Con los precios de los alimentos, una cosa es la estadística y otra muy distinta es la percepción de la gente. Pero, resulta que esa última puede ser la que mueva a los hogares a tomar la decisión de acercarse o no a los puntos de distribución de artículos de la canasta familiar, a comprar productos, principalmente, para llevar a la mesa.

En abril, como ya lo dijo el Dane, la inflación total se ubicó en 7,16 %, muy lejos de la cifra que se tenía en el mismo mes del año pasado, cuando apenas empezaban a bajar los precios (estaba en 12,82 %); pero la percepción de que todo sigue caro continúa haciendo presencia.

La senda reduccionista de ese indicador que preocupa a los gobernantes y a los rectores de la política monetaria, porque frena el consumo, sigue su curso, pero hay componentes del gasto que, en vez de bajar, se incrementaron, como es el caso de los alimentos, que tuvieron un incremento de 1,26 %, pasando así de 1,7 a 3 %.

Los analistas han señalado que ese incremento se debe a dos cosas, una, al efecto estadístico de la comparación con el mismo mes del año anterior, cuando la canasta registraba una disminución relevante, y otra, la escalada que tuvieron ahora productos como la fruta fresca, la papa y el tomate.

La encuesta

Con esas cifras sobre la mesa, hay que señalar que la firma LookApp realizó una encuesta de percepción sobre los precios que tienen los hogares colombianos.

Dentro de los productos que más perciben como baratos los hogares, está la papa, y justamente es uno de los productos que evidencia la distancia que hay entre la percepción y la estadística. De igual manera, los huevos y el plátano están entre lo que más llevan las familias en sus carros de mercado, no solo porque son indispensables en la gastronomía, sino porque sienten que realmente se han abaratado.

Los productos que los colombianos ven como indispensables en la canasta familiar que llevan a sus hogares. | Foto: Encuesta de percepción de precios

Casi todos dicen que hay más carestía

Aunque la inflación continúa bajando, el 84 % de los encuestados, es decir, 8 de cada 10, considera que los productos de la canasta familiar han aumentado de precio.

Parte de esa situación se debe a que la gente se trasladó a los supermercados a comprar, debido a las lluvias que alejan a los compradores de las tiendas, según un análisis realizado recientemente por Camilo Herrera, director de la firma Raddar.

Cambiaron hábitos

Cualquiera que sea la razón, la realidad es que la preocupación por los precios está latente entre los colombianos. Tanto así que, 7 de cada 10 (el 75 %), manifestó en la encuesta que ha cambiado sus hábitos de consumo, porque no pueden con los costos.

Lo nutricional no es lo que más pesa

Es así como, ahora ponen a la cabeza el precio del producto (75 %), mientras que un 52 % dijo fijarse en la calidad y solo el 27 % puede pensar en los componentes nutricionales de lo que adquieren.

Carne de res | Foto: Andrew Unangst

¿Qué es lo más caro?

En el estudio, los participantes revelaron que perciben la carne de res como uno de los productos alimenticios que más han aumentado de precio (49 % marcó esta opción).

Entre tanto, un 41 % dijo que el pollo estaba incomprable, y en la misma proporción marcaron los lácteos como productos inalcanzables.

En busca de hacer alcanzar la plata, han migrado a consumir más huevos (39 %); más papa (33 %) y más plátano (24%), alimentos que perciben como más accesibles, según sus ingresos.

Se explora la influencia que tiene la acción de separar los plátanos en racimos sobre la velocidad de maduración, permitiendo un control más preciso. | Foto: Roberto A Sanchez

Ahora la plata alcanza menos

La encuesta de percepción de precios e inflación revela también que los colombianos ven que su poder adquisitivo está en franco deterioro, pese a los incrementos aplicados en el salario mínimo y en otros sueldos, según decisiones de las empresas.

Para el 49 % de los encuestados “su poder adquisitivo ha empeorado en lo que va del año, mientras que solo el 25 % considera que ha mejorado. En términos de la percepción del salario mínimo, el 62 % de los encuestados cree que su aumento no ha mejorado sus condiciones de vida, subrayando una desconexión entre los incrementos salariales y el costo de vida”, dice el estudio.

Camilo Herrera, de la firma Raddar, que se enfoca en estudios sobre consumo, pone sobre el tapete la importancia de lo micro, pues, en general, los economistas se fijan en la macroeconomía, pero, “la diferencia entre la forma de pensar de muchos economistas y las mamás es enorme”, concluye.