Un recorte del gasto anunciado por el Gobierno, de 20 billones de pesos, que en realidad sería solo de 12, pues 8 billones no corresponden a disminución en gasto, sino al cubrimiento del déficit del Fepc (fondo de estabilización de precios de los combustibles), es lo que está en curso, pese a que la realidad es que se requiere un apretón del cinturón mayor en 2024, de 43 billones de pesos.
Esa situación avivó la preocupación de analistas y debería trasnochar al Gobierno. Así lo evidencia un informe presentado por el Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana, en el que se confirma que en 2024, el país está en aprietos para subsanar la grave situación fiscal.
En las vigencias siguientes podrían entrar alternativas como la de la reforma al Sistema General de Participaciones, para reorganizar las transferencias a las regiones y darles más autonomía; o el desmonte de los subsidios al diésel, pero mientras tanto, no se ve la luz en el túnel para este año.
El freno al gasto desmesurado de recursos públicos es urgente, ya que, en estos 5 años, ha habido un aumento en la destinación de recursos para funcionamiento, del 40 % -en términos reales- señaló Oliver Pardo, director del Observatorio Fiscal javeriano.
Gasto en funcionamiento crece más que la economía
Implica que en funcionamiento, el rubro que más plata pública requiere y que suele verse como directamente relacionado con gastos de personal y nóminas paralelas y burocráticas, se ha incrementado a un ritmo del 7 % anual, cifra que está muy por encima del crecimiento promedio de la economía.
¿Qué mal prefieren?
De esa manera, la presión en el gasto público es tal, que para 2024 habrá que hacer malabares, y todas las alternativas son complejas, por lo cual, será necesario escoger la menos peor: recortar la inversión en medio de una amplia necesidad de incrementarla, para que se reactive la economía; hacer una reforma tributaria dura y pura, mientras los colombianos que son contribuyentes sienten que ya no dan más con el pago de impuestos, o incumplir la ley de Regla Fiscal, que es la que le pone límite al gasto desbordado de los recursos públicos, para que el país no incurra en un déficit que puede ser contraproducente, por ejemplo, a la hora de adquirir créditos externos (se suben más los intereses porque se considera que se puede incurrir en riesgo de impago).
¿Por qué se gasta tanto?
El estudio parte de la premisa según la cual, el gasto de funcionamiento le está metiendo mucha presión al Presupuesto. El problema es que no hay mucho margen de maniobra.
El informe del Observatorio desagregó los 87,5 billones de pesos que, en plata blanca, representa el aumento en el gasto. Así las cosas, del total, 72,1 billones son para transferencias corrientes (se hacen a las regiones, o a entidades del orden nacional, como por ejemplo Colpensiones, para pagar las pensiones, o incluso a fundaciones privadas). Otros 12 billones se van en gastos de personal, y 3,4 billones en otras cuentas.
Los recortes que son viables
Recortar no es para nada fácil, pues, como han mencionado distintos escenarios, se trata de gastos inflexibles, que para cambiarlos, requerirían de leyes y a veces de actos legislativos para reformar la Constitución.
Del incremento en los gastos, casi 19 billones corresponden al Fepc, un problema fiscal de vieja data que debe seguir solucionándose.
Curiosamente, en el aumento del gasto el SGP no es el que más presiona. Solo corresponde 14 billones. “Tenía la expectativa de que lo que más justifica el aumento era este gasto”, dijo Pardo.
Y especial atención merece el tema de la Salud, que aporta otros 14 billones al incremento en el gasto y, según Pardo, “es un tema que requiere de mucha reflexión”.
Finalmente, otros 13 billones son prestaciones sociales (servicios de salud para regímenes especiales, pero más que todo, se concentra en pensiones).
Soluciones a corto plazo no hay
Para acotar el crecimiento en el gasto del sistema general de participaciones las maniobras posibles no son a corto plazo, advirtió el Observatorio Fiscal. “Hay que acelerar el desmonte al subsidio al diésel, pero hay que tener en cuenta que cualquier desmonte en este sentido alivia presiones para 2025, no para 2024, porque hay un año de rezago”, dijo Pardo.
De hecho, recordó que, “cuando salió el decreto de recorte del gasto en 20 billones de pesos, había 8 billones que en realidad no eran parte de esa estrategia, pues cubrían era el déficit del Fepc”, aseguró.
Y frente al Sistema General de Participaciones, si bien hay algunos caminos para reducir este gasto, como disminuir la duplicidad de funciones entre la Nación y los entes territoriales; además de darles más autonomía a las regiones, es un camino sumamente difícil, manifestó el director del Observatorio, ya que requiere de un proyecto de Acto Legislativo.
En otras palabras, la cosa está bien difícil para enderezar las cuentas públicas.