Las prácticas inadecuadas en el desarrollo de la agricultura y la ganadería, la deforestación, la tala indiscriminada de árboles y los incendios forestales son los principales detonantes de este fenómeno, explicó en una entrevista concedida a Dinero la profesora de la UDCA y líder de la investigación, Imelda Montañez. El 3% del territorio colombiano sufre de erosión severa, un nivel irreversible que provoca la ‘muerte’ del suelo, lamentó la experta, y detalló que el 17% del total tiene un grado moderado de afectación y el 20% ligero. Los departamentos más perjudicados por la erosión son Cesar, con el 82% de su superficie afectada, seguido por La Guajira (79 %) Magdalena (77%) y Huila (73%). Sin embargo la problemática no deja de ser grave en Antioquia, Boyacá, Casanare, Córdoba, Cundinamarca o Tolima. Montañez explicó que algunas zonas del país pueden sufrir erosión de forma natural debido a sus difíciles condiciones climáticas, pero advirtió que en la mayoría de los casos la situación se agrava por la intervención del hombre. La erosión, según la investigación realizada por la UDCA, junto al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (Ideam), genera pérdidas hasta por $25.000 millones en el país. El golpe económico se percibe en la pesca, la producción de energía eléctrica y en el suministro de agua potable para consumo o riego. Los agricultores, por su parte, ven afectada su producción y tratan de solucionar la situación con el uso “excesivo” de fertilizantes, que al final no arreglan nada pero sí les generan grandes costos adicionales. “Hay que fortalecer el conocimiento en esta materia”, sentenció Montañez, al hablar acerca de la responsabilidad que tiene la academia de formar profesionales con un alto nivel de competencias para abordar los desafíos que afrontará el mundo de cara al cambio climático. “Es importantísimo que se conozca la problemática y que se sepan cuáles son sus causas. Si no tomamos conciencia en este asunto las cosas se van a complicar”, concluyó la profesora, quien se mostró preocupada por los nuevos focos de erosión en el país. Los terrenos que ya muestran señales de deterioro están ubicados en Ipiales y Barbacoas (Nariño), San Martín y Puerto López (Meta), Orito (Putumayo), El Retorno (Guaviare) y Florencia (Caquetá). A nivel latinoamericano, la situación también es preocupante ya que el 68% del suelo presenta algún grado de erosión. Los países más afectados son Bolivia con más del 60% de sus terrenos afectados, Chile (49%), Ecuador (58%) y Perú (58%). “Para Argentina la situación es compleja, pues el 75% de su superficie tiene procesos de degradación de suelos y la erosión contribuye con el 21%”, explica la UDCA en su investigación. Y concluye que las consecuencias podrían manifestarse en estos territorios a través de la desertificación, sedimentación, pobreza, contaminación de cuerpos de agua, alteración en el ciclo hidrológico, pérdida de la biodiversidad y variabilidad climática.