El incremento del precio de la carne bovina, que por efectos de la inflación registra un alza del 23% frente al año pasado, llevó a la Ministra de Agricultura, Cecilia López Montaño, a plantearle al gremio ganadero nacional buscar de manera conjunta, las razones que están suscitando dicha subida. La idea es frenar la carestía entre todas las partes que tienen que ver con esta cadena productiva.
La funcionaria del gobierno Petro dijo a los agremiados de Fedegan que “por el bien de la ganadería y de las posibilidades de exportación del sector cárnico y lechero, y por el bien de la población colombiana necesitamos resolver este problema”.
“No podemos permitir que en términos de seguridad alimentaria quienes quieren comer carne tengan que enfrentarse a un incremento de precios de esta naturaleza”, sostuvo.
No obstante, desde el gremio ganadero, hubo una “contrasolicitud” para que sea el Gobierno el que le ponga el “tatequieto” a los intermediarios “ociosos”, que a su juicio están afectando la cadena productiva de la carne y a su vez, están generando especulación con los precios del alimento. Advirtiendo, además, que el fenómeno de la especulación no solo se da en la carne, sino que se presenta en todos los alimentos que produce el sector agropecuario
Así mismo, José Félix Lafaurie Rivera, presidente ejecutivo de Fedegan, negó la existencia de un monopolio de la carne, al tiempo que pidió al Gobierno que ponga su atención en lo que está sucediendo en las plantas primarias para el sacrificio de ganado, y cuál es la cadena que se está siguiendo una vez se procesa el animal en estos lugares, para que finalmente llegue a la carne a los puntos de venta y distribución.
“Sucede que el novillo o la vaca los produce un ganadero, quien los transforma es la planta de sacrificio -Guadalupe en el caso de Bogotá, por ejemplo- sin embargo, hay alguien que se queda con un valor muy importante que en el fondo no agrega mayor cosa, algo de transporte porque de pronto la traen de los Llanos o del Magdalena Medio. ¿Hay derecho a que alguien se quede con la cuarta parte de la res? Aquí se debe ordenar este tema y ponerle atención a la problemática citada”, apuntó Lafaurie Rivera.
El dirigente gremial llamó también a la reflexión en torno a la cadena de producción, donde pidió a los colombianos comprender cómo es el proceso de transformación de la carne y que todos los pasos que se surten tienen unos costos, los cuales se terminan incorporando al precio final del alimento.
“Quiero dar a conocer un dato que es contundente en este tema del precio. De $100 que paga un consumidor al comprar la carne, un poco menos de $56 le llegan directamente al ganadero. Cuando el consumidor compra carne, ¿qué compra? Compra un animal que se sacrifica, se desposta, se le pone un poco de frío, se transporta y se dispone para el consumidor final. ¿Vale la pena pagar un 45 por ciento más del valor de lo que finalmente le pagaron a quien produce la carne que es el ganadero? La respuesta es no”, puntualizó.
Lo cierto es que, sean cuales sean los factores que están impactando en el precio de la carne, los colombianos continuarán viéndose afectados debido a que esta, después del pollo, es la segunda proteína más consumida en el país. De acuerdo con estudios de consumo desarrollados por la Federación Nacional de Avicultores de Colombia-Fenavi, el consumo per cápita de carne de res es de 18,6 kilos anuales, frente a los 31 kilos de pollo por persona, al año que consume un colombiano.