tarifa de renta baje progresivamente. Si bien genera disminución en el ingreso, hay que buscar alternativas para compensar, pues nadie ha dicho que la vamos a bajar de golpe. Un punto por año y se acaba con la discusión de que tenemos la tasa más alta del mundo. A la par, vamos construyendo confianza. Es una expectativa de muchos sectores que sí contribuye a la reactivación.
¿Tocarán a las personas naturales?
SEMANA: Si baja la tasa de renta empresarial, ¿cómo evitarían la evasión y la elusión de las personas naturales que registran propiedades como si fueran de las empresas para aprovechar beneficios tributarios y pagar menos impuestos?
R. B.: El director de la Dian (Jairo Villabona) nos dice que ha encontrado una serie de artículos del Estatuto Tributario que deben ser ajustados para que permitan combatir la evasión y la elusión, y andar así por la senda de separar lo que corresponde a personas naturales de las personas jurídicas.
Hacia delante tendríamos una mejor participación de las personas naturales en el recaudo, pues estas tendrían que asumir lo que corresponde a los activos improductivos, que hoy existen en muchos negocios.
SEMANA: ¿Cómo le parece la idea (del Observatorio de la Javeriana) de poner una sobretasa a las grandes empresas para subir el recaudo y no asfixiar a las mipymes?
R.B.: Estamos diseñando un paquete de medidas y la que menciona no es una mala alternativa.
Hay que ir aumentando la progresividad, y en medio de las afugias con los ingresos, en el corto plazo, podemos pedir una contribución adicional.
En la propuesta que construye el director de la Dian está la de buscar la manera de separar las empresas por su tamaño.
SEMANA. A la voz de una reforma tributaria, todos quieren agregar algo. Acopi, por ejemplo, gremio de pequeñas empresas, dice que el régimen simple, tiene efectos negativos porque los impuestos recaen sobre ingresos y no sobre utilidadades . ¿Tocarían ese tema?
R.B.: La propuesta de Acopi es eliminar el régimen simple. El gremio dice que, entre quitarlo y poner una tarifa de renta diferencial, prefieren lo último. Estamos considerando esa alternativa. Villabona (director de la Dian) llega a decirnos que él es partidario de esa propuesta, pero todavía estamos armando el paquete.
Lo que quiero decir es, nada en este momento está descartado.
SEMANA: Pero todas esas medidas podrían terminar siendo un paquete grande, y el Gobierno había dicho que no haría más reformas tributarias.
R.B.: Sí, efectivamente, la expectativa era no volver a hacer nada con este tema, pero la situación del país en materia de endeudamiento es muy complicada. Terminamos muy apretados con lo que hay que pagar de deuda. Eso fue generado con el endeudamiento durante la pandemia. El nivel de deuda subió del 49 al 61 por ciento del PIB, 12 puntos más. Eso significa 200 billones de pesos que quedaron para pagar en muy corto plazo. Además, adquirieron el compromiso con el Fondo Monetario Internacional, 5.600 millones de dólares, que hay que pagar entre 2024 y 2025.
SEMANA: ¿Fue otro error de esos que usted menciona?
R.B.: Nada de esa deuda fue para invertir, todo fue para cubrir gasto. Es la peor decisión que uno puede tomar con una deuda, porque no genera ingresos adicionales para pagarla.
La Dian y el descuadre de ingresos
SEMANA. ¿Cómo va esa revisión que anunciaron, para establecer si hubo responsabilidad de la Dian en el descuadre que tenemos en los ingresos?.
R.B.: Cuando uno ya compara cifras de qué se ha recaudado este año frente a lo que se recaudó el año anterior, podemos diferenciar el comportamiento del impuesto de renta de grandes contribuyentes, que es donde hubo el gran golpe.
El aumento de retención en la fuente y anticipos en el 2023 generó que recaudaran lo de los dos años (23 y 24) simultáneamente y hoy nos están pidiendo devolución. Ahí es donde tenemos el hueco fiscal.
