El anuncio del presidente, Gustavo Petro, de una nueva reforma tributaria causó una nueva controversia en el país ante el aumento de impuestos y renta para los colombianos, con los que la Administración buscaría llevar al Congreso para su aprobación en la próxima legislatura.
El país no ha terminado de adaptarse a la más reciente reforma, que entró en vigencia en 2022, y ya la propuesta de una nueva ha dejado un sinsabor e innumerables críticas entre varios sectores.
El mandatario propuso a los empresarios, pocos días antes de cerrar el 2023, realizar una reforma tributaria que permita elevar la actividad productiva del país.
“Invito al empresariado a discutir la posibilidad de reformar la Reforma Tributaria, es el momento de ver sus impactos y verla de cara a la producción; la Reforma ha sido radicalmente transformada, pero de cara a elevar la actividad productiva del país necesita ser reexaminada”, comentó en un evento el primer mandatario.
Ante este anuncio, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, señaló que esta nueva tributaria no es para aumentar los ingresos, sino para corregir un punto de la que dejó establecida por el entonces ministro, José Antonio Ocampo.
“La reforma que estamos hablando es para corregir un defecto de la del 2022. En el 2022 quedaron ajustadas las tarifas, los beneficios y las exenciones para el régimen de personas naturales. Eso no lo vamos a tocar, pero no quedó la segunda parte, que era garantizar una senda de descenso de la tarifa de la tasa nominal en el impuesto renta corporativo”, dijo Bonilla.
Ante el impacto que puede generar una nueva reforma tributaria que ha sido criticada por varios exministros de Hacienda, como por ejemplo Juan Camilo Restrepo, quien aseguró a través de una publicación en su cuenta de X, que el ministro Bonilla habría creado una pequeña comisión al interior del ministerio para preparar la que sería la próxima reforma tributaria.
El exministro asegura que con la nueva reforma tributaria se buscaría un efecto fiscal neutro, al bajar el impuesto de renta a las sociedades y aumentarlo, de manera equivalente y en términos de recaudo, a las personas naturales que ganen más de 10 salarios mínimos.
“Las personas naturales con este nivel de ingresos son pocas y, por tanto, la elevación de sus tarifas tendrá que ser enorme para compensar la rebaja de las tasas marginales del 35 % al 30 % en que se está pensando para las sociedades”, comentó.
A esto se unió el también exministro de la cartera, Juan Carlos Echeverry, quien en una columna en el diario El País de España indicó que “¿A quién se le ocurre que un país que está pagando dos reformas tributarias consecutivas, aprobadas en 2021 y 2022, lo que necesita para reactivarse es otra tributaria?”.
Y manifestó su preocupación por lo que esto puede significar en los bolsillos de los profesionales que devengan más de 10 millones de pesos por mes: “les subirían los impuestos en 45 %, sería recesiva y ahuyentaría profesionales”.
También indicó que “la tributaria fue ideada a medias, inspirada en volver inviable a la industria petrolera y minera en Colombia, afectar a los bancos, que hoy sufren un incremento histórico en los niveles de reestructuración de deuda, a los profesionales y trabajadores”.
Y es que según Echeverry hubo advertencias sobre la actual reforma: “como muchos advertimos, no iba a aguantar el escrutinio de la Corte Constitucional; por lo cual ahora piden otra, que llevaría a pérdida de talento y capitales”.
En su columna para el diario español también señaló que la ironía de Petro fue volverse presidenciable “incitando a las protestas de 2021 contra la reforma tributaria de Alberto Carrasquilla, que bajaba impuestos a las empresas y los subía a las familias; y, ya presidente, querer hacer lo que antes consideraba inadmisible”.
El efecto negativo que ve Echeverri, de esa reforma que buscan proponer, es que “en 2024 el recaudo tributario se va a resentir porque en 2023 se esfumaron las utilidades de las empresas. Ante tanta incertidumbre, los empresarios se asustaron y decidieron parar sus inversiones”,