Pero cuando uno va a mirar el resultado, por crecimiento económico, resulta que tanto IVA como impuesto al consumo y todas aquellas que dependen más de la actividad económica, sí están por encima de la inflación. El crecimiento económico si está mostrando mejoras en el recaudo, mientras el impuesto de renta, que es del periodo anterior, muestra dificultades.
SEMANA. Con una inflación que no ha bajado más en dos meses, que se ha mantenido estable, ¿usted seguiría en la junta directiva del Banco de la República abogando porque bajen 100 puntos de tasa de interés?
R.B. Si. Es que el problema de la inflación fue el tema de ver hasta dónde podíamos lograr que siguiera bajando al mismo ritmo de los cuatro primeros meses, hasta abril, que estuvimos reduciendo seriamente, pero comparándonos con meses del año pasado en que las cifras eran altas.
A partir de abril encontramos un proceso de descenso de la inflación en el año anterior y había ya situaciones retadoras, como el ajuste en el precio de la gasolina. En 2024, curiosamente terminamos abril y mayo con 7,16; y junio con 7,18, pero lo real es que hasta abril tuvimos un proceso de descenso con buenas condiciones frente al año anterior que ya era retador (mayo y junio, sobre todo junio), porque en el año pasado la inflación de junio fue 0,30 y no hubo ajuste de gasolina. Entonces el reto era quedar por debajo de 0,30. Eso fue lo que no se logró: quedó en 0,32 y por eso pasamos de 7,16 a 7,18.
De aquí en adelante, el reto es más manejable, porque las inflaciones de julio, agosto y septiembre del año pasado fueron altas, por encima de 0,50, porque en esos tres meses hubo ajuste de gasolina.
Creemos que en los próximos tres meses vamos a seguir con la inflación en descenso y podríamos apuntar al 5 % al final del año.
El diésel, intocable
SEMANA. Ya hay conductores de vehículos que viven de esa actividad (servicio público) reclaman porque subió la gasolina y no el diésel, que además del transporte de carga, lo usan vehículos de alta gama de gente con capacidad de pago. ¿temen un rebrote de inflación al hacer las alzas?.
R.B.: ese es uno de los temas para examinar, pero hay que hacerlo (subir el precio del diésel). Estamos conversando con los gremios de transporte de carga pero dejando cifras y condiciones muy claras.
Ellos hablan de que todo el parque de transporte mueve alimentos y ya demostramos que no es así. El transporte de alimentos apenas corresponde al 13 % del transporte de carga y los vehículos recorren distancias más cortas, con una particularidad: se hace en camiones de menos de 10 toneladas, no en tractomulas. Además, tiene un parque automotor que creció sin corresponder con las necesidades reales, entonces, hay sobredimensionamiento del transporte y eso conduce a que no tenga la carga suficiente.
Escudriñando en lo político
SEMANA. ¿Se acabó el remezón ministerial?
R.B.: Es una decisión del Presidente, pero él sí ha hablado de que todavía no termina.
SEMANA. Como ministro de Hacienda que debe implementar la reactivación económica ¿cómo ve la idea del Presidente de hacer una constituyente, algo que el sector privado dice que es un generador de incertidumbre y de inseguridad jurídica?
R.B.: El Presidente es el primer defensor de la Constitución del 1991, a pesar de todos los ajustes que se han hecho en estos 30 años, que han desvirtuado muchos temas. Pero la preocupación que él tiene es que no quedaron resueltos muchos problemas, y cree que es el momento de resolverlos. Por ejemplo, ¿cómo hacer para que podamos optimizar la reforma agraria?, que, además, es una pequeña reforma agraria, solo pasar 3 millones de hectáreas de tierras fértiles, para pasarlas de actividades no agrícolas hacia las agrícolas.
Y definitivamente, no está de ninguna manera interesado en la reelección. En eso sí ha sido absolutamente claro.
SEMANA. Usted le puede decir tranquilamente No al Presidente, porque algunos críticos dicen que poco lo hace, incluso cuando debería, cuando él envía mensajes que encienden al país.
R.B.: Yo puedo explicar cosas que él dice, pero él es el Presidente.